Al final de la jornada, cuando la luz del día comenzaba a desvanecerse, Lucero se sintió agotada pero satisfecha con su desempeño. Mientras recogía sus cosas en el camerino, su madre entró, como siempre, con una expresión de apoyo incondicional.
Lucero madre (con una mirada de comprensión): Fue un día largo, pero lo hiciste muy bien.
-Lucero suspirando mientras se quitaba el maquillaje- : Sí, pero estoy cansada. Solo quiero descansar un poco.
Lucero madre (sonriendo): Lo entiendo. Mañana será otro día.
Lucero asintió, sabiendo que su madre tenía razón. Se despidió del equipo y se dirigió a casa con ella. El trayecto fue tranquilo, y aunque Lucero se sentía agotada, no podía evitar pensar en lo que había ocurrido durante el día.
Al llegar a casa, se dio un baño rápido, se puso su pijama como todos los días y se acomodó en su cama, dispuesta a dejar atrás las emociones del día. Mientras se recostaba, miró nuevamente los guiones de siempre que estaban sobre la mesita de noche. Aunque estaba cansada, sabía que debía prepararse para las escenas del día siguiente. Se acomodó mejor y comenzó a repasar sus líneas en silencio.
De repente, el sonido del teléfono resonó por la casa, interrumpiendo su concentración. Sorprendida, Lucero esperó a que su madre contestara. Pocos segundos después, su madre entró en la habitación.
Lucero madre (con una sonrisa enigmática): Lucero, te llaman. Es Manuel.
Lucero se sobresaltó, no esperaba una llamada tan tarde. Se incorporó rápidamente, tomando el teléfono que su madre le ofrecía.
-Lucero tratando de sonar calmada contestó la llamada- Hola Manuel. ¿Todo bien?
Mijares (con un tono cálido): Hola, Lucero. Sí, todo bien. Solo quería agradecerte por el trabajo de hoy. Creo que hicimos un buen equipo..o no?
Lucero sintió cómo su corazón se aceleraba al escuchar su voz al otro lado de la línea. Había algo en la forma en que le hablaba que la hacía sentir cómoda, aunque sabía que no debía adelantar conclusiones.
-Lucero sonriendo levemente- Gracias, Manuel. Tú también lo hiciste muy bien. Fue un día intenso, pero lo disfruté.
Mijares (con una risa suave): Me alegra escuchar eso. Quería asegurarme de que te sintieras cómoda trabajando conmigo.
-Lucero con un tono tranquilo- Me siento muy cómoda, gracias por preguntar. Es un placer trabajar contigo.
La conversación continuó por unos minutos más, llena de comentarios sobre el trabajo y algunos planes para las escenas del día siguiente. Finalmente, Mijares se despidió, deseándole buenas noches.
Después de colgar, Lucero se quedó con el teléfono en la mano, reflexionando sobre la llamada. Mijares era una persona amable y atenta, y eso la hacía sentir bien. Sin embargo, sabía que debía ser paciente y dejar que las cosas fluyeran de manera natural.
-Lucero aún con el teléfono en la mano, reflexionando a si misma- No debería hacerlo... pero no puedo evitarlo.
La decisión de llamar nuevamente a Mijares no fue impulsiva; había algo en su voz, en la conversación que acababan de tener, que la hacía querer saber más. Sin embargo, al marcar su número, Lucero se aseguró de mantener su compostura. Sabía que no debía dejarse llevar por un entusiasmo que podría ser malinterpretado.
El tono de llamada resonó varias veces, y cada una de ellas le dio un momento para reconsiderar, pero cuando Mijares contestó, supo que había tomado la decisión correcta.
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Entre el Amor y la Música.
FanfictionEn la vibrante Ciudad de México de los años 80, Lucero Hogaza, una joven estrella en ascenso, cruza su camino con Manuel Mijares, un cantante once años mayor que ella. Lo que comienza como una admiración mutua, pronto se transforma en un romance, ma...