POV LUIS
Hoy era un día un poco frío, quizás porque el invierno está por llegar. Vine a visitar a mi familia en el pueblo donde crecí. Nada más salir del coche, noté el aire fresco chocar contra mi cara, llenándome de nostalgia. Hacía mucho tiempo que no venía aquí; llevaba tanto tiempo ocupado con el trabajo y el aire de la ciudad que había olvidado lo fresco y calmado que era este lugar. Extrañaba a mi familia, claro; llevo alrededor de tres años sin verlos. Han pasado demasiadas cosas en ese tiempo, tantos cambios.
Me encontraba encaminándome a la casa de mi familia. Vaya, estoy tan desgastado. No recordaba que el camino fuera tan largo; quizás no fue buena idea venir caminando. Extraño a mi coche, y eso que solo ha pasado UNA MALDITA HORA. Mierda, cuando era más joven no demoraba ni 40 minutos. Me haría bien venir más a menudo, o tal vez solo debería salir de la oficina de vez en cuando.
Al llegar a la casa, varios recuerdos vinieron a mí: recuerdo a mis abuelos trayéndome regalos cada vez que nos visitaban, a mi padre cocinando para toda la familia en el patio delantero, a Miguel... lo extraño. ¿Qué será de su vida?
Al tocar la puerta me llevé una gran sorpresa: era él. No había cambiado nada; su pelo negro tan desordenado como cuando éramos jóvenes, sus mejillas rosadas y llenas de pequeñas pecas, su piel pálida y, claro, sus icónicos lentes negros, como no.
—Ah...—un sutil suspiro salió de mi boca. No podía formular alguna palabra coherente, y él tampoco parecía intentarlo. Parecía que ambos nos estábamos analizando. Cuando me di cuenta de que lo estaba mirando tan fijamente, me torné completamente rojo y quité la mirada. —M-Miguel... cuánto tiempo, ¿eh? No has cambiado—dije, y lo vi hacer una mueca que creo que era una sonrisa tímida.
Tomé la iniciativa y le di un leve abrazo, dando palmaditas en su espalda. Pude sentir cómo salió de su shock y rápidamente me lo devolvió, envolviéndonos en un suave y cariñoso abrazo. Vaya, es más pequeño de lo que recordaba.
—Veo que ya se reencontraron.—Levanté la cabeza para notar a mi mamá con una sonrisa juguetona. —Hijo, bienvenido a casa. Cuánto tiempo.—Cuando dijo eso, Miguel se separó de mí, avergonzado y girando su cuerpo para darme la oportunidad de entrar a la casa por completo. Al hacerlo, mi madre me abrazó protectoramente. Extrañé esto.
—Y-yo, iré adentro con los demás. Bienvenido, Luis—habló Miguel, tan rápido y torpemente que no pude evitar reír un poco. ¿Miguel con pena? ¿El mismo Miguel que no tenía pelos en la lengua para decirme las cosas? Vaya, la adolescencia te cambia.
—Lo extrañaste, ¿no?—preguntó mi madre, haciendo que la mirara. —Él sí; desde que te fuiste a la ciudad, él ha cambiado mucho. Ahora es parte importante de la familia, por eso está aquí. Espero que no te moleste.
—No, no, está bien, sí lo extrañé. Fue raro tener que hacer nuevos amigos después de haber tenido uno desde pequeño—respondí nerviosamente mientras caminaba tras ella para llegar a la sala. Ahí vi a mi hermanita hablando con Miguel, mi papá paseándose por toda la cocina, y mis abuelos riendo de algo. La nostalgia volvió a mí de nuevo; este ambiente tan familiar, tan lejano a lo que había vivido estos últimos años.
—¡¡Luiis!!—gritó mi hermana, corriendo hacia mí y saltando para que la cargara. —¡Luisito, qué alto estás! ¡Eres como papá!—rió después de decir eso.
—Tú también has crecido mucho, ¡OH! ¡Se te han caído los dientes!—me burlé. Está tan grande... Me arrepiento de no haberla visto crecer... tan solo una visita por año no me habría hecho mal.
—¿¡A que sí!? Te extrañé mucho, hermanito, incluso mami y papi, ¡Hasta Miguel!—dijo abrazándome fuerte. Yo reí por su comentario y le devolví el abrazo.
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La primera nieve -One-Shot Papufresco!
Short StoryDos amigos de la infancia que se han distanciado se reencuentran en su pueblo natal durante el primer día de nieve del invierno. ⚠️nsfw +18!⚠️