Capítulo 1

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– ¿Qué te parece el plan?

– Debes estar bromeando.

– Solo piénsalo, somos básicamente la misma persona.- Al decir esto jugaba con sus dedos índice de cada mano mirándolos como si eso me hiciera entender su punto con mayor facilidad, era casi como si nos comparara con ambos dedos de sus manos, al mirarme nuevamente desvió la vista hasta sus dedos. Sería divertido su comportamiento sino fuera por la mirada esperanzada en sus ojos.

– Si idiota eso es lo que significa ser gemelos.

– Entones es perfecto, tu asistirás al campamento en mi lugar, así nadie sospechará aunque debes entrenar más con los tiros; tienes una puntería de asesino pero los pases, pareces un cervatillo aprendiendo a caminar cuando se te pide un pase, no puedo creer que los falles, es necesario que trabajes en equipo.

– No, no lo hare. – Exclame más fuerte cerrando la puerta de su habitación en cuanto un "Estamos en casa" se escuchó en el primer piso, nuestros padres habían llegado del médico y por las señas que hacia mi gemelo frente a mí no quería que escucharan nada de esto.

– Es un campamento de Futbol, así que imagino que jugar partidos es necesario, debes trabajar en equipo.

– No, no lo entiendes. No voy a ir a ese maldito campamento, es estúpido solo di que no aceptas o simplemente no te presentes y ya. – comenzaba a exasperarme.

– ¿Por qué? Vamos tienes un buen juego de pies, el regate se te da como a nadie, creas estrategias en un instante, posees piernas fuertes, más que las mías aunque me moleste aceptarlo. – La emoción en su explicación se apagó de un momento a otro y fue sustituida por el puchero que formaron sus labios al apretarlos, renegando de esto último miro sus piernas, en especial aquella que se encontraba enyesada siendo sostenida en alto gracias a la silla de ruedas.

– Se te olvida un insignificante detalle. – Cruce los brazos mirando hacia un costado, me molestaba verlo de aquella manera, no soportaba ver sus ojos intentando contener su enojo y frustración, un solo error lo llevo a esa silla y fui yo.

– Si es por el cabello puedes cortarlo, en unos meses crecerá. – Movió su mano restándole importancia hasta que tome aquella pelota para el estrés con forma de balón de futbol para aventársela directo al rostro. – ¡Oye! Esa no es su función.

– Es una pelota anti estrés, es lógico pensar que se la arrojas a la persona que te estresa y felicidades hermano, ese eres tú. – Conseguí hacerlo reír y que comenzara a jugar con esta presionándola en su mano varias veces.

– Vamos, estamos hablando de algo importante.

– No, tu intentas convencerme de hacer la pero tontería que habías dicho en tus diecisiete años con vida y eso es mucho considerando que solo sirves para el futbol.

– Exacto.

– ¿Hermano?

– Lo intente, quería tu apoyo para que idearnos esto pero no pones de tu parte.

– Debes entender que esto no es como cuando me rendía y te cedía la posición de delantero o cuando apostábamos por ver quien tenía una mejor marca en puntaje. Me estas pidiendo que me encierre con un grupo de idiotas por semanas solo para que tú no pierdas esa oportunidad pues te tengo una respuesta. No lo hare. – Dije cada palabra con suficiente fuerza, eran sus palabras, sus acciones y la falta de interés en lo que yo deseaba lo que me molestaba, siempre era así con todos, desde ese día el parecía volverse más como aquellos de los que nos apartábamos, aquellas personas que nunca llegaron a entendernos y desde ese accidente yo perdí a mi cómplice.

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