Parte 2 Mi iniciación

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Preparamos todo un banquete, era de la comida más fina que había visto, íbamos dejando los platillos en una mesa larga, la mesa tenia los dos lugares principales preparados, y en el resto 5 más, supongo que los dos principales eran los de Sister y Nihil, el líder, pero no había nadie. Al pasar de un par de horas nos llamaron a asear el comedor, pero tampoco había nadie, esto era de lo más extraño.

Al terminar fue la hora de nosotras de comer algo, terminando nos fuimos a las duchas... todas, desnudas ¿Qué clase de religión era esta? Podía ver algo de libertinaje, no prohibían los celulares, podías fumar, la cocina estaba repleta de toda clase de alcohol, incluso podía ver algunas chicas semidesnudas asomándose por la ventana.

Se llegó el domingo, era hora de conocer al líder, nos preparábamos para "la misa", como la llamaban las demás chicas, yo esperaba que fuera de día, pero no, esta fue de noche.

Todas fuimos en fila, al llegar al aposento noté una estrella inversa en la cima de la entrada, ahora entendía todo... ¿miedo? Sí, pero no había vuelta atrás, estas personas me acogieron amablemente toda esta semana, no podía irme así, además... No veía a nadie quejarse, tal como lo dijo Sister. Esther iba conmigo.

 -Mira ellos son los Ghouls -dijo refiriéndose a unas personas de negro que llevaban una mascara anti-gas. Tú vas en medio porque eres novata.

Me quedé en medio, poco a poco las hermanas se iban separando hasta dejarme sola. Del fondo de la sala apareció Sister, tras ella un hombre de avanzada edad vestido de papa con mantas blancas y doradas, se sentó en la silla tras el altar.

-De rodillas, todas.

Dijo Sister, obedecimos, después de ello entraron a la sala 5 sujetos vestidos de Papa, cada uno con distinto vestuario, pero había un problema, parecían unas calaveras, no sé si era maquillaje o eran reales, la luz no me dejaba distinguir. 

Todos rezaban algo inentendible, sonaba algo así como "Con Clavi, con Dio" pero yo no sabía qué significaba. Pronto Sister se acercó a mi y me tocó la cabeza. 

-Bienvenida, ___X___, estás a punto de convertirte en novicia oficial.

Todas las personas salieron del lugar, el papa Nihil se fue, Sister solo me dijo "debes quedarte aquí a orar", 4 de los papas salieron excepto uno.

-Hola, ___X___ debemos orar, pero dame un minuto, deja ponerme algo más cómodo.

Él se fue, yo me quedé mirando hacia todos lados, era un templo satánico lúgubre pero hermoso, había una estatua enorme de un demonio, no sabía cuál era pero era como un chivo con unos cuernos enormes. Mis pensamientos vagabundos se rompieron con el sonido de unos pasos. Había cambiado su túnica papal por un traje negro y camisa negra, era delgado y su cabello estaba peinado hacía atrás, ni largo ni corto, aunque solo teníamos la luz de las velas negras se podía ver perfectamente. Caminó y se puso frente a mí.

-¿Vamos a rezar? -pregunté- no sé qué clase de oraciones hacen aquí.

Él me miró de arriba a abajo, esbozó una leve sonrisa.

-Tal vez no tengamos que orar. Dime, ¿eres virgen? Tengo qué ofrecerte al señor.

-¿De-de verdad? No lo soy.

-Sólo estoy jugando.

-¿Sacrifican animales, personas, o algo así?

-No somos esa clase de satánicos.

Se acercó, al fin pude ver que su esquelética cara era maquillada. Aún así era atractiva. Y no sabía qué decir respecto a que me gustaron los tipos con caras de calaveras, ¿acaso tenían anemia? No entendía el por qué, pero me gustaba.

-Soy Terzo. -Me tomó de la mano y la besó suavemente mientras no dejaba de mirarme. -¿estás nerviosa?

-No. 

-No mientas, siento una vibra muy pesada proviniendo de ti... -se acercó a respirar en mi cuello- si... me das el olor a nervios. Ven, acércate al altar. 

Me llevó de la mano, no podía respirar, tenía miedo.

-Podemos orar... o te puedo convertir en novicia de otra manera. Pero sólo si así lo quieres.

-Prefiero rezar.

Me tomó de la cintura y la pegó con la suya de golpe, mi instinto de prostituta se activó. Comencé a mojarme.

-Yo creo que será la segunda manera. 

Le sonreí traviesamente, él lo tomó como una invitación, me cargó y me dejó en el altar con las piernas abiertas, metió una de sus manos a mi falda y tomó mis pantaletas para sacarlas lentamente

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Le sonreí traviesamente, él lo tomó como una invitación, me cargó y me dejó en el altar con las piernas abiertas, metió una de sus manos a mi falda y tomó mis pantaletas para sacarlas lentamente.

-Para la próxima te quiero con liguero... _puso mis piernas sobre sus hombros- puta.

Se agachó, comenzó a lamer mi clítoris, en círculos, de arriba a abajo, en zigzag. Metió dos de sus dedos mientras me comía, yo gemía como una golfa y tomaba su cabello. Salió de mis piernas y me puso boca abajo con mis nalgas expuestas, sentí tremenda y enorme verga entrando, me dolía, pero me gustaba. Me tomaba de la cintura, me embestía, me jalaba del cabello, azotaba mis muslos, hacía unos sonidos de placer que me hacían pedir más.

De repente me jaló hacia el suelo, quedé de rodillas, me tomó de la cabeza hacia su miembro, simplemente no me cabía en la boca. pero hacía lo que podía. Le lamía desde los testículos hasta la punta del pene, o mi boca degustando mientras mis dedos tocaban sus bolas, trataba de hacer todo lo que se me ocurría, él se retorcía, yo lo veía desde mi ángulo y era delicioso. 

Tomó su pene con la mano y eyaculó en mi cara, yo solo sacaba la lengua, quería probar semejante manjar, era medio dulce medio amargo. El se chupó uno a uno los dedos de su mano. Se abrochó la bragueta y se fue.

Me quedé de rodillas, semidesnuda, jadeando como perra y con la cara llena de semen.

EL BURDEL DEL CLERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora