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Son las 4:38 de la mañana cuando Satoru entra por la puerta principal de la casa que comparten, se quita los zapatos sin hacer ruido y deja las llaves en el suelo. Escucha cualquier movimiento mientras deja la chaqueta en el perchero y se dirige a la cocina.
Satoru sonrie al ver la comida que le habias dejado, la calienta y se la come rapidamente. Se imagina que ya estas dormida, y se toma la libertad de ducharse y cambiarse en el baño de abajo en vez de en el de la habitación para no despertarte.
Espera que le reciba un dormitorio oscuro, con usted dormida en la cama o al menos saludándole, mientras se incorpora con la manta ahogándole. No espera ver la luz que se cuela por debajo de la puerta, lo que le hace fruncir el ceño cuando abre la puerta y ve la cama vacía.
Una mirada a su izquierda responde a todas sus preguntas.
En su portátil había un vídeo de una clase, aún reproduciéndose, con los apuntes esparcidos a su alrededor mientras dormía plácidamente contra su tableta, ahora bloqueada.
Se encoge un poco al ver la postura en la que estabas, sabiendo a ciencia cierta que te dolería el cuello por la mañana. Satoru detiene el vídeo de la clase, lo vuelve a poner en marcha y carga el portátil.
"Cariño, vamos a la cama", susurra, con suaves caricias que te sacan de tu estado inconsciente. No tarda en tomarte en brazos, llevándote como si fueras una pluma y colocándote en la cama.
Abres los ojos lentamente, dándote cuenta de que ya no estabas en tu escritorio mientras ves a Satoru guardar tus cosas por ti, organizando ordenadamente tus apuntes en papel y enchufando tu tableta, apagando la lámpara de tu escritorio.
Cuando se gira, te ve sentada, frotándote los ojos para quitarte el sueño. "Buenos días, cariño", susurra, besándote en la frente y animándote a levantarte. "Vamos a quitarte las lentillas y a cepillarte los dientes".
"¿Qué hora es?" murmuras, sin molestarte en pelearte con él para estudiar más, ya que tu batalla contra el sueño estaba perdida desde hacía tiempo.
"Casi las 5 AM, creo" dice, dándote tu cepillo de dientes mientras él agarra el suyo. "Pensé que habías dicho que ibas a dormir temprano hoy", ni siquiera necesitas mirarlo para ver el puchero en sus labios brillantes.
"Iba a hacerlo, pero luego me di cuenta de que era mucho más material de lo que esperaba y acabé quedándome despierta", murmuras, "bueno, supongo que no me quedé despierta porque me quedé dormida". Satoru suelta una risita suave, sujetándote el pelo mientras te enjuagas la boca.
Los dos están en la cama en cuestión de minutos, Satoru vestido solo con sus boxers y tú con una de sus camisetas blancas que te queda demasiado grande. Dejas que tu cabeza descanse en el pliegue de su cuello, y tu mano se acerca a su nuca, jugueteando con el pelo húmedo y níveo que ha encontrado acomodo allí.
Satoru casi ronronea al sentirlo, dejando que su mano recorra suavemente tu espalda de arriba abajo. "Tienes que tomarte más descansos, cariño". murmura, besándote la cabeza. Tú sólo tarareas en respuesta, sin molestarte en abrir los ojos.
"No deberías dormir en tu escritorio cuando hay una cama tan buena como esta esperándote", te mira con un mohín y puedes sentir su mirada clavada en ti.
Después de un par de segundos, maniobras para mirar a tu amante, "¿qué te parece si cuando trabajes hasta tarde yo intento estar en la cama a las tres, para que no tengas que preocuparte por mí?"
"A las tres es muy tarde", resopla, dejándose llevar por tus besos. Tú le pones los ojos en blanco, te sientas y te colocas a horcajadas sobre sus caderas para besarle mejor las mejillas.
"¿Preferirías que fueran las cuatro?", le preguntas, haciéndole negar rápidamente con la cabeza. "entonces serán tres", Satoru atrapa tus labios entre los suyos y sonríe mientras tú le devuelves el beso casi de inmediato.
Los dos se separan cuando se han quedado sin aliento, rodeándote con sus brazos y apretándote con fuerza. "Muy bien, hora de dormir", murmura, besándote suavemente una vez más antes de que te despegues de él y te acuestes de lado, acurrucándote contra él.
Satoru se apresura a ponerse cómodo a tu lado, dejándose acercar lo más posible a ti antes de que sus ojos se cierren lentamente.
El sol saldrá dentro de unos minutos y sus cálidos rayos besarán a los dos. Pero por ahora te acurrucas en el cálido abrazo de Satoru, sonriendo mientras sus fuertes bíceps te sirven de almohada improvisada y el olor de su gel de baño te llena la nariz.
Por ahora, le escuchas contarte su día en lugar de escuchar sus clases grabadas, dibujando círculos inconscientemente en su pecho en lugar de en tu cuaderno mientras te adormeces lentamente con los constantes latidos de su corazón.
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𖹭 No me puedo imaginar el trabajo que tenía este hombre para llegar a dormir solo tres horas. ¡Dos publicaciones seguidas, gracias por las casi 20 k de lecturas! 🫶🏻
