Han Jisung, un omega con un delicado aroma a lirios y frambuesas, está harto del constante acoso de alfas que no lo dejan en paz. Decidido a poner fin a esto, busca una pareja que lo proteja de tanta atención no deseada.
En medio de su búsqueda, con...
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En el campus de una de las mejores universidades de la bulliciosa ciudad de Seúl, el sol de la mañana se extendía majestuoso sobre los imponentes edificios académicos. El verano acababa de hacer su llegada. El sol comenzaba a calentar, y el ambiente estaba a nada de tornarse húmedo.
Los estudiantes, por su parte, se movían apresurados de un edificio a otro, cada uno inmerso en su propio mundo, intentando llegar temprano a su siguiente clase. El murmullo de las conversaciones y el sonido de los pasos resonaban en el aire, creando un ambiente que ya todos encontraban familiar.
Han Jisung, con su cabello castaño y vestimenta impecable, se mezclaba entre la multitud como lo hacía a diario. Sin embargo, muy a su pesar, eran pocas las veces en las que podía pasar desapercibido. Ser un omega en un entorno predominantemente alfa era un desafío constante.
Jisung había aprendido a convivir con las miradas curiosas y los comentarios susurrados, pero eso no hacía que fuera más fácil de sobrellevar. Cada vez que pasaba cerca de un grupo de alfas, podía sentir cómo sus feromonas se mezclaban en el aire, una mezcla que le provocaba una ligera picazón en la piel.
Venía de una familia de alfas, sabía cómo comportarse alrededor de ellos. Ese era uno de los motivos por los que era muy difícil que llegara a doblegarse ante sus feromonas, pero, a pesar de sus esfuerzos por integrarse y mantener un perfil bajo, su estatus como omega y su destacada posición académica lo hacían un blanco constante.
Aunque el sol brillara sobre él, la nube de incomodidad lo seguía a cada paso. Cada día podía sentir las miradas inquisitivas y los murmullos a sus espaldas.
Su destacado desempeño académico, en un entorno en el que los alfas eran la mayoría, era interpretado con escepticismo. Jisung estaba en el sistema con uno de los mejores promedios en su carrera, entre muy pocos omegas y demasiados alfas y betas.
Se había acostumbrado a los halagos de algunos y a los ojos envidiosos de otros, pero nunca al acoso.
Mientras caminaba hacia su próxima clase, los murmullos comenzaron. Eran como un zumbido, uno que tenía muy cerca de su oído.
"¿Ese no es el hijo menor de los Han?" se escuchó entre las pocas personas en el pasillo. "Dicen que sus padres pagan por sus calificaciones", otro comentario a lo lejos. "Oí que sus padres tienen comprado al rector", se oyó un tercero. "Es el favorito de los profesores, ¿qué esperabas?" se escuchó finalmente, en un tono despectivo.
Jisung apretó la mandíbula, intentando ignorar los comentarios, sin poder evitar que sus manos temblaran ligeramente. A pesar de su determinación, cada palabra, cada murmullo, era una punzada en su orgullo y paciencia. Pero no debía pensar en ello, prefería concentrarse en el sonido de sus pasos sobre el bonito suelo blanco y en el todavía reconfortante calor del sol en su piel.
