Ecos de Medianoche

Parte 1: La Casa en el Bosque

Adara vivía en una antigua casa a las afueras de la ciudad, rodeada por un espeso bosque que parecía abrazar el hogar. Su vida era serena y solitaria, salvo por su fiel compañero, un gato negro con ojos de un intenso naranja llamado Shadow. La presencia de Shadow le brindaba una sensación de seguridad, y juntos disfrutaban de la tranquilidad de su entorno.

Una noche, mientras Adara leía junto al fuego, sintió un escalofrío inexplicable. El acosador había comenzado a ser más audaz, dejando notas inquietantes y haciendo llamadas anónimas. Aunque Adara trataba de no dejarse dominar por el miedo, la sensación de inquietud persistía. Fue entonces cuando Leo, un piloto de avión amable y atractivo que había coincidido con Adara en el mercado local, se ofreció a ayudarla. Su preocupación genuina y su disposición para protegerla la hicieron sentir aliviada.

Leo comenzó a visitar a Adara con frecuencia. Sus conversaciones llenaban la casa de risas y calidez, y la creciente cercanía entre ellos era innegable. En una noche particularmente estrellada, mientras compartían una cena en el jardín, Leo confesó su admiración por Adara. Su sinceridad y ternura la hicieron sentir especial, y el primer beso compartido bajo las estrellas marcó el comienzo de una pasión que ambos habían estado esperando.