CAPÍTULO 107 No es momento

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—Nena, calma, ¿Qué pasó? — Travis no quería entrar en pánico, apenas fueron hoy al médico, la revisión les mostró que no había problemas, así que no podía ser la fuente.

—Estornudé—

—Ok, ahora entiendo— rio. —Nena, ¿Puedo ver? —

—Trav, que terror, no— le daba pena.

—Taylor, no puede ser, déjame ver—

—Ok, ok, a veces olvido que me has visto hasta el rincón más oscuro de mi ser— rio.

La rubia tenía puesto un camisón, así que Travis le quitó la ropa interior para poder ver qué pasaba, inclinándola un poco, todo se miraba con normalidad.

—Tay, creo que solo es pipí— empezó a reír.

—No puede ser— dijo riendo. —¿Quieres decir que al estornudar me hice del baño?, Dios mío, que vergüenza, ahora mis hijos controlan mejor ese tema que yo— se tapó la cara, bastante avergonzada.

—Bueno, Sadie al parecer cree que es buena idea aplastarte la vejiga en los momentos menos adecuados— bromeó. —Te traeré ropa limpia— le pasó toallitas húmedas de la mesa de noche, para que se refrescara.

—Esto es vergonzoso, en serio— tomó las toallas y se limpió.

—Es normal, ¿No? — Kelce le trajo ropa limpia.

—Gracias, sí, es normal— Taylor sonrió, la normalidad con la que su esposo tomaba las cosas y la calma que le daba la hacía sentir muy bien. —Dios, Travis, te amo, ¿Te lo he dicho hoy? —

—Sí, me lo dijiste cuando te di tu extraño antojo de pepinillos con mayonesa esta mañana, pero es agradable oírlo de nuevo— bromeó.

—Oh, Trav, te amo, ¿Quieres besarme ahora? — le pedía.

—Siempre voy a querer besarte, nena— se sentó al lado de ella y la abrazó, besando sus mejillas. —Te amo, Tay— la besó.

—Te amo— lo apretó.

—Y amo a esta bebé que muero por conocer— le acarició el vientre. —Sadie, estamos en camino a conocerte y que nos conozcas, tan solo espera a que veas que tienes dos hermanos, Evie, Charles, te los presentaremos cuando nazcas, ellos te van a querer, espero que no te asustes y sientas mal si al principio ellos lo toman mal, están pequeños— le hablaba. —Pero ahora no es momento de que salgas, ¿Ok? —

—Trav— Taylor reía, pensaba lo adorable que su esposo es, ¿Dónde se había metido ese hombre toda su vida?, no cabía duda de que su anterior relación la opacó demasiado e hizo que ella también se volviera bastante huraña, amaba la vida colorida que tenía con su esposo e hijos.



Al día siguiente, Taylor se despertó temprano, miraba su celular, la noche que tuvo fue bastante caótica, el dolor de espalda hizo que no lograra conciliar el sueño de manera adecuada, volvió a ver su bandeja de notificaciones, justamente encontrando un mensaje de su padre.

"Hola, Tay, se supone que íbamos a vernos hasta el día de la boda de tu hermano, pero sabes cómo es tu madre, ella se encuentra mucho mejor, la verdad es que deseamos verte a ti y a los niños en la recta de tu cumpleaños, ¿Estás en la ciudad de Kansas?"


La rubia sintió como ese mensaje le dio dolor de cabeza, esperaba tanto que su madre estuviera bien, amaba a sus padres y la verdad es que los extrañaba demasiado, ellos también tenían derecho de ver a sus nietos, además de a ella, sabía que necesitaba conversar con su esposo acerca de cómo harían con el tema del regreso de su madre, pero ella ya le dio un adelanto, contándole que planeaban verla, así que, no lo molestaría, él estaba dormido, era muy temprano, su juego sería casi por la noche y en un par de horas lo despertaría para que se encontrara con el resto del equipo.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora