v. infinite love

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★ capítulo cinco ★
AMOR INFINITO

—Es horrible —Gael murmuró escondiendo la cara en la almohada— no quiero escuchar más

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—Es horrible —Gael murmuró escondiendo la cara en la almohada— no quiero escuchar más.

La Reina y la princesa Rhaenyra se habían puesto de parto casi al mismo tiempo y dónde sea que Gael quisiera estar dentro de la fortaleza roja podía escuchar los gritos y el desorden de las criadas moviéndose de un lado a otro.

Como hermana mayor, Gael intentó ocuparse de sus hermanos, pero apenas ella misma podía soportarlo. Había estado lejos, en el Valle, cuando Aemond nació y no recordaba nada sobre los nacimientos de Aegon y Helaena. No le gustó escuchar los gritos de dos mujeres que ella apreciaba mucho, por lo que recurrió a la única persona que le quedaba en el castillo.

Su padre.

Si Gael podía evitarlo, trataba de hacerlo la mayor parte del tiempo, excepto cuando su madre le obligaba a ir a saludarlo como muestra de respeto. A su padre nunca pareció molestarle su desinterés, porque el mismo ni siquiera se interesaba mucho por ella. Pero está vez Gael tomo a sus tres hermanos menores y se encerraron en los aposentos del Rey, sorprendiendolo por su visita.

Helaena se sentó tímidamente junto a su padre y tocó con sumo cuidado algo de la maqueta de Valyria. Gael se acurrucó en la cama en la que padre dormía y Aegon se acostó a su lado demasiado divertido por saltar sobre una cama nueva.
Aemond, se paró torpemente en el medio de su padre y de la cama sin saber que hacer.

—¿Que es lo que te molesta Gael? —su padre le pregunto lentamente, volteando en su silla para mirarla aún con el una parte de su maqueta en la mano.

—Los gritos, ya no los soporto. ¿Por qué gritan tanto? ¿Es normal?

—Yo tampoco —Aegon dijo, imitando a su hermana en todo lo que hacía— los nacimientos son muy feos.

El Rey se rió suavemente.

—Los niños son una bendición, que tu madre y tu hermana esten afrontando esta tarea en conjunto solo es una señal se los dioses. Haré que sean hermanos de leche.

—Padre —Gael dijo reclamando su atención— ¿Y si mueren?

Los tres niños menores se voltearon a verla con miedo. A veces Gael se olvidada que eran menores que ella y que eran más sensibles a sus preguntas curiosas.

Viserys se puso de pie y se acercó a ella, al pasar junto a Aemond le acarició la cabeza pero no se detuvo hasta que llegó a la cama y se sentó en ella.

—¿Eso es lo que realmente te preocupa? —el le preguntó tiernamente, tomando un mechón suelto de su trenza y empujándolo fuera de su rostro.

Gael se quedó completamente quieta, incómoda por el nuevo cariño que su padre le demostró. Era raro, ella veía más en él la figura de un Rey distante que de un padre devoto y amoroso.

betrayal of the crown | house of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora