El aire fresco de la mañana inundaba el campus de la Universidad de Saint Hill, y el sol brillaba en el cielo despejado. Sofía caminaba hacia la biblioteca, su mente ocupada en las tareas que tenía que completar. Su relación con Nicolás iba creciendo, y cada momento que pasaban juntos era una mezcla de emoción y descubrimiento. Pero una sombra del pasado estaba a punto de irrumpir en su vida, amenazando con alterar la tranquila fachada que había construido.
Al entrar en la biblioteca, Sofía saludó a la bibliotecaria con una sonrisa y se dirigió a la sección de literatura clásica. El aroma a libros antiguos la envolvía, brindándole una sensación de paz y familiaridad. Buscó entre los estantes hasta encontrar el libro que necesitaba para su próximo ensayo.
Mientras hojeaba el índice, una voz familiar la sacó de sus pensamientos. Era Diego, un amigo de la escuela secundaria que no había visto desde que comenzó la universidad. Diego había sido una parte importante de su vida antes de que las circunstancias los separaran, y ver su rostro de nuevo despertó una mezcla de emociones.
—¡Sofía! —dijo Diego con una sonrisa amplia, acercándose para darle un abrazo. Diego era el tipo de persona que siempre traía energía positiva, con su cabello oscuro y desordenado y sus ojos marrones llenos de vida.
Sofía le devolvió la sonrisa, aunque aún sorprendida por el inesperado encuentro. —¡Diego! ¡Cuánto tiempo! ¿Qué haces aquí?
—Estoy de visita —explicó él, con sus ojos brillando de entusiasmo—. Vine a ver a algunos amigos y a recordar los viejos tiempos. No sabía que estabas estudiando en Saint Hill.
Sofía asintió, recordando las conversaciones que solían tener sobre sus sueños de estudiar en una buena universidad. —Sí, aquí estoy. Es un lugar increíble.
Mientras hablaban, Sofía notó que Diego seguía teniendo el mismo encanto y carisma que recordaba. Durante años, habían sido inseparables, compartiendo secretos y sueños de futuro. Sin embargo, a medida que crecían, sus caminos se habían separado.
—¿Cómo has estado? —preguntó Sofía, genuinamente interesada en saber más sobre él.
Diego se encogió de hombros con una sonrisa traviesa. —He estado bien, explorando nuevas oportunidades. Pero siempre pensé que regresaríamos a vernos algún día. Y aquí estamos.
Sofía no pudo evitar sonreír ante su entusiasmo contagioso. Mientras hablaban, no pudo evitar sentir un ligero nerviosismo. Recordaba la amistad cercana que habían compartido, y la forma en que se habían apoyado mutuamente en los momentos difíciles.
—¿Y tú? —continuó Diego—. ¿Cómo te va en la universidad? ¿Algo interesante?
Sofía dudó por un momento antes de responder, pensando en lo mejor de ser honesta. —Han sido interesantes. He conocido a mucha gente nueva y he aprendido mucho.
Diego asintió, percibiendo algo en su tono de voz. —¿Y eso incluye a alguien especial?
Sofía sonrió ligeramente, consciente de que Diego siempre había sido perceptivo. —Sí, he conocido a alguien. Su nombre es Nicolás.
El nombre de Nicolás resonó en el aire, y por un momento, Diego pareció procesarlo antes de responder. —¿Nicolás? ¿El chico malo del que todo el mundo habla?
Sofía sintió una ligera punzada al escuchar el apodo, pero se esforzó por no mostrarlo. —Es más que eso, Diego. Hay mucho más en él de lo que la gente dice.
Diego la miró con escepticismo, pero también con respeto por su determinación. —Lo que importa es que tú lo veas así.
Mientras conversaban, Sofía notó que, aunque Diego era una figura de su pasado, su vida en la universidad y su relación con Nicolás estaban firmemente en su presente. Aunque le agradaba la idea de reavivar su amistad con Diego, sabía que sus sentimientos hacia Nicolás eran algo que valía la pena explorar.
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Nuestro Secreto
RomanceEn la prestigiosa Universidad de Saint Hill, todo el mundo parece tener un secreto, pero ninguno tan escandaloso como el que comparten Sofía y Nicolás. Sofía es una estudiante brillante que siempre ha seguido las reglas, mientras que Nicolás es el c...