[CAPÍTULO N°31: "Nuevos discípulos de la Escuela Grulla"]

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—¡¿Qué hiciste, qué?!

Todos los discípulos en la escuela de la grulla escucharon el fuerte grito, aún estando a cientos de metros. El responsable de esto fue ni más ni menos que Kami-sama, quien, a pesar de su avanzada edad y con su voz ronca, logró gritar demasiado fuerte, dejando a todos con los oídos zumbando.

—Oye, oye, espera, relájate, anciano. Mi amigo sabe lo que hace y no es como si no supiéramos tratar con demonios —irritado, Motobe se dirigió al intranquilo namekiano.

—¡Ustedes no lo entienden! Aunque sea solo un bebé, sigue teniendo todos los recuerdos de su padre y, por lo que sentí, aún con una hora de nacido ya tiene casi el mismo poder que su padre —revelaría Kami-sama, preocupado ante lo que podría llegar a hacer ese niño en el futuro.

Después de escuchar las preocupaciones del ansioso anciano, Shingen escuchó atentamente todo lo dicho y, tras pensar en su plan de acción, decidió intentar convencer a Kami-sama por otro medio.

—Señor Kami-sama, entiendo su preocupación y también estoy al tanto del gran poder de Piccolo Jr., pero también noté que la maldad del bebé es muchísimo menor que la de su padre. Aunque pueda ser un poco más malo que un humano común, la diferencia no es mucha y con mis enseñanzas lograré que se convierta en un mejor artista marcial —dejando asentadas sus palabras, todos los presentes lo miraron asombrados e incluso el rostro arrugado de Kami-sama estaba ligeramente sorprendido.

—Suspiró, veo que no sirve de nada convencerte en vano —mientras decía esto, él y Mr. Popó se levantaron de la mesa.

Al ver esto, Shingen frunció las cejas y, poniéndose internamente en guardia, esperó a que el viejo namekiano hiciera su movimiento, pero lo que pasó después lo desconcertó. Inclinándose casi 90°, Kami-sama y Mr. Popó, en sincronía, hicieron esta acción.

—Lamentamos mucho haberte faltado el respeto antes. No planeo excusarme, ya que es de sabios aceptar los errores y aprender de ellos. Así que te pido que cuides bien de Piccolo Jr., llévalo por el camino del bien, por favor —terminando de decir esto, ambos estuvieron listos para partir, pero fueron detenidos por la voz de Shingen.

—Oiga, Kami-sama, lamento sonar grosero, pero tengo una petición para usted como pago por vencer a Piccolo Daimao, quisiera hablarlo con usted en su templo mañana, ¿se podría? —con nerviosismo, Shingen esperó la respuesta del Dios.

Pensando unos segundos, Kami-sama asintió y, tras aceptar la visita de Shingen a su templo, se fueron sin decir nada más.

—Ehhh, ¿y de qué se trataba esa petición que Kami-sama te otorgó? —curioso, Ten Shin Han le preguntó directamente a Shingen, siendo seguido por las constantes preguntas de Motobe.

—Jejeje, es un secreto —de manera muy corta, Shingen se volteó y se fue, dejando a Ten Shin Han y Motobe en la sala, decepcionados.

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— 3 años después —

En una zona con muchos árboles de gran tamaño a las afueras de la escuela grulla, se podían escuchar los choques de golpes entre dos contrincantes que, al parecer, estaban algo parejos. Curiosamente, ningún árbol ni planta fue destruido o dañado de alguna forma. A gran velocidad, una figura alta con el tono de piel verde y con el uniforme de la escuela grulla se postraba de pie en una rama de un gran árbol. Mirando hacia abajo, se podía ver a otra persona con el mismo uniforme, pero con la piel clara y el cabello grisáceo algo alborotado.

—Jeje, te estoy alcanzando, viejo. Si sigues así, te superaré y tomaré esta escuela como mía —entusiasmado, Piccolo Jr. se mofaría con los brazos cruzados mientras sonreía de oreja a oreja.

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