Lo que pasa con Guillermo es que él nunca supo cuando se dio cuenta.
Tenia que hacer un gran esfuerzo para recordar cuando fue la ultima vez que miró a Lionel sin tener ganas de tomarlo de las manos (O besarlo, pero eso era nuevo, nunca había querido besarlo) Siente la vergüenza invadir su cuerpo por el simple hecho de atreverse a pensar algo como eso.
La luz de su computadora empezaba a lastimarle los ojos y ahora se sentía cansado, como si las dos tazas y media de café que había en su sistema no estuvieran haciendo efecto. Afuera estaba oscuro y frío y Guillermo solo quería terminar con esto de una buena vez porque no creía aguantar una hora más despierto.
Miró el reloj sintiendo el sueño comiéndolo vivo, 03:45 de la madrugada y aún tenía mucho trabajo por delante. Se acomodó mejor en su silla, pudo sentir como los ojos de la modelo para su campaña publicitaria lo juzgaban desde la pantalla de su Laptop.
Guillermo se pasó una mano por la cara tratando de ahuyentar el sueño o sus pensamientos, lo que sea que ocurriera primero. Estiro sus brazos por detrás la de cabeza esperando que eso lo ayudara un poco a calmar el dolor de su espalda, podía sentir el viento helado colarse desde su ventana y eso le provocaba escalofríos.
Lo que pasa con Guillermo es que nunca supo cuando se dio cuenta de que estaba enamorado de su mejor amigo.
¿Él estaba enamorado? ¿De Lionel? Se sentía incorrecto el hecho de tener esas dos palabras en la misma frase.
Ni siquiera habían pasado 6 horas desde que regresó de la feria, y todo ese espectáculo de luces de colores, música, miradas y sonrisas lo tenían vuelto un desastre. Quería besar a Lionel pero también quería gritarle por hacerlo sentir como un adolescente emocionado por su primer amor.
Le dio un trago a su taza de café, ya estaba tibio y tenía un sabor amargo pero decidió continuar con su trabajo de edición. El lunes era la entrega y si bien aún quedaba el domingo para terminar con los últimos detalles, Guillermo era una persona desesperada y ansiaba con todas sus fuerzas terminar su trabajo antes de que este terminara con él.
—Ah.— Guillermo se quitó los rizos de la cara y suspiró, se quedó viendo fijamente la imagen frente a él cuestionándose si valía la pena seguirse peleando con la iluminación de la foto
No recuerda cuando se quedó dormido.
[...]
—¿Te acabas de levantar? ¿o te ves así de jodido siempre?— Fue lo primero que dijo Andrés cuando Guillermo encendió su cámara en la videollamada.
—Buenos días, Andrés.— Le dijo todavía sintiendo la almohada contra su cachete izquierdo, colocó su teléfono sobre la mesa apoyado en en papel de cocina, el ángulo hacía que se viera solamente su torso ahora.— Para tu información dormí como 4 horas.
—¿Tan tarde llegaste de la feria?—Le preguntó su amigo desde la llamada, Andrés estaba en la sala de su casa tal vez sentado en el piso, podía reconocer el cuadro detrás de él.
—Ah, no.— Guillermo comenzó a sacar los ingredientes para preparar el desayuno, desapareció de la visión de su teléfono y agregó alzando un poco la voz.— Me desvele editando mis fotos para la campaña.
—Ah.
—Sí...— Cuando regresó a su lugar rompió dos huevos en un plato hondo y comenzó a batirlos con un tenedor.—Ya casi termino.
—¿De batir huevos?
—¿Qué? No, mis fotos.— Guillermo colocó la mezcla en el sartén y miró a su amigo desde su teléfono.
Después de eso Andrés no dijo nada, vio todo el procedimiento que su amigo hacía para terminar de preparar su desayuno, solo se escuchaban los sonidos de los utensilios de cocina al chocar.
—¿Y qué pasó?— Guillermo se detuvo antes de dar el primer bocado, con el tenedor cerca de sus labios. Andrés volvió a hablar.—En la feria, vi las fotos que publicaste.
—Ah... Bueno, estuvo bien.—Guillermo había olvidado su ultima publicación en instagram, las fotos de la feria con charcos de lluvia y las luces coloridas reflejándose, fotos de comida, la rueda de la fortuna, lionel manchado de ketchup en la comisura de los labios, pensó en eso último más tiempo.—me gustó, deberíamos ir nosotros. Hirving dijo que quería ir a la casa del terror... pero dudo que lo dejen pasar con muletas, tal vez debamos preguntar antes si-
Unos golpes en la puerta lo hicieron callar.
—¿Qué?— preguntó Andrés curioso por el silencio repentino.
—Creo que alguien toca... te hablo en la tarde, Andresito.— Le dijo levantándose de la silla sin prestarle tanta atención a su amigo en el teléfono.
—No me vuelvas a llamar así, Francisco... Te llamo en la tarde.— y colgó.
Le dio un bocado a su omelette y caminó hacia la puerta principal. Era muy temprano para que fuera algún repartidor de paquetes, o tal vez Amazon ahora hacía entregas para personas madrugadoras como él y no se había enterado nunca, podía sentir la emoción de recibir sus nuevos lentes para la cámara que cuando abrió la puerta no pudo ocultar la sorpresa de su rostro al encontrase con los ojos de Lionel.
—Hola.— Fue lo primero que le dijo, tenía el pecho agitado y el pelo pegado en la frente por el sudor. Parecía que había corrido hasta su casa.— Memo, quería verte.
Se sintió débil. O tal vez era el hambre, o tal vez sentía que el corazón se le iba a salir del pecho.
—Hola.—Dijo con un hilo de voz, sus ojos recorrieron a su amigo con rapidez, y después agregó.—¿Pasó algo? ¿Estás bien?
Lionel asintió con la cabeza con rapidez.
—¿Quieres pasar?— Preguntó Guillermo haciéndose a un lado, por lo general nunca pregunta eso, su amigo simplemente pasa como si de su casa se tratase, así siempre han sido ellos, sin necesidad de explicaciones.
—Quiero... prométeme que no te vas a enojar conmigo.—Lionel lo miró a los ojos y Guillermo se sintió extraño, como si hubiera algo diferente en la forma que lo miraba.
—Lio, ¿De que hablas?
La frescura de la mañana lo abrazó por completo, podía escuchar el canto de los parajos y el silencio de sus vecinos. Su cara estaba caliente y su mejor amigo lo estaba besando.
No tuvo tiempo de reaccionar, sintió como se tambaleaba, el agarre que tenía en la puerta era lo único que lo mantenía de pie en ese momento. Lionel lo besó como siempre imaginaba que él mismo lo hacía, estaban tan cerca que el olor a su perfume lo invadió por completo. Se dejó llevar y lo besó de regreso.
No le importó que seguía con la pijama puesta, o que tenía todo el pelo desordenado y las ojeras tan marcadas como nunca, Lionel lo estaba besando y no entendía como eso podía ser posible. Quería gritar (¿Guitarle a Lionel? No estaba seguro) Quería salir corriendo, quería seguir besándolo. La cabeza de Guillermo daba vueltas.
Se separaron y Lionel lo miró en silencio como esperando a que dijera algo.
No podía pensar en nada.
Así que lo tomó del cuello de la camisa y lo beso esperando a que eso contestara todas las preguntas que su amigo tenía.
[***]
guess who is back 😆
revivan el mechoa plis
GRACIAS a los que siguen leyendo esta cosa prometo terminarlo.
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lento | mechoa
Fiksi PenggemarLionel juega fútbol en su tiempo libre, Guillermo sólo es un fotógrafo enamorado.