Capítulo 1: Dos décadas después...

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Ella tenía la evidencia en sus manos: en la cámara fotográfica que le regaló su pareja tenía las fotos necesarias para poder llevar a la corte a este tan despreciable y ruin ser.

Ahora, no tiene que hacer ningún ruido, aunque la lluvia sea fuerte, cualquier ruido dentro de la casa podría delatarla, solo faltaba el mínimo chirrido de la suela de su zapato contra el suelo de madera para arruinar sus planes.

La muchacha va caminando de puntillas hacia a la salida, con adrenalina a tope por la mitad de su hazaña lograda.

Luego de estar a pocos pasos de la puerta, ella estira su mano hacia el pómulo, pero se detiene a escasos centímetros.

Un par de pisadas, el sonido de llaves moviéndose de manera desesperada y rápida, logrando entrar exitosamente en el ojo de la cerradura.

Del otro lado de la puerta, hay alguien que no debería estar ahí.




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Manuel abre la puerta de su oficina o, como solía llamarle en privado cuando antes trabajaba, su "base de operaciones". El chileno le cede la entrada a Arthur, quien llevaba una caja con sus pertenencias.

Luego de un año debatiendo la incorporación del médium a la oficina, Arthur ganó, logrando acompañar al joven chileno en sus futuros casos para que no se sintiese tan solo en su gran y vacía oficina.

Arthur deja su caja en el escritorio frente a ellos y se sienta en la silla contigua mientras que Manuel va a la oficina del fondo. El rubio ve por el rabillo del ojo los movimientos del contrario, hasta que este desaparece por el umbral del despacho del chileno. Se le nota intranquilo, sabe que tiene que hacer algo. Finalmente, después de un suspiro, decide levantarse e ir a su oficina.

- Sé que es duro comenzar de nuevo, pero créeme, te hará bien – le señala el inglés en un afán de subirle el ánimo, pero sabe que Manuel aún tiene sus propios demonios consumiéndolo.

Manuel suspira mientras se abraza a sí mismo mientras mira a la nada. El chileno asiente con la cabeza.

- Es... lo necesario para seguir adelante creo, no puedo seguir lamentándome su desaparición... -el chileno hace una pausa, llegando a una costosa conclusión- ella no hubiese querido eso.

Dicho esto, Arthur se acerca y le da un abrazo al más bajo. Manuel corresponde el abrazo en silencio. Francamente, él hubiese respondido de manera más eufórica, Arthur, en general, no era muy fanático de dar abrazos de manera frecuente y espontánea.

Pero no tenía la energía para eso, todavía no, menos al volver a este lugar.

El cándido abrazo fue interrumpido por el sonido del teléfono. Arthur se separó del más bajo y fue al escritorio de la recepción a contestar la llamada.

¿Hello? Oficina de abogados González y compañía

- ¿Ho-hola? necesito ayuda

Una voz temblorosa se escuchaba desde el otro lado de la línea.

- Mi-mi nombre es Matthew Williams, - se presentó la voz entre sollozos- estoy en la cárcel y me están acusando de un crimen que no cometí.

Manuel miraba a Arthur preguntándole con la mirada quién era la persona que se encontraba al otro lado de la llamada, el inglés le respondió sin desviar su vista del moreno.

- Vamos en camino.

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El inglés y el chileno llegaron a la cárcel, específicamente al lugar donde se realizan visitas a los reos, siendo estas vigiladas por los guardias del recinto.

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⏰ Última actualización: Aug 13 ⏰

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