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Adiós, tal vez

Su expresión se suavizó ligeramente ante mi caricia y se inclinó hacia mi, todavía manteniendo un pequeño suspiro frustrado.

─No es mi culpa─repitió, sin mucho veneno en su voz── Eres tan tentadora, ¿cómo esperas que no reaccione de esta manera?

Me acerqué aún más y deslicé mis dedos por su cabello, acariciando los mechones sueltos y deslizándolos por entre mis dedos. No pude evitar sonreír al ver cómo se relajaba ante mi tacto.

─No te estaba culpando por eso─respondí en tono más suave── Simplemente estaba diciendo que es demasiado tentador provocarte.

Su expresión era ahora un poco más relajada, con los ojos semiabiertos mientras mi mano acariciaba su cabello. Su ceño finalmente se alisó y su pequeño puchero se relajó, dejándome ver una pequeña sonrisa en sus labios.

─Me estás volviendo loco.

Me acerqué todavía más a él estando a centímetros de su rostro, con una sonrisa en mis labios. Mi mano siguió acariciando su cabello con un gesto repetido y suave, pasando mis dedos por entre sus mechones con calma.

─Lo sé─dije suavemente─Es parte de mi encanto.

Frene de golpe toda acción y me aleje rápidamente dejandolo totalmente confundido, claramente no esperaba ese movimiento repentino. Su sonrisa desapareció del todo y su ceño se frunció mientras me miraba, con una expresión perpleja.

─¿Qué? ¿Qué fue eso?─Preguntó, con un pequeño tono de inquietud en su voz── ¿Por qué te alejas de repente?

─Madame Pomfrey llegará en cualquier momento para revisarte, así que...

Su expresión se transformó en una ligera mueca al escuchar mis palabras y soltó un pequeño suspiro, claramente no estaba del todo satisfecho con mi decisión.

─¿Es necesario?─Preguntó, con un leve tono de descontento── Apenas fueron unos golpecitos.

Lo miré fijamente y negué con la cabeza, manteniendo mi firme decisión.

─Claro que es necesario─dije con tono firme── Madame Pomfrey debe revisar tus heridas, así que no puedes evitarlo.

─Pero ya lo hiciste tu─Hizo un ligero puchero en forma de reprocho.

Rodé mis ojos ante su reprocho y puse una mano sobre mi cadera en un gesto resignado.

─No es lo mismo y lo sabes─dije en un tono ligeramente irritado── Madame Pomfrey debe asegurarse de que no haya ningún signo de daño permanente.

Él cruzó los brazos y dejó escapar un pequeño suspiro, claramente resignado a su destino. A pesar de su evidente descontento, no pudo evitar el pequeño puchero que seguía visible en sus labios.

─Sí, lo sé─admitió a regañadientes── Pero eso no quiere decir que tenga que gustarme.

Me acerqué nuevamente a él y me senté al borde de la cama, justo a su lado. Suspiré suavemente y negué nuevamente con la cabeza ante su evidente descontento.

─Vamos, no será tan malo─dije─ Sólo será un breve examen, y luego podremos relajarnos un poco más.

─Supongo que tienes razón─admitió a regañadientes─ Sólo espero que Pomfrey sea rápida con esto.

Asentí ligeramente y sonreí suavemente, complacida por su pequeña admisión. Me acerqué un poco más y le acaricié suavemente el brazo en un gesto consolador.

Divine violenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora