Los hijos de Malfoy y Potter

Capítulo 2: El Encuentro en el Mundo Desconocido

Capítulo 2: El Encuentro en el Mundo Desconocido

Mientras Layla se encontraba en medio de la mesa de los Slytherin, Lucía, la hermana de Layla, se levantó con determinación y gran rapidez, acercándose a su hermana preocupada por su estado. Mientras tanto, Hermione y Ron intentaban comprender lo que acababan de presenciar, intercambiando miradas de desconcierto.

En ese mundo desconocido, Layla se dio cuenta de que algo había cambiado. La poción defectuosa había desencadenado una serie de eventos que la llevaron a un lugar misterioso.

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Lucía agarró a su hermana Layla, quien yacía en la mesa llena de comida con el rostro apoyado en su camisa de Hogwarts. Con determinación, Lucía jaló a su hermana del comedor. Lucía puso su mano delante de Layla, sacando su varita para proteger a su hermana menor. Estaba consumida de miedo, pero eso no le impidió estar preparado para enfrentar cualquier desafío que se presente en ese mundo desconocido.

Anteriormente, Dumbledore sintió una extraña magia que lo llevó al gran comedor. Allí, presenció cómo dos niñas, una de Gryffindor y otra de Slytherin, caían en medio de la confusión. Intrigado por este inusual suceso, se acercó con calma, pero las niñas comenzaron a sentirse inquietas y temblorosas ante su presencia.

PRESENTE.

Mientras tanto, un hombre mayor se acercaba lentamente hacia ellas, emanando una presencia poderosa y misteriosa. Era Dumbledore, el legendario director de Hogwarts, quien observaba a las hermanas con ojos sabios y comprensivos.

"Pequeñas...", murmuró Dumbledore con voz suave, intentando calmar a las niñas con su presencia tranquilizadora. Lucía, mirando al anciano con cautela, se atrevió a preguntar con valentía: "¿Quién es usted y por qué están aquí?". La incertidumbre y la tensión llenaron el aire mientras esperaban la respuesta de Dumbledore.

El director de Hogwarts, sonriendo con gentileza, respondió: "Soy Albus Dumbledore, el director de esta escuela de magia. Estamos aquí para ayudar y comprender lo que ha sucedido. Pero antes de eso, necesitamos saber quiénes son ustedes y cómo llegaron a este lugar".

Los ojos de las dos niñas se llenaron de sorpresa y, a la vez, de una gran rabia. "¡Mientes!", gritaron al unísono. "¡Tú no eres Dumbledore, mi abuelo murió hace muchos años!". Un aura asesina emanaba de las niñas, y por primera vez, Dumbledore sintió miedo ante su presencia.

Las niñas continuaron con firmeza: "Mi abuelo murió hace 20 años. Papá nos lo dijo. Tú no puedes ser mi abuelo". El gran comedor quedó sumido en un silencio sepulcral mientras la profesora McGonagall se acercaba con cautela.

"Director Dumbledore, ellas están asustadas", dijo McGonagall, intentando calmar la situación. "No saben lo que dicen". Layla miraba a su alrededor, buscando algún rostro conocido entre la multitud, pero no lo encontraba.

Harry, en el fondo del comedor, y junto con Draco, igualmente confundidos, no lograron distinguir claramente quiénes eran las niñas. Mientras tanto, las niñas desafiaban a Dumbledore con la mirada, negándose a aceptar su identidad.

Con voz suave pero firme, Dumbledore se presentó una vez más: "Soy el director Albus Dumbledore. Soy el director de Hogwarts. Ustedes han aparecido de la nada y ahora debemos hacerles preguntas". Las niñas se miraron entre sí y respondieron con un rotundo "No".

"¡Señor!", interrumpió una voz que pertenecía a Severus Snape. "Miren sus chalecos de casas", murmuró. En efecto, los chalecos que llevaban puestos mostraban los sellos de Slytherin y Gryffindor, algo que no tenía sentido en esa época.

Todos en el gran comedor estaban atónitos. "¡Hijas prodigio! No puede ser", murmuró Hermione. "Todo es una leyenda, pero tienen ambos símbolos de las casas. Según los libros, deben ser de sangre pura. ¿Entonces, son ellas sangre pura?".