Step seven; Fingers.

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Ese día el escenario se sentía más cálido de lo habitual. Su promoción del álbum incluía presentaciones en diferentes stage durante un período de al menos dos semanas consecutivas entre en vivos y grabaciones.

JungKook tenía clara su performance de 21st Century Girls de principio a fin. La coreografía era divertida y muchas veces se olvidaba de que bailar era parte de su trabajo como idol.

Su desempeño en el escenario cada vez era más pulcro y notorio. Las fancam ahora se trataban de él y muchos seguidores decían que el crecimiento de JungKook como artista era fenomenal.

El problema quizás era todo el cambio de rutina que estaba experimentando con JiMin.

Usualmente, él no se fijaba del todo en JiMin cuando tenían su parte de baile con TaeHyung en el solo de canto del mayor —el cual cambiaron por diversión los soulmates—. Solía concentrarse en los pasos y en contar cuántas veces debía mover sus brazos antes de hacer el switch de posición, los cuales eran los pasos de Tae en ese momento.

Ignoró cuándo fue el momento en que sus ojos se encontraron viendo en cámara lenta lo bien que se alzaba la camisa de estampado de JiMin, dejando a la vista parte de su abdomen perfecto. La sonrisa coqueta de JiMin no pasó desapercibida, y Koo pronto se encontraba con el rostro colorado y el premio al mejor bailarín por no perder ningún paso de baile en esa fracción de segundos.

Terminada la canción se sintió abochornado. Tanta fue su vergüenza que desapareció del backstage y de lleno se metió en la green room. Tomó su teléfono móvil y comenzó a reproducir la grabación que les enviaban de cada una de sus presentaciones.

Mordía su labio con insistencia, puesto que ese fragmento de segundo en el que lo observó sí fue captado por la cámara, pero fue ignorado (para su suerte) al cambiar de enfoque a YoonGi.

Suspiró casi aliviado. Si la puerta de la green room no se hubiese abierto de esa manera.

Dio un leve saltito y el aire volvió a sus pulmones cuando JiMin se sentó a su lado, desordenando su cabello castaño.

—¿Ya puedo catalogarte como acosador?

JungKook rodó los ojos, cruzándose de brazos.

—No puedes si tú eres el exhibicionista.

JiMin soltó una carcajada en la que sus bonitos párpados hicieron desaparecer por un instante sus ojos en medialunas.

Pero a JungKook no le causaba gracia alguna.

Su cerebro no dejaba de repetir esa imagen tan corta y tan adictiva. El cuerpo de Park JiMin confundiendo su cabeza una vez más.

Debía tomar cartas en el asunto cuando volviese a casa.

Y quizás ese hubiese sido el plan perfecto, si no fuera porque su impulsiva forma de ser lo hizo terminar a horcajadas sobre su regazo, cruzando sus brazos por su cuello, besando con un grado más de habilidad los gorditos labios de JiMin.

Su dulce intercambio subiendo la intensidad al sentir las manos de JiMin moldeando su bien trabajado trasero. Sus caderas nerviosas moviéndose contra la pelvis de JiMinie para conseguir apretar la creciente erección que se asfixiaba dentro de sus pantalones.

Suspiró en medio de un jadeo, estirando su cabeza hacia atrás para dejar que Park besara y mordisqueara suavemente su manzana de Adán.

Esas manos expertas apretando tan bien su piel sensible en su cintura, su trasero dibujando tan bien la forma del falo ajeno.

—Este es un buen momento para enseñarte otro paso.

JungKook se tensó cuando el peligris le obligó a alzar su trasero después de quitarle sus pantalones y ropa interior. Se abrazó con más fuerza a su cuello, escuchando la voz ronca del vocal tan cerca de su oído.

Limerence | JiKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora