Capítulo 1: El Inicio de la Sombra: Gabriel y Dominic
En el corazón de un bosque antiguo, donde el tiempo parecía haberse detenido, se erguía una cabaña acogedora, el hogar de los gemelos Dominic y Gabriel. La cabaña, construida con madera robusta y rodeada de un jardín modesto, ofrecía un refugio apacible, alejado de las inquietudes del mundo exterior.
Chiomara, la madre, era una mujer de calma serena, cuyos ojos reflejaban una ternura infinita al mirar a sus hijos. Solía vestir con faldas largas de algodón en tonos tierra, combinadas con blusas de lino y un chal ligero de punto que la envolvía con una calidez maternal. Su cabello oscuro, siempre recogido en un moño sencillo, realzaba su porte delicado pero firme.
Eloy, el padre, era un hombre de carácter firme y voz autoritaria, que intentaba impartir a sus hijos las lecciones de la vida a través de su propia experiencia. Vestía con una chaqueta de algodón encerado resistente, ideal para protegerlo del clima húmedo del otoño, y pantalones de mezclilla que se ajustaban a su vida práctica y rústica. Sus botas de cuero, gastadas pero bien cuidadas, resonaban con autoridad en el suelo de la cabaña.
Los gemelos, Dominic y Gabriel, siempre vestían igual, reflejando la estrecha conexión que compartían desde su nacimiento. Llevaban camisas de franela a cuadros en tonos rojizos y pantalones de algodón oscuro. A menudo, Gabriel sostenía un conejo de peluche que su madre le había regalado, un objeto que se convirtió en su fiel compañero en todo momento.
Una tarde de otoño, bajo un cielo gris y cargado de nubes, Eloy decidió llevar a sus hijos a aprender sobre la caza, una tradición que él consideraba esencial, y también una necesidad práctica. El viaje al pueblo para comprar carne requería dos horas de ida y vuelta en coche, tiempo que prefería ahorrar. Chiomara, preocupada por la naturaleza del viaje, decidió acompañarlos, queriendo estar cerca de sus hijos en una experiencia que presentía sería intensa para ambos.
El bosque se envolvía en un silencio expectante mientras caminaban juntos. Chiomara mantenía a Gabriel cerca, notando la tensión en sus pequeños hombros y la manera en que se aferraba a su conejo de peluche. Dominic, por su parte, caminaba al lado de su padre, con una emoción contenida que lo impulsaba hacia adelante. Sus ojos brillaban con una curiosidad voraz, mientras que Gabriel miraba al suelo, temeroso del lugar en el que se encontraba.
Finalmente, encontraron un conejo que cruzaba el sendero. Eloy, con un movimiento rápido y preciso, disparó su rifle. El sonido del disparo resonó en el bosque, y el conejo cayó al suelo.
Eloy miró a Dominic, quien observaba con fascinación al animal caído, y dijo: "Dominic, ¿quieres ayudarme a cazar este conejo para la cena?". Su voz llevaba una mezcla de seriedad y una leve sonrisa, tratando de hacer la experiencia educativa y útil para su hijo.
Dominic, con los ojos llenos de emoción, asintió rápidamente y se acercó al animal, aún tibio y con un leve temblor en sus patas. "Ahora, es el momento de aprender a despellejarlo", continuó Eloy, guiándolo con firmeza.
Chiomara observaba con preocupación, sintiendo el malestar de Gabriel aumentar con cada momento que pasaba.
Dominic, con manos temblorosas pero decididas, comenzó a trabajar bajo la dirección de su padre. Eloy le mostró cómo hacer un corte inicial en la piel del conejo, siguiendo la línea natural del cuerpo. El cuchillo, afilado y preciso, cortaba a través de la piel con facilidad. La sensación del cuchillo deslizándose a través del pelaje y la carne era a la vez repulsiva y fascinante para Dominic. El olor metálico de la sangre se mezclaba con el aire fresco del bosque, creando una atmósfera cargada de tensión y realidad.
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Diálogos Entre Sombras
HorrorDiálogo entre Sombras: El Juego de las Dos Caras En un mundo donde las sombras ocultan más de lo que revelan, la vida de dos hermanos se entrelaza en un juego siniestro de identidades y destinos entrelazados. Dominic, desde joven fascinado por la os...