Capítulo 15 Viviendo con un demonio

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Ver sus ojos en medio de la oscuridad era una experiencia no solo inesperada, sino emocionante. Había algo en su mirada, no era algo demoníaco, era un embrujo, una maldición, algo que provocaría deseo en cualquiera que lo mirara. Ella cerró los ojos para intentar dejar de sentir todo eso que cruzaba por su cabeza en ese instante y tratar de dormir. Inmóvil pasó algunos minutos, aunque su corazón seguía agitado. Cuando más intentaba calmar todas las emociones que seguían arrebatadas como mar violento sintió que alguien tocaba su cabello.

Él pensó que ella estaba durmiendo y comenzó a acariciar su mejilla y luego su cabello. Sujetó su cabeza por la parte de atrás y suavemente deslizó sus dedos. Ella comenzó a sentirse relajada, terriblemente relajada. Uno a uno sus pensamientos se fueron apagando hasta que un silencio completo se apoderó de ella. Se quedó dormida.

Al abrir los ojos, revisó el lado contrario de la cama; estaba vacío ya. Lentamente recorrió con la vista la habitación sentándose en la cama al mismo tiempo. Recargado en el marco de la puerta estaba Jungkook, leyendo atentamente un libro, el libro que la mujer le había vendido un día atrás.

—Veo que has despertado —la miró un instante—. Así que todo esto planeabas.

—Espera. Es un mal entendido. Yo…

—Eres una persona muy interesante. ¿Qué pensabas hacer con esto, eh? —la miró con el semblante lleno de seriedad—. ¿Sabes que esto podría ser peligroso para alguien inexperto?

—Yo, yo… Puedo explicarlo.

—Déjame mostrarte. Conseguí justo está mañana lo necesario para lo que aparece en la primera página, y créeme, tendrás que abrir la boca bien grande.

Ella se sonrojó ante el comentario. No tenía ni idea del contenido del libro y ahora tendría que sufrir quien sabe que a manos de Jungkook por haberlo conseguido sin revisarlo antes.

—Te espero en la cocina —dijo él.

—Demonios, demonios, demonios —se decía ella sujetándose la cara después de que él había salido—. Esto se está saliendo de control.

Ella pensó que existía peligro así que cerró los ojos y comenzó a pensar en alguna forma de defenderse en caso de que fuera necesario.

—¿Abrir bien grande? —ella imaginaba muchas escenas. Algunas le enrojecían el rostro pero otras se imaginaba siendo torturada—. Debo encontrar, la forma de protegerme en caso de ser necesario —puso las manos frente a ella, con su mente concentrada imaginó la forma de materializar algo que le ayudara a defenderse y con destellos dorados entre sus manos se extendió un látigo de luz, sintió el grosor entre sus dedos. Al abrir los ojos vio como se alargaba frente a ella; era energía mágica pura. Logró materializar un látigo de magia dorada, una de las más poderosas. Imaginó que desaparecía y este se esfumó en el aire. Pensó una vez más en él y este volvió a formarse entre sus manos—. Bien. Creo que esto servirá.

Salió de la habitación y un aroma agradable le inundó la nariz. Cerró los ojos un momento.

—Esto es… 

—No te quedes ahí. Ven aquí a probar —él estaba ahí, con un delantal frente a la estufa de la cocina—. El libro que compraste es un formulario de estas delicias.

Ella miró la mesa llena de platillos distintos.

—¿Es un recetario de cocina?

—Abre bien la boca —con una sartén caliente y un tenedor le ofreció lo que parecía ser carne asada con salsa de soja y vegetales.

—Cuando me dijiste eso de abrir grande yo, yo —probó el bocado—. Es delicioso. Eres un gran cocinero.

—¿Cuando te di esa instrucción esperabas algo más? —levantó la ceja con curiosidad.

—Yo… no. Justamente sabía que habías preparado mucha comida deliciosa. Acabemos con esto de una vez.

Ambos comieron hasta llenar y cada platillo que él preparó era delicioso.

Cuando ambos terminaron de lavar los trastes mirando por la ventana, parecía que podrían ser una familia tradicional haciendo los deberes, de no ser porque él tenía un par de cuernos y una cola que se movía tras él.

—Hemos preparado solamente lo de las primeras tres páginas y he quedado asombrado. Debemos seguir practicando este tipo de magia. Sinceramente la comida humana no era de mi interés. Yo solo comía para tomar nutrientes. La comida para gato me era más que suficiente. Me he perdido de todo esto durante mucho tiempo.

—Tranquilo. Prepararemos todo lo que hay en el libro. Probarás todos los platillos —ella notó que en su mejilla, cerca de sus labios aún tenía salsa. La limpió cuidadosamente con sus dedos pero eso le recordó la vez que en la cueva hicieron su juramento. Recordó sus labios…

—¿Estás bien? Cambias de color muy seguido. Eres una especie de camaleón —él sonreía ampliamente.

—Sí. Estoy bien. Solo me dió calor.

—Iré a abrir las ventanas para que entre el aire y baje la temperatura.

<<¿Qué me está pasando? Si no dejo de pensar en él… Ya, ya. Concéntrate. Esto es una misión. Una misión de vital importancia. Necesitamos ser fuertes>>. Se decía a sí misma mientras terminaba de acomodar cubiertos en el escurridor.

—Saldré a caminar un poco —le dijo mientras abría la puerta.

—Está bien. Ve con cuidado —él movió la mano despidiéndose con una sonrisa.

Bajó las escaleras y avanzó rumbo a la plaza donde el día anterior compraron las provisiones.

—Señorita. Venga. Venga —una de las aldeanas que vendía en un puesto de frutas la llamó.

—¿Me ha llamado? —ella estaba algo confundida. No conocía a nadie en el lugar y era extraño para ella tener ese tipo de atención.

—Vi que ayer usted se fue a una de las posadas con un hermoso hombre, quería felicitarla nada más.

—Oh, eso. Pues él es un demonio.

—¿Tan bueno es en la cama? —ella esbozó una sonrisa pícara y se ruborizó.

—No, no. Me refiero a que él es un demonio, un demonio de verdad. Creo que no se ha fijado bien en él. 

—Por supuesto que me fijé bien en él. Ayer incluso lo soñé. Eres una chica muy afortunada. Ese hombre es un sueño.

—Bueno yo… solo soy su aprendiz. No es que yo sea su pareja o algo así.

—¿Sabes si está en busca de otras aprendices? Yo estoy dispuesta a aprender lo que sea que me quiera enseñar —la aldeana se mordió los labios.

—En realidad no funciona así. Me está enseñando a ser un demonio y a dominar mi magia.

—Sea cómo sea, eres afortunada. El grimorio de mi familia se especializa en generación de frutos y productos de la tierra. Si llegara a interesarle esa magia dile que soy toda suya. 

—Yo se lo diré —Jiwoo sonrió amablemente y se retiró.

Era una realidad, Jungkook era un demonio, y no solo eso, era un demonio jodidamente apuesto. La gente había notado más su belleza física que sus cuernos, cola y cicatrices. Era todo un demonio seductor. Comenzó a sentirse más tranquila al saber que no era la única en sentirse provocada por su gran atractivo y actitud. Era momento de hacerse a la idea de no provocarse ideas locas y superar toda expectativa que su mente hiciera. La tranquilidad era una necesidad si debía concentrarse en su misión, en el aprendizaje de la magia y en mejorar sus habilidades como peleadora.

Recorrió la mayoría de puestos, pues el día anterior pasó frente a ellos dormida. Y al llegar nuevamente la tarde regresó hacia la posada donde se estaban quedando.

La aprendiz de demonio (Jungkook Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora