CAPÍTULO 106 Los Ángeles y luces nocturnas

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La semana treinta y uno de embarazo de Taylor había iniciado, y con eso, la falta de sueño por el insomnio que le estaba dando últimamente a la cantante, la pareja, junto con sus hijos habían llegado de nuevo a la casa de Beverly Hills de Swift, ya era habitual que se hallaran en esa estancia, sobre todo para los mellizos, quienes ya lo sentían como una segunda casa, la consulta médica esta vez sería por la tarde, tendrían que llevar a los niños con ellos para no perturbar la agenda de nadie.

Evie y Charles se mostraban emocionados de salir, su corta vida en lo que va del año la han pasado viajando bastante seguido, afortunadamente ellos se han acoplado bastante bien, al llegar a la clínica en la que se han estado atendiendo por el embarazo, Travis estacionó el auto con todo el cuidado que requiere, el equipo de seguridad esta vez los seguía, con Taylor a tales semanas de gestación al jugador le daba miedo que alguna situación extraña sucediera, aparcando el auto los mellizos hablaron.

—¿Qué es eso? — Evie preguntó.

—¿Qué es qué? — Travis le preguntó de vuelta.

—Eso— señalaba.

—No entiendo nena— Kelce se quitó el cinturón de seguridad.

—Eso— volvió a decir, desesperada porque nadie le entendía lo que quería decir.

—Lo siento nena, no entendemos— Taylor le dijo.

Evie frunció el ceño.

Antes de que Taylor pudiera abrir la puerta, se dio cuenta de una enorme araña que se encontraba postrada en su telaraña debajo del árbol en el que a Travis se le ocurrió estacionarse, así que, sin poder evitarlo, la rubia pegó un gritó enorme.

—¡AHHHH! — se tapó la cara.

—Hey, ¿Qué pasa? — Travis se asustó.

—No voy a salir—

—¿No?, Taylor, ¿Qué pasa? —

—Una araña— pudo decir.

—¿Una araña? — se rio.

—Travis, no te rías, sí, una araña, yo no voy a salir si esa cosa está ahí, así que será mejor que muevas el auto a otro lado porque no abriré la puerta— dijo firme.

—¿En serio? — no dejaba de reír.

—Estoy hablando completamente en serio, Travis Michael, mueve el auto— ella no se iba a bajar.

—Ok, ok— dijo riendo, encendiendo el auto de nuevo, le daba risa como es que su esposa simplemente le heredo todos esos modos a Evie, porque cuando su pequeña hija se montaba en su drama, nadie la podía sacar de ahí, así que tuvo que aparcar el coche en otro sitio.

Taylor reaccionó y se sentía apenada por lo que había hecho, hacer que su esposo se moviera de lugar de estacionamiento era un nuevo nivel que ella no sabía. —Oh, Trav, lo siento— se sonrojó.

—Está bien— detuvo el auto, sonriendo, comprendía perfectamente sus cambios de humor, ya faltaban nueve semanas para el parto, si todo iba bien, pero eso lo sabrían ahora. —Entiendo que no tienes ganas de convertirte en Spiderman si esa araña te muerde— dijo riendo.

—¿Spiderman? — Charles quería saber dónde estaba, miró por todos lados.

—Ay, Trav, admiro tu paciencia, una embarazada, dos niños pequeños...— Taylor se sentía apenada.

—Comprendo, tranquila— tomó su mano y la besó. —Es hora de bajar—

El celular de la cantante estaba sonando sin parar. —Es Alex— su guardaespaldas.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora