28- Viaje a Bahía del Sol

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—En parte logró su objetivo, a los quinientos años de estar en ese abismo, pudo cruzar al mundo divino, ya que el alma humana no tiene restricciones para avanzar entre los tres mundos. Fue capaz de eliminar a algunos dioses, pero cuando se encontró con el dios de la guerra, tuvo que volver a bajar al inframundo.
Sólo se que después pasaron otros quinientos años y fue ahí cuando lo conocí por primera vez.

Cuando Lewis terminó de contar la historia, al ver a Erick se sorprendió un poco al verle los ojos con algunas lágrimas.

—Su historia... de verdad es bastante triste...

Comentó en un tono muy bajo y apretó sus puños lentamente al imaginar lo que había sucedido antes.

"Eli, solo era una joven enamorada, no merecía ser tratada tan cruelmente, ¿Fue por esa pequeña similitud que Eli me ayudó?".

Recordó cuando Eli le llevó a Damián y a Amelia dentro de un costal, en principio, Erick pensó que era una forma de burlarse de él, pero al escuchar su historia, entendió que le dio una oportunidad para que pudiera vengarse.

Pero a diferencia de él, ella no iba a poder vengarse jamás de las personas que le arruinaron la vida.

—Sólo te dije este dato para que supieras un poco más de él, ni se te ocurra verlo con lástima.

Resopló Lewis mientras se cruzaba de brazos. Mientras miraba la ventana desde su cama, comenzó a sentirse nervioso y a sudar frío.

"¿Está bien que le haya contado? Si hubiera sabido que iba a reaccionar así, mejor no le habría dicho nada, los humanos son tan complicados".

Lewis conocía lo suficiente a Eli como para saber cual sería su reacción molesta, en pocas palabras, no sería un espectáculo nada lindo de ver.

Pasaron quince minutos más, podía oírse un poco más de bullicio afuera. Erick había olvidado cerrar la ventana, así que se pudo de pie para cerrarla nuevamente, cuando desde arriba de la ventana, vio la figura de alguien muy repentinamente.

Como casi por reflejo, Erick se sorprendió y le dio un puñetazo en la cara. Pero enseguida sintió un grito con una voz conocida.

—¡Ahh mi nariz!

Era Eli, quién había llegado un poco más tardes después de haber hecho algunos asuntos.

Erick se acordó de inmediato de su historia, pero también sabía que no podía cambiar su actitud por él. No tenía que hacer tan evidente lo que Lewis le había contado.

—¿A quién se le ocurre aparecer de pronto por la ventana? Mejor entra y ciérrala.

Comentó Erick fingiendo estar molesto, mientras se dirigía a su cama, ya se había quitado la ropa pesada.

—¿Qué te tomó tanto tiempo?

Preguntó Lewis de forma casual, mientras miraba a Eli hacer desaparecer su abrigo y zapatos.

—Podría decirse que es un secreto.

Comentó con sus gestos peculiares de siempre, luego al ver su cama estirada, saltó sobre ella y se quedó acostado boca abajo.

—Todavía me siento demasiado cómodo, no me despierten, aunque sea tarde.

Comenzó a cerrar sus ojos lentamente hasta dormirse, Lewis hizo lo mismo, su preocupación por Eli no le habían dejado dormir. Mientras que Erick, todavía no podía dormirse.

Por un lado, el bullicio de afuera no lo dejaba, aunque fuera de noche aún, mientras que, por otro lado, aún estaba pensando en la información que Lewis le había explicado sobre Eli.

El camino de un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora