VIII: Romper

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Se miran con intensidad, miradas que no terminan de decir la mitad de lo que sienten. Están enfrente de todos, es atrevido tener esa conversación, pero aún más mirarse de esa manera que contradice lo que gritan. Dan paso a la esperanza y desilusión, permiten que los corazones latan en un frenesí desesperante y los mantiene ardiendo en el fuego que se alimenta de sus perversos sueños.

Uno da un paso, el otro no retrocede, no son los mismos de antes, es imposible volver al pasado y ahora no pueden ser quien una vez fueron, se han bañado en nuevas creencias e ido en contra de otras, se han traicionando a sí mismos tantas veces, que es imposible ser el mismo de antes, todo en ellos a cambiado, hasta las dulce palabras que ahora son gritos que se quedan a media voz. Es cruel seguir en ese baile, es más doloroso dejar de moverse.

Y él habla y otro oye, luego se intercambian los papeles y un rumor nuevo aparece. Tratan de ser discretos, de controlar lo que sienten y se sumergen en un idioma que solo ellos conocen, un nuevo sentimiento descubren mientras el tono sube y deseo espera. Los murmullos suaves se convierten en palabras graves y las miradas dejan de importar, uno calma, el otro quema. Son seres incompatibles que rompen las reglas del universo.

Y con una mirada severa la conversación se queda pausada, uno se va con elegancia, pero con un ligero temblor en sus hombros, irá retenida, miedo o llanto, nadie lo sabe, su espalda es lo único que admiran. El otro se queda a mitad del pasillo con el corazón palpitando de enojo, la irá se asienta en su garganta y sus puños se aprietan imaginando que corre detrás del ser al que un día adoró, las consecuencias de sus imaginarias visiones acaban en caos.

¿Cómo llegaron a eso?

Y empieza con él enamorándose del ser prohibido de ojos chocolate y sonrisa encantadora, ese que brilla por luz propia y adora estar en mira de todos, luego continúa con ambos besándose bajo la luna llena y compartiendo cuerpos y cama, pero acaba con la desilusión de verlo besándose con su novio y él oculto en las sombras.

Amor puro, amor manchado. Haces cosas que no están bien cuando te enamoras de quien no debes. Cosas que antes consideradas imposibles de realizar, el amor es como un droga, te lleva al cielo por momentos, luego caes al pedimento y buscas el modo de volver al paraíso para darte cuenta que nunca podrás, pero intentarlo hasta perder todo de ti. El amor se acaba, el efecto de esa droga también.

Pero la manera en que se aferra a su paraíso perdido lo atormenta, el modo en que da todo de sí para tenerlo un momento más, para al final observar como nada es suficiente, que él no lo es. Cómo no puede brindar la misma sensación que tanto busca el otro y el único modo en que logran conectar es estando en conflicto con el mundo.

Quiere ser lo que Oikawa desea.

Y esta enojado por desear eso.

Enojado de estar en la sombra, de las falsas ilusiones y el modo en que lo manipula, el manera sutil y persistente de meterse debajo de su piel y grabar con letra de acero lo mucho que se necesitan, una constate batalla entre querer más y saber que nunca será lo suficiente, una batalla que pierde cada vez que se besan.

Y entonces reclama, quiere algo que no es suyo y nunca lo será, pero la lógica no importa, la verdad puede convertirse en mentira y él quiere recibir un poco de lo que ha dado. Seres iguales que dan y no esperan recibir nada, pero ninguno es así, son egoístas.

—Hablemos.

—No puede ser en un lugar más privado.

—Quiero respuestas.

—No hagas una escena.

—Deja de usarme, dime, ¿alguna vez has pensado en elegirme por encima de él?

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⏰ Última actualización: Nov 06 ⏰

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