CAPITULO 1

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Estaba sentada enfrente de mi padre cuando de repente el hablo por teléfono y ordeno que alguien pasara, cuando se abrieron las puertas dejaron ver 3 jóvenes no mayores de 26 años, eran altos y guapos, pero de los cuales no tengo interés.

Hace 5 meses que mi madre falleció y su última voluntad fue que encontrara el amor y que lograra casarme; así que mi padre comenzó a buscar citas para que pudiese salir con ellos a lo cual me negaba rotundamente porque esa no era la manera, pero hacerlo entrar en razón era algo muy difícil, mi madre era la única que lo lograba, pero desde que murió cambió drásticamente.

Cuando finalmente pude salir de mis pensamientos mi padre ya había presentado a los chicos y por lo que alcance a escuchar sus nombres eran Alejandro, él tenía 20 años a los cual era dos años mayor que yo, Rubén tenía 18 años mi edad y Daniel que tenía 19 años, ellos estaban sentados al lado mío, lo cual de cierta manera me molestaba mucho porque lo único que hacían era coquetear conmigo pero nunca lo lograran ya que soy muy pero muy difícil.

-Bueno espero verlos el día de mañana para el baile y ahí podrán hablar con mi hija- comentó mi padre mientras se levantaba de su asiento y me dejaba sola con ellos, pero en cuanto mi padre salió yo me levanté de mi lugar con dirección a la puerta.

-Vaya eres muy hermosa- dijo uno de los jóvenes, pero no le tome importancia hasta que uno de ellos me tomó del brazo.

- ¿Puedes soltar mi brazo? - comente un poco molesta

-Solo quiero saber tu nombre- comentó

-Soy Perséfone- respondí sin siquiera limitarme a verlo, en cuanto termine de pronunciar esas palabras salir rápido de la habitación y suspire aliviada de que por fin terminará ese mártir, pero sabía que solo era el inicio que no me rendiría hasta que cada uno de ellos se Indira conmigo y a mi padre no le quedará más que rendirse.

Me fui a mi habitación para poder despejarme, así que cerré mi puerta con llave y tome un libro, agarre mis audífonos y comencé a escuchar música ya que era detestable ver como mi padre quería que me comprometiera con alguno de ellos, lamentablemente sabía que él no se quedaría con los brazos cruzados. Pasé toda la tarde ahí hasta que mi alarma sonó y supe que era hora de ir a mi clase de Boxeo la cual me ayudaba a liberar todas esas tenciones que este dilema me provocaba. Me pare para cambiarme de ropa, me puse un short negro algo corto, una playera de tirantes negros y arriba una playera holgada de color gris claro, unos tenis blancos cómodos y para terminar me amarre el cabello en un moño alto; en mi mochila puse desodorante, uno toalla para mi cara y una para ducharme, también agregué un cambio de ropa cómodo, mi guarda y mi botella de agua. Sali de mi habitación y me dispuse a ir a mi carro para llegar al entrenamiento; conduje como unos 20 minutos hacia el gimnasio, me estacione y entre, pero me lleve una sorpresa al ver que Alejandro estaba ahí hablando con mi entrenador el cual al verme llegar me ordeno que calentara para poder dar una demostración junto con mi mejor amiga Andrea.

- ¿Ya viste a ese hombre? - dijo mordiéndose el labio y muy emocionada

-Si ya vi, estuvo en mi casa esta mañana- conteste sin mucha importancia

-QUE!? Preséntalo, es guapísimo- menciono jalándome una y otra vez del brazo haciendo que mi moviera de un lado a otro

-NO!!!! Estas locas, de seguro es un petan- respondí muy enojada -además necesito calentar, quiero que no me molestes con ese tema- termine de decir y comencé a mover mi cuerpo para que mis músculos no me doliesen a la hora de enfrentarme a mi oponente que en este caso sería Andrea. Me da lastima pensar que mi amiga esta desesperada por un hombre, ella es de mi edad y por supuesto era muy dulce y muy molesta en cuanto a opiniones sobre hombres, claro no era muy inteligente pero si muy hermosa y cuando se trata de dedicación era la mejor; después de 10 minutos de calentamiento el entrenador nos llamo al ring, nos explico las reglas y nos dio la señal para comenzar la verdad es que Andrea nunca fue buena para la estrategia y eso lo usaría a mi favor para poder ganarle.

En ese momento que ambas estábamos cansadas ella comenzó a golpear por golpear y esa era la señal, deje que tirar un golpe hacia enfrente, me coloque detrás de ella y solté una patada baja lo cual hizo que callera al suelo en ese momento se giro para golpearme pero no pudo porque estaba encima suyo y sin previo aviso solté un golpe a la cara, cuando el entrenador subió me quite de encima suyo y finalmente la pelea termino y levante a mi amiga que estaba sangrando de la nariz.

-Ahora si puedo decir que te luciste Perse- dijo mientras se limpiaba la nariz

-Solo fue suerte, o eso creo- le conteste mientras le soltaba una sonrisa de lado, cuando de pronto escucho que alguien comienza a aplaudir

-Vaya a vaya, eso si que es ser inteligente- dijo Alejandro sin despegar la vista de mi y pude notar que sus ojos eran ente azules y grises lo cual hizo que siguiera viéndolo sin percatarme de que él se acercaba lentamente hacia mi sin despegar sus ojos de los míos, juro que al tenerlo cerca era algo imponente ya que su altura me rebasaba, se agacho hasta quedar a mi altura, me agarro del mentón y juro que por poco y me da un beso pero no fue así el solo me miro y sonrió para después alejarse de ahí; mi corazón comenzó a latir rápidamente lo cual era muy extraño pero rápidamente sacudí mi cabeza e intente olvidarme de el porque no era nada bueno para mí, no quiera que mi padre ganara y eso lo iba a cumplir cueste lo que cueste. Al llegar la noche ya en mi casa subí a mi habitación y había una carta sobre mi cama la cual decía

Espero verte muy pronto, me encanta verte, tu

presencia hace que pierda la cabeza y juro que si

no te tengo cerca puedo morir en el infierno

-Atte. Alejandro-

EL AMOR NO ES UNA OPCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora