Capitulo 1: De un infierno a otro.

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Mi historia empieza por donde suele partir todo, con el nacimiento de un pequeño retoño en un entorno poco favorable. 

Oklahoma  1931, nace en una casa un poco maltratada un inocente Saul BlackWell, llamado así por su abuelo. Parido por una bella mujer llamada Susan, y asistido, por un mal humorado hombre llamado Fred es como vine al mundo una linda mañana, o eso me habían contando.        Mis padres eran unos humildes Marroquineros o mas bien mi padre, ya que mi madre como era costumbre en ese entonces para la mujer ejercía el rol de ama de casa, sim embargo, este no era si no el rostro publico quedaban a los pocos vecinos que teníamos a la redonda. En realidad mi padre era un no muy exitoso cuatrero (Gente que se dedica a robar ganado) de pocas pulgas. Según me conto era una tradición que llevaba la familia desde mi bisabuelo, aunque con lo mitómano que era me cuesta creerle, aunque si es cierto que el me inculco este ""Deporte"" desde muy enano, fácilmente desde los tres.

 Se podría decir que el hurto fue mi pecado principal y el mas grande en toda mi corta vida, uno que sin disimular o fingir modestia, le agarre el cariño así como el gusto. Simplemente la cleptomanía es algo hereditario, no puedo negarlo, por eso es que estoy aquí.                                         Y ahí me vez, un joven de pelo largo así como de ojos oscuros robando junto a su amargado padre un gran cargamento de vacas, gallinas, corderos, cerdos, e otros animales que se pudiese; yo tenia una particular afición por las gallinas, no lo se, son como un reto,  corren y corren mientras hacen ruido y yo simplemente las atrapo en puntas de pie, es algo, tan hermoso. Nuestro día de caza empezaba desde que salia el sol hasta que este se volvía a tapar, generalmente mi padre hacia una rica sopa cargada de verduras para comenzar la rutina de trabajo, aunque siempre le ponía mucha papa para mi gusto.                                                                        Mi padre sabia la mayoría de rutas de los camiones de transporte del ganado gracias a varios chivos, obtenía la información justamente gracias a que sobornaba a inspectores con el dinero del contrabando, en ese pueblo la gente era muy fácil de comprar. Pero irónicamente era como un ciclo vicioso, mientras mas sobornaba menos dinero tenia y mas debía trabajar, es por eso que nunca tuvimos una acenso social muy grande, graciosamente parecía como si el mundo lo castigara por ser un ladrón, cosa de la que siempre se quejaba. 

Mas allá de las cuentas, mi viejo era un genio del robo y del escandalo: Tachuelas en el camino, disparos, estampidas de animales, lodo, inundaciones, era un maldito genio para que los conductores se distrajesen, bajaran la guardia, y, PUM, fueron...

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Mas allá de las cuentas, mi viejo era un genio del robo y del escandalo: Tachuelas en el camino, disparos, estampidas de animales, lodo, inundaciones, era un maldito genio para que los conductores se distrajesen, bajaran la guardia, y, PUM, fueron noqueados por un joven de pelo largo para que luego su papa guiara al ganado a su camioneta hábilmente escondida entre el cerro con hierba seca. Después, eran llevados con alguien de confianza a kilómetros para vender a los animales, siempre se aseguraba de que primero hubiera alguien dispuesto a comprarlos antes de si quiera robar. Luego de varias horas, mi padre se llevaba el dinero mas una vaca para hacer cuero así disimulando su verdadero oficio.                                                                                                    Este proceso se hacia cada 2 meses, o hasta 3 para no llamar tanto la atención, y aunque no lo parezca, con eso vivíamos mas o menos bien.                                                                                                          Puede parecer por lo que estoy contando que tenia una buena relación con mi padre, nada mas lejos de la verdad. Yo nunca tuve la mejor relación ni con mi madre ni con mi progenitor; Mi madre, de un carácter fuerte así como poco tolerante, mi padre poseyente de una ira constante ante la mas mínima equivocación. Como culparlo, su trabajo no era como que se prestara para muchos errores, por eso quizás le perdone las cosas como quemarme los dedos con una barra de hierro ardiente por dejar escapar una gallina, por ende, un dinero que iba a ser destinado en las próximas cenas.     

Es de esta como como se podría resumir gran parte de mi vida, viviendo así como disfrutando de cuatrerear mientras gastaba el poco dinero que me daban en ahorrar para cigarrillos, que en esa época eran muy difíciles de conseguir. Así como si mal no recuerdo, también quería comprarme una guitarra en su tiempo porque un vecino amigo dijo que me enseñaría tocar para ganarme el corazón de alguna buena mujer que tanto me hacia falta en vida. Lastima que cuando estaba cerca de conseguirla ocurrió lo inevitable.       


Dulce mañana, mi madre no estaba, seguramente había ido a comprar algo, quizás frutas, quizás carne o queso o hasta puede que leche. Como si se tratase de una niebla en mi cerebro, los recuerdos apenas son visibles, las memorias de los hechos previos son como fantasmas ocultos en las paredes que se burlan de mi. Pero de lo poco que recuerdo, es que estaba de buen humor, muy buen humor. Generablemente guardaba mi sonrisa en momentos adecuados, y este parecía ser el caso, silbando, cantando, riendo, en pleno luz del sol. Creo que solo estaba concentrado en abrir los ojos, en apreciar un nuevo día mientras el olor del rocío que salia por la ventana me abrazaba. Juraría oler a jazmín, aunque no teníamos jazmines, cosa rara sin dudas.  Ah, la dulce mañana, lastima que ultimo que sentí después del sol, fue la bala en la cabeza de mi padre producto de una previa discusión de la que ni siquiera me acuerdo; Fue tan directo, que ni siquiera tuve la oportunidad de oír algo después, seguramente mis sesos se desparramaron mas rápido de la leche caída en un matorral.  

Así, con la felicidad siendo el ultimo sentimiento en mi ser, es como llegue al infierno. 

 

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⏰ Última actualización: Oct 13 ⏰

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