¿Has soñado con alguien que no conoces, y al despertar te da un vacío al ver que nada de lo que has soñado es real? Desde que soy adolescente he soñado con la misma chica, una chica alta, de pelo negro y ojos color miel. Me sentía muy rara al querer contar mis sueños con ella, pues temía que me vieran como una loca al decirles que me enamoré de la chica de mis sueños (literalmente). Gracias a eso, mis expectativas en una relación eran muy altas.
—Sol, ¿irás al cumpleaños de Joel?
Mi amiga Luisa, que es todo lo contrario a mí, quería ir al cumpleaños de un chico de otra facultad porque le terminó gustando. Pero conociendo la clase de fiesta que hace esa gente... Solo de pensarlo me da estrés, demasiado ruido para mi gusto.
—Solo estaremos un ratito, ¡por favor!
Terminé asintiendo con la cabeza, aunque realmente no quería ir, pero si negaba iría sola y eso no me gusta.
***
Al caer la noche, Luisa fue a mi casa para buscarme algo que ponerme, ya que dice que desperdicio mi atractivo con la ropa que utilizo.
—Es muy difícil buscar algo lindo en este clóset.
—Gracias...
—Sabes que es en plan broma, pero desperdicias mucha carne con esa ropa tan holgada; nadie sabrá de esas curvas que te cargas.
—Estás diciendo cosas que diría un pervertido.
—¡Esto es perfecto!
—No utilizaré eso, es muy revelador.
Luego de negarme en varias ocasiones, aquella chica me convenció, pero ese vestido en una noche fría... no es una buena opción.
Al estar en la fiesta, traté de alejarme para que pudiera hablar con el chico. No pareciera tímida con todo lo que hace conmigo, pero solo es así conmigo. Con el resto de las personas es bastante tímida, y si me mantenía con ella sería peor, porque trataría que yo hiciera todo y no terminaría en nada. Había muchas personas tomando por todas partes y también fumando, así que decidí ir a sentarme a las escaleras. El chico dijo que nadie podía ir al segundo piso, y por ende no estaba permitido estar ahí, hasta que...
Una chica alta, de pelo negro y ojos color miel bajó del segundo piso. ¡Era exactamente la chica con la que soñé! ¡Es ella! Mi corazón comenzó a latir extremadamente rápido, pero ella abrió la puerta de las escaleras y salió, ni siquiera me vio. Me quedé un rato más ahí sentada, hasta que alguien abrió la puerta: era ella otra vez. En sus manos tenía una funda de papas junto a dos cervezas, se sentó a mi lado y me miró.
—Tu cara me suena, ¿nos conocemos? —Su voz era extremadamente dulce. Luego me ofreció la segunda cerveza, no sin antes abrirla por mí. Realmente no recuerdo de lo que hablamos, pero de un rato a otro ambas nos estábamos besando en las escaleras, hasta que sonó mi teléfono. Era Luisa.
—Sol, ¡vámonos! —Luisa estaba con el corazón roto, ya que al parecer aquel chico tenía novia. Nos fuimos a mi casa porque ella estaba tomada y los dormitorios de la universidad probablemente ya estaban cerrados.
—No lo entiendes, Sol, él era como el chico de mis sueños...
Si supiera que yo realmente encontré a la chica de mis sueños, pero no sé ni su nombre.
—Sol, ¿alguna vez has amado tanto a alguien que tan solo amarlo duele?
—Ya es hora de dormir.
—Nunca te he visto con alguien antes, ¿nunca has tenido novio?
—No, no he tenido, pero ya es hora de que descanses.
—O sea, ¿tampoco has besado a alguien?
Mis mejillas empezaron a calentarse y ponerse rojas por el recuerdo de las escaleras.
—¡Carajo, sí lo has hecho! ¿Y sin ser nada? Pensé que serías de las típicas personas que no le daría ni la mano a alguien hasta el casamiento.
Le terminé tirando una almohada en la cara para que se callara. Luego de unos veinte minutos ya estaba completamente dormida, pero me puse a ver fotos de la fiesta para ver si estaba la chica y si la habían etiquetado, pero nada... Es como si aquella chica realmente solo existiera en mi mente.