Naomi Tamura, una chica que trabaja en una cafetería, su vida es algo aburrida hasta que un día un chico llamado Rindou Haitani pasa a comprar un café. Naomi con el tiempo se enamora de Rindou, pero que pasaría si él no siente lo mismo?
---
- Histor...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Narra Naomi
Era lunes otra vez. Me levanté temprano para poder llegar a tiempo a la cafetería. Durante estos días, no podía dejar de pensar en Rindou. Su imagen seguía rondando en mi cabeza, desde el momento en que estuvo en mi casa hasta la cercanía inesperada que compartimos.
Pero, ¿por qué? Apenas lo conozco. Quizás solo estoy emocionada por algo nuevo... sí, eso debe ser.
Cuando ya estuve lista, salí de casa con dirección a la cafetería. Tal vez hoy lo volvería a ver. De alguna manera, pensar en eso me hacía sentir más alegre.
—¡Ya llegué! —anuncié al entrar a la cafetería.
—¡Hola, Naomi! —dijo Izumi, siempre con su entusiasmo característico.
—Buenos días, Izumi —respondí con una sonrisa.
—Te veo más feliz de lo normal. ¿Ha pasado algo? —preguntó con una mirada traviesa.
—No, es solo que el día está agradable —me excusé rápidamente.
—Hmm... ¿no será que esperas a ese chico de gafas que vino la última vez? —bromeó con una sonrisa pícara.
Sentí cómo el rubor subía a mi rostro. Solo pensar en él me ponía nerviosa.
—¡¿Qué?! Claro que no, solo es un cliente como cualquier otro —dije, claramente nerviosa.
—Mira, ¡te has sonrojado! —se burló, señalándome con el dedo.
—Será mejor que empecemos a preparar el café —dije, tratando de escapar a la cocina.
—No es malo, ¿sabes? —dijo desde atrás.
—¿Qué no es malo? —pregunté, sin entender.
—Sentir atracción por alguien —respondió, sin rodeos.
—Apenas lo conozco —repliqué, intentando sonar convincente.
—Eso puede ser, pero nunca se sabe —dijo con una sonrisa misteriosa.
Después de esa conversación, nos dedicamos a preparar café y atender a los clientes. Sin embargo, durante toda la mañana, Rindou no apareció.
No sé por qué me preocupa tanto... no es su obligación venir aquí, después de todo. Traté de apartar esos pensamientos mientras me concentraba en preparar un café simple pero delicioso.
