Hace seis años
Kiernan:
En la lúgubre penumbra de un callejón apartado, la bestia dentro de mí se desató. La agarré con fuerza, mi mano apretando su delicada garganta mientras la arrastraba hacia la pared. Su cuerpo se sacudió y se retorció mientras luchaba por liberarse, pero yo era más fuerte, más rápido, más implacable.
—¿Quién es tu dueño ahora, perra?— gruñí, mi voz un susurro áspero.
—¡Suéltame!—gritó, su voz llena de terror y desesperación.
Pero yo solo me reí, un sonido gutural y sádico. La levanté contra la pared, su cuerpo indefenso colgando en mis brazos. Saqué mi cuchillo, su hoja afilada brillaba siniestramente bajo la tenue luz de la calle. Lo sostuve contra su piel, sintiendo su calor contra mi mano.
—Uno—dije, y hundí el cuchillo en su pierna.
Ella gritó, un sonido desgarrador que me llenó de placer.
—Dos— dije con una sonrisa y apuñalé su otro muslo.
Su cuerpo se sacudió violentamente, pero la sostuve firmemente, deleitándome con su agonía.
—Tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce.
Con cada palabra, hundía el cuchillo en su carne, retorciéndolo y girándolo para causar el máximo dolor. Su sangre salpicaba la pared, pintándola de un rojo carmesí.
Finalmente, la dejé caer al suelo, su cuerpo roto y sin vida. La miré con ojos vacíos, sin sentir nada más que satisfacción.
—Ahora estás donde perteneces—dije—En el polvo.
Me acerqué a ella que yacía en el suelo, su rostro pálido contrastaba con la sangre que manchaba su piel. Sin pensarlo dos veces, saqué un largo maletín negro.
Era un objeto familiar, había estado conmigo en muchas situaciones "complicadas"
—Sabes, esto es una reliquia familiar. Te sientes bendecida por estar aquí, ¿verdad? Con esto, irás al cielo.
No hubo respuesta.
—Ah, claro, no puedes responderme… ya te fuiste hacia allá. —dije riéndome—Pero no te preocupes, sé que estás sonriendo desde arriba.
—Esta joya ha pasado de generación en generación. La última vez que la vi fue con mi mamá adoptiva en su lecho de muerte. Ella decía que era un amuleto de protección, que patética.
No hubo respuesta.
—Oh, lo sé, es un tema serio. Pero vamos, ¿quién puede resistirse a un poco de humor en momentos así? —me eché a reír— Al menos ahora tienes algo brillante para lucir en el más allá.
Con movimientos rápidos y decididos, empecé a colocarla dentro del maletín. Sus extremidades caían sin vida mientras yo me aseguraba de que todo encajara perfectamente. Todo tenía su lugar en este juego macabro en el que estaba inmerso.
Una vez cerré el maletín, saqué un cigarrillo de mi bolsillo y lo encendí con un mechero. La llama danzó brevemente antes de quedar atrapada entre mis dedos. Dando una calada profunda, dejé que el humo llenara mis pulmones y me ayudara a relajarme.
Mientras fumaba, saqué una foto del bolsillo de mi chaqueta, era la imagen de la chica. Sus ojos brillaban con vida, pero ahora solo eran recuerdos lejanos. Con un mechero en la otra mano, prendí fuego a la foto sin dudarlo. Las llamas devoraron la imagen rápidamente, convirtiendo su esencia en cenizas flotantes que se perdieron en el aire.
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[+18] Trilogía Sanguinarios #1:Kiernan Entre El Amor Y La Seguridad ©
De TodoACTUALIZACIÓN: Jueves y Domingos En la vibrante metrópolis de Isanll, una serie de asesinatos envuelve a la ciudad en un manto de miedo y paranoia. A pesar de los esfuerzos de la policía, las pistas son escasas y el asesino parece moverse con habili...