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Advertencia! Historia creada con intensión de entretener, sucesos cambiados para facilitar el transcurso de la misma.
La Fórmula 1 dejó de ser solo para alfas hace mucho tiempo. Hoy en día, varios omegas forman parte de la parrilla.
Max es el mejor, el piloto perfecto a pesar de ser un omega. Cualquiera que lo viera pensaría que era un beta. Desde que entró en las carreras, se acostumbró a ser criticado constantemente por su apariencia. Todos los días podía leer comentarios de personas metiéndose con su aspecto, ya que Max no encajaba en los estándares de los omegas: su rostro no era delicado, su piel no era tan suave, sus caderas no eran muy pronunciadas y su cintura no era pequeña.
Se había acostumbrado a vivir con esos comentarios. La gente decía que ningún alfa se fijaría en él. Max no quería prestar atención a esas cosas, pero con el paso de los años se dio cuenta de que ningún alfa se fijaba en él. Veía a los demás omegas de la parrilla hablar animadamente sobre pretendientes o sus alfas, y él escuchaba todo desde lejos, sin participar en la conversación.
Esta era otra situación. Max no mantenía una buena relación con sus compañeros; constantemente era dejado de lado en los planes, muchas veces ignorado, y en algunas ocasiones los escuchaba hablar mal de él. De nuevo, se acostumbró a estar solo. Lo que en el podio eran risas, abrazos y felicitaciones no era más que un teatro, donde después era completamente ignorado. Intentaba establecer una relación amistosa con su ingeniero y otros trabajadores de su escudería, pero era lo mismo.
La única vez que se sintió escuchado y querido fue cuando tuvo a Daniel como compañero. El alfa era muy carismático y siempre lograba sacarle sonrisas a Max, quien inevitablemente se enamoró del piloto australiano. No había día en que no se imaginara con la marca del alfa, durmiendo juntos y haciendo cosas de pareja, hasta que aquel día escuchó algo que prefería no haber escuchado.
Max se encontraba saliendo de su "drivers room"; la carrera había terminado hace algunas horas, pero Max se había quedado dormido por el cansancio, así que no debía haber mucha gente. Cerraba la puerta cuando escuchó la voz de Daniel, y una sonrisa se dibujó en su rostro. Se apresuró un poco para ir hacia donde estaba el alfa, hasta que lo escuchó decir...
"¿Max? Nunca estaría con un omega como él. Simplemente estoy aprovechando que se siente atraído por mí para asegurar mi puesto en Red Bull."
Sintió las lágrimas bajando por sus ojos. Se sentía utilizado, su corazón dolía y su lobo lloraba. A paso rápido, cambió de rumbo, buscando salir de allí lo antes posible. Desde ese día, Max dejó de ser cercano a Daniel, evitando cualquier contacto con él. Fue un alivio para el omega cuando el alfa no fue renovado.
