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- Eres realmente un estúpido hombre!

- Puedes guardarte todos tus reclamos USA, pero merezco este privilegió, me la paso trabajando, que no te arda amigo.

Todos se retiraban a sus países, una semana agotadora para algunos y de descanso para otros, para nuestros protagonistas rusos solo fueron días normales pero en otra cama, ahora estaban dentro de un avión con pequeñas turbulencias de ida a su origen, verificaron sus identificaciones y a Rusia se le olvido pero era muy obvio saber su identidad asi que no fue algo necesario presentarlo, recogiendo sus maletas se dieron cuenta que faltaba una pero no iban a volver por ella hasta USA nuevamente así que Rusia solo hizo una corta llamada para que alguien la trajera a su casa la mañana siguiente.

- ¿Qué voy a hacer ahí yo Rusia? Piensas asfixiarme para luego decapitarme y darme de comer a tus osos polares? No quiero ir a tú casa ¿Tú no tienes amigos verdad?

- No, no tengo..

En la llamada de Rusia con Alemania se produjo un silencio incómodo corto para que segundos después el alemán accediera la petición con pena de quedarse un día ahí de visita y al paso dejar la maleta con los dueños.
Alemania y Rusia no se llevaban mal pero habían tenido uno que otro problema hace un tiempo y ya no eran tan amigos, cuando eran solo un par de niños incluso se podria decir que eran mejores amigos.
Para la mañana del día siguiente Alemania ya se encontraba ahí, Alemania era un hombre exageradamente puntual, tan puntual que llego a la hora exacta que se le cito, Rusia escucho el timbre de su casa y confundido miró su reloj, las 8:00a.m. no había alguien que el ruso conociera que fuese más proligio que aquel chico de dentadura escalofriante.
Lo dejo pasar y lo primero que hizo fue agarrar su maleta la cual había olvidado.

- Hoy en día la gente ya no saluda ¿No es así?

- Oh, disculpa Alemania, no quería ser descortés.

- Pero lo eres.

De la habitación de a lado salió el mayor a ellos, un hombre alto y fuerte que ya todos conocemos, al igual que su hijo no saludó, pero se quedó mirando hipnotizado el reloj de mano que tenía el alemán colgando del bolsillo. Se quedó en silencio un buen rato mientras hacía memoria, entonces a su mente vino aquella vez que el de partido obrero nacionalista alemán daba un discurso mientras sostenía ese mismo accesorio, un objeto brillante color cobre que no parecía caro pero eso no hacía que se deje de ver elegante. También recordaba haberlo visto el último día que su amigo estuvo vivo.

- Es bonito.. ¿Dónde lo conseguiste?

- Mi reloj de mano señor?

El ruso asintió serio, como siempre su mirada lo hacía ver intimidante.

- Era de mi papá.

Todo en silencio, para el soviético eran recuerdos tristes mientras que para los dos más jóvenes era un sentimiento de incomodidad, casi como si no quisieran estar ahí en ese momento, según a lo que tenían entendido sus padres no tenían una buena relación.
Nadie dijo absolutamente nada, era la primera vez que Alemania hubiera preferido quedarse hablando con Rusia que con otra persona. Para salvar el momento un gato bajaba lentamente de las escaleras para luego treparse su dueño (la URSS) que sonrío risueño por las cosquillas que le hacía el felino. El soviético fue junto con su gato a la cocina, le tocaba preparar el almuerzo.

- Tú padre es un poco extraño..

- Lo se Alemania, yo vivo con él.

- Nono, lo digo por lo del reloj, es muy anticuado, preferiría uno de plata asegurado a la mano, no se por qué mi padre quiere que utilicé esté.

- Tú padre?

- Eh, si, dijo eso en los documentos que dejó cuando murió.

- oh

Rusia un poco confundido dejo de lado el tema del reloj.
Ayudó a Alemania con su maleta mediana (con pocas pertenencias por qué solo iba a tener un día ahí) luego bajaron a la sala para sentarse y seguir hablando, una cosa llevo a otra y empezaron a discutir otra vez, no fue hasta que URSS sirvió el almuerzo que se calmaron.
Sonaba como las cucharas chocaban contra el plato de porcelana y el eco de esto era persistente lo cual convertía todo en un momento incómodo, Alemania al cortar la carne está voló de forma magnífica del plato, con una puntería olímpica directamente al centro de su camisa, Rusia de contuvo pero no duró mas de dos segundos callado antes de empezar a reirse, el alemán limpió su pequeño desastre avergonzado. Pudo haber pasado en cualquier otro momento, entonces por que frente al ruso?, terminó de comer y fue a dormir.
Hay que entender a Alemania, el no quería un paseo, nunca podía dormir y estar fuera de su propio país era su gran oportunidad de descansar bien.

En la noche, a las tres de la mañana Alemania fue por un baso de agua, sentía tener la boca muy seca, mientras habría el grifo/pileta/llave para llenar la caldera, encendió también el gas para calentar el agua, hacia frio y no iba a tomar agua fría en frío, de repente se sentía observado y con un mal presentimiento.

- Rusia?

- Aquí estoy.

- Y tú por qué estás despierto?

- Necesitamos hablar.

Es frase, Dios como odiaba esa frase.

- Qué necesitas?

Volteó a mirarlo con curiosidad, el ruso necesito un minuto para formular sus palabras y decir:

- ¿Qué cambio entré nosotros?

- Todo. - No tardo el responder, como si estuviera programado para hacerlo.

- Lo sé pero.. ¿Por qué? Tú y yo nunca nos odiamos, siempre fuimos amigos ¡YO QUIERO SABER QUE CAMBIÓ!

- Nada Rusia, nada que te interese... - Alemania no movió ni un músculo de su cara para hacer una expresión cuando escucho al ruso elevar su voz de forma bruta, como si simplemente no le importará.

- Alemania tú me debes una explicación, un día comenzaste a ser diferente, ya no te recuerdo, no te reconozco y no te entiendo, pareces un maldito robot hace un tiempo, como si fueras solo un muñeco de trapo, sin vida.

- PUES TALVEZ DEBERIAS CERRAR TÚ BOCA RUSIA, ERES RUSO Y YO TE ODIÓ RUSIA!

Alemania ya enojado prendió el fósforo, el gas estaba prendido desde hace un buen rato lo que provocó una reacción al instante, las persianas que estaban al lado o objetos de plástico que se encontraban cercanos resultaron afectados rápidamente, el fuego se expandió rápido, Rusia trató de apagarlo con el grifo/pileta/llave de la cocina y un vaso, pero sus intentos fueron en vano, mientras apagaba una cosa otra ya se estaba quemando, no tuvo más remedio que ir por su papá y salir de la casa acompañado de Alemania.
Para Rusia ver su casa quemándose era una escena muy extraña, no sabía cómo sentirse exactamente, Alemania por su parte se sentía avergonzado ya que era su culpa, no sabía qué decir o cómo disculparse, al final solo le propuso a Rusia vivir en Alemania un tiempo mientras reconstruían su casa, la cual tardaría pocos meses en repararse, el ruso no tuvo de otra que aceptar, tampoco tenía más opciones.

La URSS en Alemania Donde viven las historias. Descúbrelo ahora