La luz del amanecer se filtraba a través de las persianas, iluminando el rostro de Mauricio, que yacía despierto en la cama, sumido en sus pensamientos. A su lado, Javier dormía tranquilo, ajeno a la tormenta que se gestaba en el corazón de su pareja.
Mauricio recordó el día en que se conocieron, la emoción de sus primeros besos, las risas compartidas y los sueños que habían tejido juntos. Pero ahora, todo parecía haberse desvanecido. La pasión se había convertido en rutina, las conversaciones en monólogos y el amor en una carga.Mientras contemplaba el techo, Mauricio se dio cuenta de que el final había llegado. No podía seguir viviendo en una relación que había perdido su esencia. Con un suspiro, se levantó de la cama y comenzó a empacar sus maletas, preparándose para dejar atrás el capítulo de su vida que había compartido con Javier.
El desamor había llegado, y con él, la necesidad de cerrar heridas y abrir nuevas puertas. Mauricio sabía que el camino era y sería difícil, pero estaba listo para enfrentarlo, para encontrar de nuevo su identidad y su felicidad.
Habían sido cinco años de amor, de risas, de aventuras y de sueños compartidos. Pero ahora, todo parecía haber llegado a su fin.
En eso Mauricio se levantó y se dirigió al baño, donde se miró al espejo con ojos vacíos. ¿Qué había salido mal? ¿Por qué el amor que los había unido con tanta fuerza ahora parecía tan frágil?
Javier se levantó y se acercó a Mauricio, que se encontraba con la mirada perdida en el espejo. "¿Qué pasa, Mau?" le preguntó, con una voz llena de preocupación.
Mauricio se dio la vuelta y lo miró, con lágrimas en los ojos. "No puedo más, Javier. No puedo seguir así."
Y en ese momento, Javier supo que todo había terminado. El sueño que habían construido juntos se había desvanecido, dejando solo dolor y tristeza.
"¿Qué vas a hacer?" le preguntó Javier, con la voz temblando.
Mauricio se encogió de hombros. "No lo sé. Pero sé que tengo que irme."
Y con eso, Mauricio salió de la habitación, dejando a Javier solo con su dolor. El fin de un sueño había llegado, y nada volvería a ser igual.
Mauricio cerró la puerta detrás de él y se detuvo un momento en el umbral, mirando hacia atrás. La casa que había sido su hogar durante cinco años ahora parecía un lugar extraño y vacío.
La maleta que llevaba en la mano parecía pesar toneladas, no solo por el peso de la ropa y los objetos que contenía, sino por el peso de las memorias y los recuerdos que había acumulado en ese lugar.
Mientras caminaba hacia el coche, Mauricio no podía evitar pensar en Javier , en la forma en que se habían amado y en la forma en que se habían distanciado. Se preguntaba qué había salido mal, qué había hecho mal.
Al llegar al coche, Mauricio abrió el maletero y colocó la maleta dentro. Luego se detuvo un momento, mirando hacia la casa. Era como si estuviera diciendo adiós a una parte de sí mismo.
Finalmente, se subió al coche y arrancó el motor. Mientras se alejaba de la casa, Mauricio sintió una sensación de vacío y de pérdida. Sabía que nunca volvería a ser el mismo, que una parte de él siempre estaría atada a ese lugar y a la persona que había amado.
La carretera se extendía ante él, llena de incertidumbre y de posibilidades. Mauricio no sabía qué le deparaba el futuro, pero sabía que tenía que seguir adelante, que tenía que encontrar una nueva razón para vivir.
Y así, con la maleta vacía y el corazón lleno de dolor, Mauricio se adentró en el desconocido, en busca de un nuevo comienzo.
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Un destructivo amor
Romanceuna historia de dos personas que se enamoran pero uno está utilizando este amor para su favor , trata de dar todo pero al contrario sale muy mal y sigue destruyendolo poco a poco sin que el se de cuenta.