Uno [Culpable]

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|Steve|

26 de agosto
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Olvidar es... Complicado.

Mucho más cuando es algo querido, adorado, deseado y soñado.
Olvidar es lo que todos hemos deseado en algún momento de nuestras vidas, ya sea un mal momento o una mala decisión, entre muchas otras cosas más.

Mi manera de olvidar no era la más correcta, mucho menos la más sana, debido a los múltiples malos hábitos que habían empezado a formar parte de mi vida. Hábitos que poco a poco me llevaban al borde de una locura sin escapatoria; al final de mis días. Todas las noches eran martirios para mi debilitado corazón en busca de consuelo, siempre era lo mismo. Afortunados aquellos que tienen la capacidad de olvidar y sanar con el paso del tiempo; desgraciados sean los individuos, como mi persona, que se aferran al recuerdo de algo que los hizo sentir plenos en el principio, y que al final los hizo caer de gran altura, dándoles un duro golpe de realidad.

"Nada es perfecto" solían recordarme para intentar aliviar mis penas con sus palabras de apoyo y empatía, pero no eran suficientes. Cometí un error, cinco errores, diez errores...

Y luego dejé de contarlos, pues se volvieron interminables.

"No tienes la culpa" Sí, si la tuve. La tuve por no apreciar los momentos felices que había pasado, por ver lo negativo. O al menos eso pensaba con anterioridad.

No tuve la culpa en decirte lo que siento, ¿acaso es malo decir que me sentí incómodo, inseguro o lleno de tristeza? Solo me hacías ver lo malo en mi interior, y poco a poco tu egocentrismo me fue consumiendo, transformándome en un animal sumiso ante tus órdenes. No tuve la culpa al recibir menos de lo que esperaba, ¿siquiera alguna vez me tuviste aunque sea empatía? Nunca te ofrecí más de lo que te podía dar, pues para mí, una acción era más valiosa que mil palabras. No tuve la culpa al enamorarme de usted, tú la tuviste al solo quererme en lo carnal y pensar que eso era amor.

Tal vez solo debí quererme un poco más, y poner límites a lo nuestro. Eras mi luz y mi consuelo por un par de días, mi lugar seguro a donde acudir. Pero luego te tornabas en mi sufrimiento, mi llanto desconsolado y el agujero sin fondo en el que me hacías caer infinidad de veces, haciéndome creer que era por voluntad propia.

Te mentí. Sí, si me afecta; sí, si me duele; sí, si me haces daño; sí, yo aún te sigo amando...

No me arrepiento de haberte conocido, pero me arrepiento de haberte amado más que a mí mismo.

Suspiré agotado, mis pensamientos nublaban mi cordura y parecía haberme perdido en un laberinto sin salida. "Odio esto" pensé en mis adentros. Tomé otro trago profundo del caliente líquido amargo que se encontraba en mi taza, reposando en una pequeña mesa de una no muy concurrida cafetería. Mis fosas nasales absorbieron el fuerte aroma a café que desprendía el humo de la bebida, embriagándome con su olor tan adictivo.

-¿Qué es "amor"?- Dije en un susurro para mi persona. Mi mirada se perdía sin un punto fijo hacia donde mirar y solo agaché la cabeza.

Tomé otro sorbo, llevándome un gran susto al sentir como una mano reposaba en mi hombro izquierdo.

-El verdadero amor no es otra cosa que el deseo inevitable de ayudar al otro para que sea quien es- dijo él con una expresión tranquila.

Tomó asiento al costado mío, con intenciones de platicar un rato.

- Amado Mío - [CapSteve]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora