Único

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GunIl estaba convencido de que el universo tenía un sentido del humor peculiar. No había otra explicación para la serie de eventos desafortunados que lo perseguían cada vez que intentaba impresionar a JungSu. Desde caerse de la silla durante una reunión hasta derramar café sobre su camisa favorita, parecía que su vida se había convertido en una comedia romántica, solo que él era el protagonista torpe.

Todo comenzó cuando, por algún misterioso motivo, GunIl se dio cuenta de que cada vez que JungSu entraba en la habitación, su cerebro decidía apagarse. JungSu, con su sonrisa brillante y su risa contagiosa, tenía un efecto casi hipnótico en él, lo que resultaba en una serie de desastres dignos de una película de comedia.

Esa tarde no fue la excepción. La banda estaba en el estudio, ensayando una nueva canción. GunIl intentaba concentrarse en la batería, pero su mirada seguía desviándose hacia JungSu, que estaba limpiando su teclado con delicadeza en una esquina. Era como si todo en JungSu gritara “mira aquí,” y GunIl, por supuesto, obedecía.

SeungMin: ¿GunIl? ¡GunIl!

La voz de SeungMin lo sacó de su ensoñación. Al darse cuenta de que había dejado de tocar y que todos lo miraban, GunIl se sonrojó hasta las orejas.

JungSu: ¿Estás bien? — preguntó  con una sonrisa divertida.

GunIl: Sí, sí, solo... Estaba pensando en la estructura de la canción. — mintió GunIl rápidamente, aunque no estaba seguro de que alguien le creyera.

La verdad era que la estructura de la canción era lo último en lo que pensaba.

Decidido a no hacer el ridículo otra vez, GunIl se concentró en su batería con más determinación. Todo iba bien hasta que, en un intento de darle un toque dramático a una pausa en la canción, golpeó con demasiada fuerza uno de los platillos, que salió volando y chocó directamente contra el teclado de JungSu.

Un silencio sepulcral llenó la habitación mientras todos observaban cómo el platillo se tambaleaba y finalmente caía al suelo con un ruidoso estruendo. JungSu miró su teclado, ileso, pero claramente sorprendido, y luego a GunIl, que estaba paralizado por la vergüenza.

GunIl: Eh... Lo siento. — balbuceó, sintiendo que su cara se encendía como un semáforo.

JungSu, para sorpresa de todos, simplemente comenzó a reír. Era una risa suave y cálida que hizo que el pecho de GunIl se llenara de una mezcla de alivio y algo más que no podía identificar.

JungSu: Creo que eso fue lo más emocionante que ha pasado en un ensayo. — dijo entre risas, dejando su bajo a un lado y caminando hacia GunIl.

GunIl: Sí, emocionante. — repitió, rascándose la nuca con nerviosismo.

Mientras los demás continuaban con el ensayo, JungSu se sentó al lado de GunIl, todavía sonriendo.

JungSu: ¿Todo bien? Has estado un poco distraído últimamente.

GunIl tragó saliva.

GunIl: Sí, todo bien, solo... Muchas cosas en la cabeza.

JungSu asintió, como si entendiera perfectamente, pero luego añadió:

JungSu: Espero que no sean cosas del tipo de platillos voladores.

GunIl se rió, agradecido por la broma que alivió la tensión.

GunIl: No, no. Eso fue un accidente. Solo... He estado pensando en algo.

JungSu: ¿Sí? ¿En qué? — preguntó, con una curiosidad genuina en sus ojos.

Era ahora o nunca, pensó GunIl. Había pasado tanto tiempo siendo torpe alrededor de JungSu que quizá era momento de ser honesto.

GunIl: Bueno... He estado pensando en que... Me gustas, JungSu.

El tiempo pareció detenerse. GunIl esperó a que JungSu reaccionara, preparándose para cualquier cosa: una risa nerviosa, una disculpa educada o, peor aún, una mirada de lástima. Pero nada de eso ocurrió. En su lugar, JungSu sonrió, una sonrisa más amplia y brillante que nunca.

JungSu: Eso es gracioso. — dijo finalmente.

GunIl parpadeó, confundido.

GunIl: ¿Gracioso?

JungSu: Sí, porque tú también me gustas. — confesó, su tono suave y sincero.

GunIl se quedó sin palabras, y luego ambos empezaron a reír, aliviados por la revelación mutua y la extraña situación en la que se encontraban.

JungSu: Entonces, ¿todo esto de los platillos voladores y los accidentes fue para llamar mi atención? — bromeó, golpeando suavemente el hombro de GunIl.

GunIl: Quizás fue el universo ayudándome, a su manera caótica. — respondió, riendo también.

Después de tanto tiempo de malos entendidos y accidentes, resultaba que todo había llevado a este momento. Mientras volvían al ensayo, JungSu le dio a GunIl una mirada que le aseguró que todo estaba bien, mejor de lo que había imaginado.

Quizás la vida de GunIl se parecía más a una comedia romántica de lo que había pensado, pero ahora sabía que tenía un final feliz asegurado, con JungSu a su lado para reírse de cada accidente en el camino.

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𝐓𝐨𝐫𝐩𝐞, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐞𝐧𝐜𝐚𝐧𝐭𝐚𝐝𝐨𝐫 | 𝐆𝐮𝐧𝐒𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora