Capítulo 2: Descubrimientos Inesperados

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El sol de la mañana iluminaba las hojas de los árboles en el campus de la Universidad de Saint Hill, proyectando sombras alargadas sobre los caminos adoquinados. Sofía caminaba hacia su primera clase del día, aún sumergida en los recuerdos de la noche anterior. Había sido una de esas noches que se quedan en la mente, como un sueño que deseas revivir. Sus pensamientos estaban llenos de imágenes de Nicolás, de sus ojos azules brillando bajo las luces de la fiesta y de las conversaciones sinceras que habían compartido.

Mientras se acercaba al edificio de la facultad, su amiga Clara apareció a su lado, con su energía habitual y una sonrisa radiante que iluminaba su rostro.

—¡Buenos días! —exclamó Clara, ajustando la mochila en su hombro. —¿Cómo te sientes después de anoche? Seguro que Nicolás te dejó sin aliento.

Sofía sonrió, sintiendo cómo el calor subía a sus mejillas. —Fue una noche increíble —admitió, bajando la mirada para ocultar su sonrojo.

Clara, siempre atenta y perspicaz, la miró con interés. —Vamos, cuéntame todo. ¿Es tan encantador como parece?

—Sí, lo es —respondió Sofía, recordando la calidez de sus palabras y la sinceridad de su mirada. —Es diferente a lo que esperaba. Más... real.

Clara asintió con entusiasmo, sabiendo que su amiga no solía hablar así de nadie. —Eso suena prometedor. ¿Crees que podría convertirse en algo más?

Sofía se detuvo un momento, contemplando la pregunta. Aunque habían compartido una conexión especial, el futuro era incierto y lleno de incógnitas. —No lo sé. Apenas nos conocemos, pero... siento que hay algo ahí.

La clase de literatura pasó rápidamente, con la profesora discutiendo las obras de autores clásicos y su impacto en la sociedad. Aunque Sofía usualmente estaba concentrada en las lecciones, esta vez sus pensamientos vagaban hacia Nicolás y las posibilidades que su encuentro había abierto.

Al final de la clase, Sofía y Clara salieron al pasillo, discutiendo sus impresiones sobre el tema del día. Fue entonces cuando vieron a Nicolás, apoyado contra la pared cerca de la puerta del aula. Al verlo, el corazón de Sofía dio un vuelco inesperado. Clara le lanzó una mirada cómplice antes de despedirse.

—Nos vemos luego —dijo Clara, dándole un pequeño empujón a Sofía hacia Nicolás.

Nicolás sonrió al verla acercarse, con ese mismo brillo en los ojos que la había cautivado la noche anterior. —Hola —saludó, su voz suave y firme a la vez.

—Hola —respondió Sofía, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción.

—¿Puedo invitarte a tomar un café? —preguntó él, haciendo un gesto hacia la cafetería del campus.

Sofía asintió, agradecida por la oportunidad de pasar más tiempo juntos. Mientras caminaban, se dio cuenta de que la curiosidad por conocer más sobre él era aún más intensa que antes. Quería entender qué había detrás de la fachada de chico malo, descubrir quién era realmente Nicolás.

En la cafetería, se acomodaron en una mesa cerca de la ventana, desde donde se podía ver el bullicio del campus. La luz del sol entraba suavemente, creando un ambiente acogedor y relajado.

—Entonces, ¿qué te llevó a ir a la fiesta anoche? —preguntó Nicolás, rompiendo el hielo mientras esperaban sus bebidas.

Sofía sonrió, recordando la insistencia de Clara y su propia curiosidad. —Supongo que necesitaba un descanso de la rutina, y Clara fue muy persuasiva.

Nicolás asintió, comprensivo. —A veces es bueno salir de nuestra zona de confort. Nunca sabes a quién podrías conocer.

—Tienes razón —coincidió Sofía, notando el matiz de sus palabras. Había algo en la forma en que hablaba, una profundidad que contrastaba con su reputación. —¿Y tú? ¿Sueles ir a muchas fiestas?

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