CAPITULO 7

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Fuera, la lluvia había disminuido, el cielo seguía negro, los hombres seguían ayudando a una violeta que se sentía desarbolada, no podía acudir a todos, los gritos se le clavaban en el alma.

- Mwasi... separar bien de mal, en el pozo hay una mujer mal, muy mal, quedan dos niños yo creer que es frío tapar

- Nsona tienes que estar con tus hijos

- Todos somos hijos hoy...

- Gracias – sus ojos se llenaron de lágrimas, eran esas palabras las que le daban aliento en los peores momentos, juntas fueron a ver a la mujer, realmente estaba mal - ¿Me oyes?, dile todo lo que te diga Nsona

- Si mwasi

- ¿Pregúntale dónde le duele?, no le veo herida – la iba reconociendo

- Dice que no sentir nada...

- Está bien... – le tocó el pulso - Lo tiene muy débil...

- Dice que bala dar en su hijo y no sentir

- Vale, está en shock... quédate con ella – se levantó y miró alrededor, los hombres habían sacado los focos que de vez en cuando debían utilizar, allí con aquella luz artificial el panorama era desolador - Hijos de puta... malditos hijos de puta...

- Violeta – la asustó Chiara al llegar

- ¿Qué? – la miró con el dolor grabado en sus pupilas

- Dicen que falta una mujer... que venía muy mal a punto de dar a luz – le dijo apurada, pero con decisión le preguntó - ¿Vamos?

- ¿Están todos controlados?

- Sí – resopló porque se sentía abatida

- ¿El hombre?

- Muy mal... pero...

- Vamos...

Juntas salieron del poblado, violet cogió una linterna, sabía que aquello que estaba haciendo era una imprudencia y más llevarse a la enfermera, por eso se detuvo, girándose y le dijo.

- Quédate

- ¿Por qué? – la miró seria

- No podemos salir Chiara... menos las dos...

- No voy a dejar que vayas sola... ¿y si hay alguien?

- Por eso mismo... debo ir sola, si no he vuelto en... no sé... cinco minutos lo dices

- Vale pues que te acompañe alguien

- No... quédate aquí, no te muevas – le dijo seria

- Ve con cuidado

La vio partir con la luz de la linterna apagada, de repente notó que el miedo se apoderaba de ella, ¿y si le pasaba algo?, no podía dejarla, no podía poner en riesgo su vida, si le pasara algo no se lo perdonaría, quizá debió avisar a Vilches y no a esa cabeza loca, que sabía iría a buscar a la mujer. Los años en la selva, habían agudizado los sentidos de Violeta en la noche andaba despacio, atenta a cualquier sonido, a cualquier voz que pudiera resonar en la oscuridad y podía salvarla o no del peligro, un pie tras otro delicado, suave, como si se desplazara descalza, sin embargo, de repente algo sonó por su espalda y sin mediar palabra se giró propinándole un golpe con la linterna, entonces supo que le había dado de pleno en la cabeza.

- ¡Auuuuuuu!

- Joder... ¡pero no te he dicho que...! – de pronto el llanto de un bebé les llamó la atención

- ¿Lo oyes? – decía mientras se frotaba la cabeza, el chichón que iba a salirle iba a ser importante

- Sí... por aquí – las bocas de ambas estaban secas, las gargantas parecían parte del desierto de África, los nervios atenazaban las manos, los músculos - Por aquí Chiara

Aventuras en la selva - KIVIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora