Me encontraba sola en mi casa. Me sentía mal
pero no era un malestar físico; sino que era un malestar interno. Me sentía mal conmigo, con mi cuerpo, con mi persona. Físicamente me sentía totalmente cansada y agotada, y esta no era la primera vez en la que me sentía así, sino que ya llevaba bastante tiempo sintiéndome así, pero en silencio, ya que me avergonzaba que alguien lo supiera.Hasta que escucho como mi celular empieza a sonar por una llamada entrante que al mirar se trataba de nada más y nada menos que de mi amiga Emilia.
Rubí: Holaa? -Dije atendiendo.-
Emilia: Holisssss - Me respondió feliz.-
Cómo está mi amiga favoritaaa?? -Preguntó.-Rubí: Bien, bien. - Contesté entre risas por lo último que dijo.- Pasó algo? Digo, porque me llamaste.
Emilia: Pasa que esta noche Mauro y sus amigos van a organizar una joda y te llamaba para preguntarte si querías venir con nosotros. -Preguntó emocionada.-
La verdad es que no me sentía con ganas de hacer nada, pero de mala gana acepté solamente porque era ella.
Rubí: Dale. A qué hora es??
Emilia: Es a las una pero si queres, vení tipo nueve a mi casa para prepararnos juntas y de paso nos armamos un mini after con Mau. -Propuso.-
Rubí: Dale, a las nueve estoy ahí.
Emilia: Dale, te esperamos. Besossss.
Rubí: Besosssss.
Seguido de eso cortamos la llamada. Me quedé unos minutos en la cama, mirando al techo, pensado en blanco. La idea de salir me parecía agotadora, pero la invitación de Emilia había cambiado un poco mi perspectiva. Capaz un cambio de ambiente, aunque sea temporal, podría ayudarme a salir de este estado.
Me levanté lentamente, tratando de sacudirme el cansancio. Decidí darme una ducha rápida para refrescarme. Mientras el agua caía, intenté pensar en algo positivo, en cómo podría disfrutar la noche con Emilia y el resto. Aunque no estaba completamente segura de cómo me sentiría, al menos intentaría disfrutar del momento.
Después de vestirme, miré el reloj; todavía tenía tiempo antes de ir a la casa de mi amiga. Así que, aproveché para hacer algunas cosas en casa y darme un pequeño respiro antes de salir. Cuando el reloj ya marcaba masomenos las nueve menos cuarto, agarré el bolso en el que tenía las cosas para prepararnos juntas con Emi y me dirigí hacia su casa, tratando de dejar atrás el malestar que había sentido anteriormente.
Al llegar a la casa de Emilia, ella y Mauro me recibieron con un abrazo cálido y una sonrisa animada. Había música sonando y el ambiente estaba cargado de energía positiva. Emilia y yo empezamos a prepararnos juntas, charlando y riendo mientras nos maquillábamos. Poco a poco, el cansancio y el malestar que había sentido se fueron desvaneciendo, reemplazados por la diversión y el entusiasmo por la noche.
Cuando salimos hacia la fiesta, me di cuenta de que a pesar de mis dudas iniciales, había tomado la decisión correcta. El cambio de ambiente y la compañía de Emi y Mauro me estaban ayudando de a poco, a levantar mi ánimo. Aunque no podía predecir cómo se desarrollaría el resto de la noche, me sentía lista para enfrentarla con una energía diferente.