V. No todos los días son iguales.

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Adam se aferraba como gato al sillón.

"No me gusta salir, cuando vuelves de esos lugares apestas a cigarro."

Nigel lo tomaba de la cintura tratando de separarlo sin lastimarlo de alguna manera.

"Dije que la amistad era mutua, hemos estado durante una semana en tu casa cada que vuelvo de trabajar y hacemos lo que tu quieres."

Adam no se soltó pero pareció pensarlo, Nigel se detuvo de forcejear por un momento.

"No me gusta."

Nigel pasó sus manos por lo largo del torso de Adam, no pareció quejarse, hasta que cuando llegó a sus costillas empezó a hacerle cosquillas.

"Oh, no."

Unas risas empezaron a inundar el departamento de ese hombre que siempre estaba muy serio. Nigel no detuvo su contagio pero finalmente las manos aferradas cedieron para intentar quitar las que le hacían cosquillas.

En ese momento tomo ambas manos y lo jaló hacia el para levantarlo.

"La amistad es mutua, Adam." 

Se quedaron viendo, Adam estaba pegado a Nigel por que sus manos quedaron a lado de la cabeza del contrario, nunca permitía tanto contacto fisico. Con mucho hartazgo finalmente Adam pareció suspirar para asentir, estaba cediendo.

El plan de Nigel era llevarlo a uno de esos bares elegantes que el solía concurrir, sabía que no le gustaba, pero a el tampoco el espacio, lo aceptaba por Adam, ahora le tocaba enseñar a ceder también.

Aunque quisiera que Adam se vistiera para la ocasión no podía tener tanta suerte en una noche, pues ahora no esta dispuesto a tantas cosas de una sola vez.

Tomaron un taxi hasta este bar y para bajar le abrio la puerta Adam.

"No soy una mujer."

"No solo se hace con las mujeres."

Le rodeo el cuello con un brazo para entrar juntos, el lugar realmente era tranquilo, solo para escuchar musica mientras tomas un trago o en su caso platicar también con alguien.

Cuando esperaron en la entrada Nigel como reflejo sacó un cigarro e iba a prenderlo.

"No."

"Solo esta noche."

Adam no podía refutar, sabía que Nigel hacía muchas cosas por él y también quería regresar eso.

"Hermoso."

Nigel recibió esa mirada intensa cuando habia dudas dentro de esa mente.

"Me refería a ti, gracias por ceder, eres hermoso cuando haces eso."

Ni él mismo creía hablar así de un hombre, pero Adam era otro caso, él era tan normativo que no tendría que preocuparse incluso si actúa de maneras que no debía, porque Adam nunca dejaría que algo raro pasara.

Finalmente llegó el mesero a llevarlos a su mesa, aunque Nigel procuraba que no, el humo seguía golpeando mucho en la cara a Adam.

Tomaron su órden y Nigel ni siquiera dejó a Adam ver la carta cuando ya había pedido algo.

"¿Qué es lo que pediste?"

"Lo sabrás cuando venga."

Un silencio prolongado.

"¿Alguna vez intentaste fumar?"

"No, nunca lo haría."

"No sabes si es bueno hasta que lo pruebas."

Space dogs. (corto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora