Lali estaba en pleno ajetreo con la mudanza a su nueva casa. Las cajas estaban esparcidas por todas partes y los muebles aún necesitaban ser colocados en su lugar definitivo. A pesar del desorden, la luz de la tarde que entraba por las ventanas daba un aire acogedor a su nuevo hogar. La llegada de Candela con su hija Roma, de 6 años, y su creciente embarazo de 7 meses, fue una bienvenida refrescante.- ¡Llegó el refuerzo! -exclamó Candela mientras ¡Llegó el refuerzo! -exclamó Candela mientras entraba.
-¡Menos mal! -respondió Lali con una sonrisa, sintiendo un alivio inmediato al ver a su amiga.
Candela dejó la bolsa sobre la mesa y se quitó la chaqueta, ajustándose la ropa de embarazada. - Pensé que necesitarias un descanso, y ¿qué mejor manera de hacerlo que con comida y un poco de chisme? entraba.
-¡Menos mal! -respondió Lali con una sonrisa, sintiendo un alivio inmediato al ver a su amiga.
Candela dejó la bolsa sobre la mesa y se quitó la chaqueta, ajustándose la ropa de embarazada. - Pensé que necesitarias un descanso, y ¿qué mejor manera de hacerlo que con comida y un poco de chisme?
Roma, con su actitud curiosa y juguetona, se movía por la casa, explorando cada rincón. Bautista, casi de 6 años, estaba en el jardín, entretenido con juegos y carreras. Bruno, con apenas 1 año y medio, intentaba unirse a ellos, moviéndose torpemente y mirando a Roma con admiración, mientras intentaba jugar con los niños mayores.
- Che, La, ¿cómo te sentiste después del reencuentro con Peter?
Lali, distraída por el trabajo, dejó de moverse por un momento. Miró a Candela, su amiga de toda la vida, con una expresión que mezclaba nostalgia y seriedad.
- Bueno, fue raro al principio. Verlo después de tanto tiempo... me trajo muchos recuerdos.
Candela, que ya conocía la historia de Lali con Peter, se inclinó un poco hacia ella. - Sabes que ya sabía sobre eso, Lali. Estuvimos hablando de Peter durante años. Tú siempre estuviste enamorada de él. Pero dime, ¿sentiste algo cuando lo viste?
Lali se detuvo por un momento y respiró profundamente. - La verdad es que solo sentí nostalgia. Verlo me hizo recordar tiempos pasados, pero no sentí que esos sentimientos volvieran a surgir con fuerza.
Candela arqueó una ceja, con un leve brillo en los ojos. - Lali, no me mientas. Te conozco bien. ¿De verdad estás segura de que no hay nada más ahí?
Lali bajó la mirada, sintiendo la tensión de la conversación. - Te odio, Candela. Quizás hay una parte de mí que todavía guarda sentimientos por él, pero estoy tratando de no pensar demasiado en ello. Sabes que es todo difícil con Daniel.
Candela asintió lentamente, procesando la información. - Entiendo. Ya lo sabes pero si alguna vez necesitas hablar más sobre esto, aquí estoy.
Antes de que Lali pudiera responder, Roma se acercó a ellas, cargando algunos juguetes. Bautista seguía en el jardín rodeado de juguetes, mientras Bruno intentaba copiarlo en todo, mostrando una gran emoción al ver a su prima Roma.
- ¡Mirá, mamá! - exclamó Roma, mostrando sus juguetes a Cande. - Los extrañé a mis primos.
Candela miró a Lali con una sonrisa. Siempre de pequeñas hablaban de como serían sus hijos y como se llevarían.
- Tía Lali, quiero ayudarte a ordenar - preguntó Roma con entusiasmo, moviendo la cabeza de un lado a otro.
Lali sonrió, encantada por la oferta de su sobrina. - Obvio mi amor. ¿Te gustaría ayudarme a ordenar estos libros?
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Vínculos Renacidos
FanfictionLali, una mujer de 30 años, regresa a su ciudad natal en Argentina después de varios años en Madrid. Ahora, como madre soltera de dos hijos, Bautista y Bruno, Lali busca comenzar una nueva etapa en su vida tras una serie de desafíos personales y pro...