Ciudad de México, 1985. El bullicio de la capital se mezclaba con la música que llenaba el auditorio. Era una noche importante para la industria musical mexicana. La alfombra roja, desplegada en la entrada principal, vibraba con la energía de los flashes de las cámaras y las voces de los periodistas que buscaban una declaración de las estrellas del momento.
Lucero Hogaza León, apenas con 16 años, ya era un nombre reconocido. Su sonrisa, que iluminaba la pantalla de televisión y las revistas, ahora se reflejaba en las cámaras mientras posaba con elegancia para los fotógrafos. Su madre, también llamada Lucero, se mantenía a su lado, vigilante, como siempre.
Lucero lucía un vestido de gala que combinaba perfectamente con su juvenil encanto. Mientras caminaba hacia el interior del auditorio, sintió una mezcla de emociones: nervios, emoción y una ligera ansiedad. Aquella noche sería premiada por su último álbum, pero algo en su interior le decía que esa noche marcaría un antes y un después en su vida.
Dentro del auditorio, los asientos se iban llenando con lo más selecto del mundo del espectáculo. Lucero se acomodó junto a su madre, quien le susurró al oído.
Lucero (madre): Recuerda, Lucerito, mantente enfocada. No dejes que nada te distraiga esta noche.
-Lucero asintió con una sonrisa.- Su madre siempre había sido su apoyo y guía, pero a veces sentía que la sobreprotegía demasiado. Se obligó a relajarse, tratando de concentrarse en la ceremonia que estaba por comenzar.
Entonces, un susurro en la sala llamó su atención. Varias miradas se dirigieron hacia la entrada. Manuel Mijares, un cantante que había ganado popularidad rápidamente y quien tenía 27 años en ese momento, hacía su entrada. Lucero sabía que él era mayor que ella por 11 años, y esa diferencia de edad le daba a Mijares un aire de madurez que lo hacía aún más atractivo. Su porte seguro y su carisma natural hacían que fuera imposible no mirarlo. Lucero lo había visto en televisión, pero nunca en persona. Cuando sus ojos se encontraron brevemente, un ligero escalofrío recorrió su espalda.
Lucero (pensando): Es él... Mijares.
Manuel Mijares, por su parte, también notó a la joven estrella. Había escuchado hablar de ella, de su talento y de cómo, a pesar de su corta edad, se había convertido en un ícono juvenil. Pero lo que más le impresionó fue la serenidad que irradiaba, un contraste con la energía nerviosa que solía ver en otros artistas de su edad.
La ceremonia comenzó, y mientras los premios se sucedían uno tras otro, Lucero se sorprendió al encontrar sus pensamientos volviendo repetidamente a ese breve momento en el que sus miradas se cruzaron con las de Mijares. Cuando finalmente se anunció su nombre como ganadora, Lucero subió al escenario con una sonrisa radiante, pero su corazón latía más rápido de lo habitual.
Lucero: Pues primero que nada quiero agradecer a todos los que han creído en mí, a mi familia, y especialmente a mi madre, quien siempre ha estado a mi lado.
La ovación fue abrumadora, pero entre todos los aplausos, fue uno el que sintió más profundo, el de Mijares, quien desde su asiento la observaba con una mezcla de admiración y curiosidad.
Después de la ceremonia, se celebró una recepción en uno de los salones más elegantes del auditorio. Lucero, con su trofeo en mano, intentaba disfrutar del momento. Sin embargo, una parte de ella estaba inquieta, como si estuviera esperando algo, aunque no supiera exactamente qué.
Y entonces, sucedió.
Mijares: Felicitaciones, Lucero.
-Ella levantó la mirada y se encontró con la figura imponente de Mijares. Su voz era grave y profunda, con un tono suave que le dio una sensación de calma instantánea.-
Lucero (sonriendo tímidamente): Gracias, Mijares. También disfruté mucho de tu canto esta noche.
Mijares (sonriendo de vuelta): Me alegra oír eso. Eres muy talentosa, Lucero. Tienes un gran futuro por delante.
Las palabras de Mijares eran sinceras, y Lucero lo sintió. Aunque era joven, estaba acostumbrada a los halagos, pero había algo en la forma en que Mijares la miraba que la hacía sentir especial, como si fuera vista por primera vez más allá de su fama. La diferencia de edad entre ellos no pasó desapercibida para ella, y ese contraste entre su juventud y la experiencia de Mijares le resultaba fascinante.
Antes de que pudieran continuar, la madre de Lucero apareció junto a ellos.
Lucero (madre) -sonriendo cortésmente- : Manuel, un placer verte. Lucerito, es hora de irnos.
Lucero sintió la urgencia en la voz de su madre, pero algo en su interior no quería que la conversación terminara tan pronto. La conexión que había sentido con Mijares era inusual, diferente de cualquier cosa que hubiera experimentado antes.
Lucero: ¿Podemos quedarnos un poco más, mamá?
Lucero (madre) -mirándola fijamente- : Es tarde, Lucerito. Debes descansar. Tienes un día largo mañana.
Mijares se despidió cortésmente, pero no pudo evitar que su mirada se quedara unos segundos más en la joven estrella antes de que ella se fuera. Observó cómo Lucero y su madre se alejaban, y aunque la conversación había sido breve, algo en él quedó intrigado. Había algo en esa joven que le parecía diferente, algo que lo hacía querer conocerla más.
Esa noche, mientras se retiraba a su habitación, Lucero no podía dejar de pensar en Mijares. Sentía una mezcla de emociones que la confundían: admiración, curiosidad, y una atracción que no había esperado. Sabía que él era mayor, que estaba en una etapa diferente de su vida, pero eso solo lo hacía más interesante para ella.
Lucero (pensando)- ¿Qué me pasa? Apenas lo conozco, pero... siento que algo va a pasar.
Y en efecto, esa noche había sido el inicio de una historia que ninguno de los dos podría prever. A partir de ese momento, los caminos de Lucero y Mijares comenzarían a entrelazarse, y aunque aún no lo sabían, el destino les tenía preparada una serie de desafíos que pondrían a prueba no solo su amor, sino también su capacidad para enfrentar la presión de un mundo que siempre los observaba...
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Entre el Amor y la Música.
FanfictionEn la vibrante Ciudad de México de los años 80, Lucero Hogaza, una joven estrella en ascenso, cruza su camino con Manuel Mijares, un cantante once años mayor que ella. Lo que comienza como una admiración mutua, pronto se transforma en un romance, ma...