afterdeath [+18]

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–Quítate, apestas a alcohol–

Refunfuñó geno, su expresión de desagrado era plausible, sin embargo, no hizo ni el más mínimo movimiento para apartar el cuerpo borracho de su jefe de encima, ¿debía aprovecharse de esto? después de todo, la situación era de lo más natural, dos personas adultas, tomándose unas copas en casa del jefe e inesperadamente terminaron revolcándose, no es como si él lo hubiera estado esperando.

¿o sí?

La ronca voz susurraba obscenas palabras al oído del joven de bufanda carmesí, quién sólo respondía con pequeños espasmos, en un intento por suprimir que tanto disfrutaba de esta situación, su juicio estaba cada vez más desviado. De pronto, sus piernas fueron firmemente sujetas, alzadas y guiadas a una mejor área de juego, el mullido sofá de su jefe.

Las protestas se hicieron cada vez más tenues a medida que las prendas eran lentamente desprendidas, a pesar de ser un jodido caliente, sabía cómo esperar. De pronto, un terrible pensamiento cruzó su mente mientras poco a poco se iba desprendiendo del pudor, ¿qué ocurriría la mañana siguiente? ¿tendría que huir con la ropa en una mano como miles de veces lo hicieron las secre-zorras de sus jefes?.

Pero aún así, no lo detuvo, tan tentado estaba a recibir el falso cariño de un acoston casual con su amor platónico. Él no estaba borracho, jamás lo estaba y esta no era la excepción, pero decidió fingir un poco más, dejarse llevar y que le hiciera creer por unas horas, que su cuerpo photoshopeado por el alcohol era el único capaz de calentarlo.

–Tonto, eres tan tonto… –

Murmuró para sí mismo, mientras recibía la húmeda lengua de su amante sobre sus piernas, delineando las cicatrices que poseía en sus blancos huesos siguiendo el camino hasta lo más profundo de su ser. Cansado de sus propias inseguridades, se atrevió a acariciar y delinear con sus dedos el cuerpo de su amante, tal vez con la profunda intención de grabar en su tacto la figura de su jefe y así, mientras se vestía en la mañana, lo vería una última vez, desnudo entre las sábanas revueltas, rememorando todo lo que ocurrió la noche anterior.

– ¿Te duele? ¿Quieres que pare?–

Estúpido Reaper, las lágrimas no son por dolor, pero no se molestó en siquiera comentarlo, no valía la pena, no por ahora, sólo importaba disfrutar.

–No, maldita sea continúa –

Murmuró entre suspiros marcando con su boca la de él, buscando incinerar con su calor las trabas de su mente y así fue, se entregó por completo a ese chico de la capucha negra, hasta que el cansancio los hiciera caer rendidos.

Lo que no sabía nuestro Geno, es que, cuándo los rayos de la mañana traspasaron la cortina, le esperaban los suaves brazos de su amante alrededor de su cintura y un "¿quieres quedarte a desayunar?".

O tal vez, éso le hubiera esperado, pero con el cantar de los primeros pájaros en la madrugada, Geno desapareció de ahí, dejando únicamente el rastro de su aroma en las sábanas revueltas.

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⏰ Última actualización: Aug 10 ⏰

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