capitulo 3: exilió

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A la mañana siguiente desperté, el vulgar sirviente otra vez abrió la puerta sin preguntar.  

          -Señorito, su padre lo llama inmediatamente-, me dijo en un tono frio y molesto, sus ojos irradiaban ira y cierta satisfacción hacia mi. Me levanté casi de inmediato y noté la falta de aquella mujer, era raro que un espía se rindiera al primer día, pero supuse que era incluso beneficioso para mi.
Como siempre le dije al sirviente que se fuera, que iría en un minuto, pero esta vez aquel idiota solo sonrió diciendo que era urgente y se fue con esa vulgar sonrisa en el rostro. En serio me tenía harto, pero al menos sabía lavar la ropa mejor que nadie, era imprescindible tenerlo de mi lado.

Una vez levantado me puse algo de ropa, por alguna razón el guardarropa de mis aposentos estaba casi vacío, no recordaba que hoy fuera día de lavar la ropa, pero daba igual. Me puse una gabardina, una camisa y un pantalón a juego, los elegantes zapatos de siempre y por pura precaución, un cuchillo debajo de la gabardina en caso de un asesino de ultimo minuto.
Saliendo del cuarto no había nadie alrededor, de hecho era bastante común este escenario como ya había mencionado, pero no se escuchaba ni a mi tutor en la biblioteca ni a los soldados en el cercano campo de entrenamiento. A su vez, no me sentía observado por nadie, extrañamente no me pareció nada reconfortante.
Las pisadas de mis zapatos resonaban en eco por los pasillos del castillo, no había meseros en las cocinas y no había sirvientas limpiando los alrededores, cada vez todo se tornaba más y más extraño, al abrir los aposentos del rey no había nadie, mi padre no me estaba esperando ahí… Solo quedaba un lugar entonces, la sala del trono donde se dan los anuncios oficiales.
Tragué saliva y aprete los dientes, cambiando mi ruta hacia la sala del trono, entre más me acercaba más se escuchaban los susurros de todos, podía distinguir algunas voces como la de mi tutor y algunos sirvientes o soldados cercanos. Al poco tiempo me encontraba parado frente a la puerta, aprete los puños y puse mi mejor cara, tocando un par de veces y esperando a que los guardias nos abrieran la puerta.
Los guardias abrieron la puerta y efectivamente, ahí se encontraban todos los sirvientes y tutores de la mansión a los lados. En el fondo un par de tronos, en uno estaba sentado mi padre y en el otro mi asquerosa madrastra, sin embargo había alguien más, podía ver su sombra saliendo del trono de la “Reina”. Por más que quisiera decir algo solo eran sospechas y podría solo empeorar la situación, así que solo caminé por la larga alfombra mientras todos los sirvientes se iban callando.
Al fin frente al rey, elevé mi mirada hacia el y solo podía ver repulsión y asco en su rostro, aquella persona que me trataba y mimaba como a un inocente cachorro, ahora me veía como si se tratara de una vulgar bestia inmunda.

-Digame, ¿Por que me llamó, su alteza?- Dije en un tono tranquilo, a lo cual no me esperaba una respuesta tan grave.

-¡Indigno!, Te eh tratado bien toda tu vida y te lo eh dado todo, ¡cómo te atreves a traicionar a tu propia gente!- Dijo mi padre con una furia absoluta, sacó de su gabardina real tres papeles en formas cuadradas, los cuales me lanzó para que cayeran en el suelo frente mio.
Bajé la mirada y era apenas creíble, ¡era la ultima tecnología con la cual se podían guardar momentos para siempre! Pero eso jugaba muy en contra mía, al arodillarme a ver las tres imágenes eran lo peor que pudiera ver. En una se veía como pateaba a mi consorte al peñasco, en otra se veía como me reunía con mis compañeros y en otra se veía mi figura difusa apuñalando un cadáver en el suelo. Era imposible negar que era yo en cada una de las tres fotos.

-¡Pero padre, esto debe ser una clase de brujería, yo jamás haría nada de esto!- Era obvio que si lo había hecho, pero solo unos pocos conocían la existencia de esta tecnología así que quizás ese recurso me salvaría, o al menos eso creí hasta escuchar a mi padre otra vez.

-¿Tu nos crees idiotas? Con esta tecnología hemos registrado tres crímenes imperdonables, el asesinato de tu propia consorte, reuniones con la mafia que secuestra y vende a nuestras jóvenes y por último, el asesinato de tu guardia personal y amigo de la infancia- Todo eso me dijo sin dejarme siquiera abrir la boca, la verdad era innegable pero incluso por todo eso podía llegar a librarme. Pero fue entonces cuando una perra maldita salió de detrás del trono de la Reina.
¡Se trataba de la espía de la noche anterior! Arrastró mi cofre de detrás de mi madrastra y lo puso entre ambos reyes, entonces lo abrió lentamente con la llave que estúpidamente dejé descuidada en mis aposentos al dormir.

꧁ 𝐄𝐥 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐨 𝐃𝐞 𝐋𝐚 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐚 𝐀𝐥𝐞𝐬𝐬𝐚 ꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora