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Capítulo 30:
Lágrimas miserables.

Juro por Dios que me robaste el corazón, así que ahora me deberás una.

No quiero asustarte, pero puede que seas la indicada.

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Taeyong no le dirigía la palabra, siquiera una mísera y lastimera mirada. Simplemente, ella no existía para él. Los pasillos amplios de casa se sintieron aún más desolados cuando el mayor dio la noticia que se mudaría definitivamente a Seúl, al departamento de su mejor amigo, Kim Dongyoung. No es como si pasara mucho tiempo en la mansión en Gapyeong—pero al igual que todos sus otros hermanos—, aún mantenía su habitación intacta y constantemente le hacía compañía a su madre durante la mayoría de los días. La excusa inicial era que, Lee Minyeon se volvía cada vez más estricto ante su formación en la Junta Directiva del Grupo Corporativo, sin embargo, Miranda lo sabía bien, se marchó de ahí por ella.

El haber podido darle una respuesta cuerda y convincente al plantearle el artículo amarillista que exponía su acercamiento con Jung Yoonoh, fue suficiente. Había sido denso el silencio tras eso. Pero Miranda no tenía el tiempo suficiente para sentirse completamente culpable, ella debía ser táctica al respecto, seguía necesitando a su ex amorío si quería llegar a entrometerse en los planes que tenía su padre en mente.

Jung Yoonoh no tardó en alarmarla. Dos días después de la primera plana en los tabloides, le había dejado un mensaje de texto avisando que su padre convocó una reunión de urgencia hacia su Junta Directiva—de la que él era parte—. Existía una crisis de reputación para la familia, era sabido que eso estaba ocasionando algún tipo de bajas en las acciones internas y riesgos en la candidatura de Lee Minyeon en el Senado.Sin embargo, era absurdo creer que Lee Minyoung era la causante principal de aquello, cuando su padre fue el catalizador para romper su estructura hegemónica de "familia perfecta" ante el ojo público.

Entre discusiones y recomendaciones un poco incoherentes, Miranda se sintió débil al escuchar la insólita grabación de bajo perfil que Jung Yoonoh había guardado para ella. El equipo de comunicaciones de su padre había sido claro con sus órdenes, la única forma de contraatacar contra la prensa amarillista era dándole un tema más jugoso del que pudiesen hablar, ¿y qué mejor manera que poner de oponentes a las dos herederas del Grupo Corporativo?

"Prepárelas para ser las sucesoras del Grupo Corporativo. Cree una falsa relación que se vea irrompible, y cuando se decida quién heredará la gerencia, permita que compitan entre ellas"

Sus dientes se apretaron con cólera contenida, odiaba que su padre hubiese accedido tan fácilmente a someterla a aquel circo mediático. Pero lo haría. Ella fingiría.

De alguna manera u otra, interpretaría el mejor papel de hermana mayor y sería un buen ejemplo para la prensa, ganando así la simpatía de los accionistas. Era obvio, muchos tenían la concepción errada que Miranda se trataba de la hija descarriada de la familia Lee, tan atormentada por misterios de su crianza que, algunos, tendían a especular vilmente que no era hija biológica del matrimonio entre Lee Minyeon y Oh Haerin.

Dejaría para después el tener que lidiar con su hermano mayor, tenía asuntos más importantes qué atender.

[...]

—¿Llamarás al chico bonito? —La voz apagada de Donghyuck se escuchaba cansada tras la línea.

No había considerado la diferencia horaria cuando la idea de llamar a su mejor amigo para hablarle sobre su "plan" apareció en su cabeza. Con el altavoz de su Maserati, Miranda conducía camino a Seúl en la búsqueda de darle un rumbo a su manchada imagen hacia el público general.

𝐑𝐢𝐜𝐡 𝐆𝐢𝐫𝐥𝐬 𝐃𝐨𝐧'𝐭 𝐂𝐫𝐲 [NCT REVERSE HAREM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora