Prólogo.

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En un planeta lejano, el único habitable, una nueva raza resurgía se hicieron llamar Humanos. Todos habitábamos en el mismo mundo, los mounstros y los humanos; pero, los Dioses tenían otro destino para los humanos. Los humanos fueron, son y serán siempre una creación por accidente, el resultado del choque de poderes entre dos Dioses que viajaron por un agujero negro y que fue interceptado por el Planeta Azul o Planeta Tierra. Los Dioses decidieron que debían ser destruidos y al ver su conducta supieron que solo era cuestión de tiempo para que ellos mismos se autodestruyeran.

Luego de muchos años los Dioses crearon una tierra de sombríos colores, estruendosos sonidos, y tenue luz, llamada Tierra de Noria, o como lo llamaban los Dioses; "La tierra de los Mounstros". Deshabitada al principio pero como todo lo demás tenía un propósito. A todos los "Mounstros" nos sacaron del Planeta Azul, para llevarnos a ese nuevo mundo.

Pasaron millones de años, para nosotros eran como días. El ser humano había innovado, había cambiado, eran seres en constante cambio. Tal como los Dioses lo predijeron, cada día y a cada segundo, poco a poco la humanidad moría. Mientras en la Tierra de Noria los Dwores, Quinos, Faunos, Hombres Lobo (Perlobes), Vampiros y Ninfas servidoras vivían en paz, en ese entonces los vampiros se alimentaban del néctar de una flor especial, una sustancia muy parecida a la sangre, los Dioses eran muy exactos con todos para mantener la paz entre nosotros. Hasta que sucedió...

Un día como cualquier otro La Ninfa Lunar, vigilante del Planeta Azul, estaba harta del lento proceso de la humanidad.

-Los Humanos han tardado demasiado, mientras ellos disfrutan del bello Planeta Azul, nuestras razas, nuestros propios hijos y hermanos, están apresados en la sombría Tierra de Noria. -dijo ante todo el consejo de Dioses, decidida a hacerlos cambiar de parecer sobre la humanidad-

-Lo sabemos, Ninfa Lunar. -dijo Piphan algo molesto por la poca fe que ahora tenía aquella Ninfa- Pero hemos dejado en claro el futuro de esa raza, sólo debes darles tiempo.

-Cosas así no suceden de un milenio para otro. -dijo Zaphira con la paz y sabiduría que tanto la identificaba- Debes confíar en que lo que estamos haciendo tiene una razón, Ninfa Lunar.

-No, no puedo comprender. -dijo la Ninfa en un absoluto estado de negación- y si ustedes no se deshacen de ellos yo lo haré.

Salió de ahí planeando una manera de destruir a la raza humana. Los Dioses decidieron no hacer nada, creían que ella no se atrevería a hacer nada desafiándolos, al menos eso creían ellos. La Ninfa Lunar tomó una pequeña estrella de su vientre, tomó un poco de cada especie de Mounstro existente, incluyendo los humanos, los colocó en el centro de la fría estrella. Pronunció "Tú, hija mía, serás la destrucción de los Humanos, nos otorgarás el Planeta Azul de vuelta. Y serás mi ayudante. Y me servirás eternamente, tendrás la belleza más pura y tenue que se haya creado. Tú, Liané." Ahí entro yo.

Nombre: Aqua Liané.

Raza: Variedad.

Y así nace la pesadilla de ésta humanidad, la mirada de la perdición, nace la Abominación.

La AbominaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora