𝕮𝖔𝖑𝖔𝖗 𝕯𝖊 𝕽𝖔𝖘𝖆...

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Día 40

𝕼𝖚𝖊𝖗𝖎𝖉𝖔 𝕯𝖎𝖆𝖗𝖎𝖔

Las semanas que siguieron al beso en la cueva fueron un torbellino de emociones y experiencias nuevas. La relación entre Roier y yo, aunque mantenida en secreto, se convirtió en una fuente de alegría y, a la vez, de inquietud.

Pasamos mucho tiempo juntos, y cada momento que compartimos estaba lleno de belleza. Roier tenía una habilidad única para hacerme sentir especial, como si fuera el único en su mundo. Las caminatas al atardecer, las noches estrelladas y las conversaciones profundas se volvieron una parte fundamental de mi vida diaria. Aunque había momentos de duda, en general, nuestras interacciones estaban cargadas de ternura y cariño genuino.

A menudo, nos encontrábamos en lugares tranquilos donde podíamos hablar sin ser interrumpidos. La cueva donde ocurrió todo inicialmente se convirtió en nuestro refugio especial. Allí, entre las rocas y la naturaleza, podíamos ser nosotros mismos sin las presiones del mundo exterior. Era un lugar donde sentía que podía mostrar mi verdadero yo, lejos de las miradas inquisitivas y los prejuicios.

Decidimos mantener nuestra relación en secreto, principalmente para protegernos de posibles juicios y críticas. Sabíamos que la gente no entendería o, peor aún, trataría de interferir. Era nuestro pequeño rincón privado, un espacio donde podíamos construir algo genuino sin la presión de la opinión pública. La discreción también nos permitió disfrutar de la intimidad sin distracciones externas, lo cual era crucial para mí, dado mi pasado complicado.

Las noches que pasábamos juntos, abrazados en silencio, eran una mezcla de paz y emoción. Cada beso, cada caricia, estaba cargada de una profundidad que nunca había experimentado antes. Aunque había momentos en que la inseguridad me invadía, Roier siempre encontraba la manera de tranquilizarme con sus palabras y gestos. Me hacía sentir querido de una forma que nunca había creído posible.

A medida que pasaban los días, empecé a darme cuenta de que estaba comenzando a confiar más en Roier, a pesar de las sombras del pasado que a veces me perseguían. El amor y la dedicación que me mostraba me ayudaban a superar mis miedos y a abrirme a la posibilidad de un futuro más brillante.

Sin embargo, el secreto que manteníamos también era una carga. Aunque disfrutábamos de nuestra relación, había un constante recordatorio de que no podíamos compartir nuestra felicidad con el mundo. Esto, a veces, me hacía sentir atrapado y deseaba poder vivir nuestro amor sin reservas ni ocultamientos.

A pesar de todo, el tiempo que pasábamos juntos me daba fuerzas para enfrentar el pasado y mirar hacia el futuro con esperanza. Cada día era una mezcla de belleza y desafío, y mientras navegábamos por la complejidad de nuestras emociones y circunstancias, encontraba en Roier un refugio y una inspiración para seguir adelante.

-Spreen

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Ojalá esto dure para siempre

𝙃𝔢𝑟𝔪𝑜𝑠𝑎 𝙍𝔬𝑠𝔞 𝙈𝔞𝑟𝑐𝔥𝑖𝑡𝔞 -ˢᵖʳᵉᵉⁿ ᵇᵒᵗᵗᵒᵐ-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora