"La telaraña del circo" un breve cuento de horror:
Un misterioso circo ha llegado al pueblo de Santa Flor y guarda una extraña aura seductora con tantas luces, dulces y shows, pero, a su vez, también tiene raros tintes de misterio y terror. Hay algo...
¿Saben algo? por alguna extraña razón, las telarañas siempre me han recordado a las carpas del circo, quizás... sea por esas franjas de las carpas que se igualan al hogar de las arañas... o posiblemente sólo cuento con mucha, pero mucha imaginación.
Y, hablando de circos, siempre había querido visitar uno, los había visto en películas, libros y demás, porque, como sabrán, hoy en día no quedan muchos. Desde luego, mis amigos también querían ir a ver alguno, así que todos rompimos nuestras alcancías cuando supimos que había aparecido uno en las afueras del pueblo fue una mañana, ante el asombro de todo el pueblo, que había aparecido un circo a un costado de El pueblo de Santa Flor, que es donde yo vivo.
Cuando nos enteramos de esto, mis amigos y yo nos apresuramos y sin dudarlo tomamos la decisión de acudir a presenciar sus shows; rompimos nuestras alcancías, sacamos nuestros ahorros y salimos corriendo por los boletos.
Compramos cinco de ellos, uno para cada miembro, estaba... estaba, vaya, creo que los nombres de mis amigos no los recuerdo, pero, en fin... también teníamos palomitas, refrescos, chocolates y golosinas. Las luces y globos brillaban y giraban, era todo un show de color. Aunque todos estaban felices, yo estaba incómodo, algo me generaba cierto sentimiento de desconcierto, como, si entre tantas rizas y gozo, en el fondo, muy en el fondo, hubiera gritos de dolor y que decían: "socorro".
—¿Escucharon ese sonido de violín? Es como si alguien tocara una sola nota y raspara las cuerdas. ¿lo... lo escuchan?
En verdad quería salir huyendo o recargarme en una pared para sentirme seguro, no encontraba la fuente de tan espeluznante sonido. Ese sonido era triste, me irritaba, me provocaba ganas de vomitar, quería respirar agitadamente y pedir ayuda, en mi mente solo pensaba: <<Ayuda, por favor>> . Este sentimiento me acosaba, cuando de pronto:
—¡Pasen! ¡Pasen! Vean nuestro horrible alegre show. ¡Verán toda clase de cosas!... y monstruos como los Hermanos Lobo, el par de acróbatas traídos de Estocolmo.
Esas fueron las palabras de un payaso que caminaba con sancos, me desconcertó un poco, pero... ¿qué les iba a decir yo? creo que estaba pensando algo ¿no? No, creo que no, supongo. Y así, entramos a las gradas y nos deleitábamos con los espectáculos que llegaban uno tras otro.
Ah, sí. Ya lo recuerdo... yo me sentía incómodo.
—Oigan, hay que irnos pronto. —Les decía a mis amigos, aunque parecía que se hacían de oídos sordos.
Más aun, creo que muy en el fondo, detrás de sus inmensas sonrisas se podía adivinar un grito y una expresión de horror en su rostro. Quería levantarme y jalar a todos al exterior, sin embargo, mis rodillas no me respondían, volteé a ver mis amigos, pero sabía que ellos, al igual que yo, no podían salir ni levantarse de las gradas. Por un momento pensé: <<Es por los dulces que se derritieron y volvieron los asientos pegajosos>>. Algo dentro de mí me hizo sospechar de todo, de absolutamente todo, ya no quería seguir allí, algo andaba rotundamente mal, quería sacudirme, <<Ya, por favor. ¡Que se detenga! ¡Que se detenga! ¡Ya no quiero ver el show! >> Todo esto me hacía sentir como una mosca en una telaraña.
Poco a poco comencé a sentirme petrificado, me pesaban las piernas y no podía moverlas, con mucho esfuerzo levanté el rostro y creí haber visto dos enormes arañas blancas que bajaban por un hilo de su telaraña, pero en "realidad" eran los trapecistas que efectuaban trucos en el aire... o no lo sé realmente. Todo lo que veía era una imagen difusa, debí estar confundido, porque me pareció haber visto enfrente de mí a un hombre de ocho ojos y muchos brazos, él me sonreía, quise llorar al ver esa escena tan tétrica; parpadeé con fuerza deseando que todo fuese un sueño y tal vez lo era, porque de inmediato desapareció, <<¿o está arriba de mí? Creo que está caminando en la carpa del circo, no quiero mirar hacia arriba, no quiero confirmar lo que me temo, no quiero ni siquiera tener estos pensamientos. Por favor, que todo sea un sueño>>.
¿Sabían que algunas arañas cangrejo se posan sobre flores para cazar abejas? Lo asombroso de esto es que estos pequeños insectos alados no pueden ver a los arácnidos; para ellas las arañas son invisibles, ya que sus ojos solo captan la luz ultravioleta que refleja la flor y el cuerpo de su depredador se camufla entre esos tonos; debe ser horrible, estar frente a tu victimario; y que él se encuentre camuflado a la espera de hacerte daño.
Pero, en verdad... mis movimientos se encontraban limitados y presenciaba como mi cuerpo reía en contra de mi voluntad, aunque no todo estaba perdido, todavía mantenía control sobre una parte de mi cuerpo: mi mano derecha.
Como pude, y con mucha dificultad, escribo esto sobre una bolsa de papel que contenía palomitas, regué un poco de refresco que estoy usando como tinta. No sé qué pasará después de esto; pero creo que hay una criatura detrás de mí, diría que es un payaso... pero no es ni una persona o cualquier cosa que haya imaginado. Frente a mí sólo veo un escenario multicolor, ya nada tiene sentido, todo es un telón que cubre mis ojos. Siento que algo ha bajado desde arriba, pues las gradas se han movido un poco, lo que sea que haya bajado de allá arriba, camina con paso lento y sigiloso. Escucho de nuevo ese sonido del violín <<Por favor, que se detenga ¡no quiero oírlo ¡quiero irme! ¡No, por favor, no quiero oírlo! ¡No quiero morir!>>, mi cabeza me está dando vueltas. Siento que algo me aprieta y detiene mis hombros.
Hice mi mayor intento por voltear atrás y no pude ver nada, solo butacas vacías donde anteriormente había más personas que reían, volvía a mirar al frente y estaba un payaso viéndome fijamente; dio un salto y cayó detrás de mí. No, lo que había a mis espaldas no era un payaso ni nada que yo con mi más loca imaginación pudiera haber imaginado, sus mandíbulas me muerden el cuello, al parecer va a comernos... y seré el primero.
Si tú encuentras esto, por favor sal corriendo.
El circo había llegado al pueblo de Santa Margarita, mi madre me trajo, ella me está comprando palomitas, mientras tanto yo espero. Estoy viendo un muro repleto de máscaras raras, por alguna extraña razón siento que me miran y me piden que me vaya hacia otra dirección. No sé si lo que vi fue verdad, pero creo que una de esas máscaras acaba de escupir un objeto. Me da curiosidad, así que voy a levantarlo.
—Creo que dice "Si tú encuentras esto, por favor sal..."
—Hijo ¿qué levantaste del piso?
—No lo sé ma'. Es una bolsa de palomitas, pero tiene algo escrito.
—Bueno, tira eso y entremos al circo pronto...
Llámenme loco, pero creo que la máscara que arrojó la bolsa de palomitas llora y me mira de reojo. He entrado y a mis espaldas se ha cerrado un telón, ¡qué lindo es aquí adentro! vaya, espero divertirme con este show.
—¡Pasen! ¡Pasen! Deleiten sus ojos y déjense llevar ¡entreguen sus sentidos a la experiencia del circo!... Espere, espere ¿ya se va tan pronto? Permítame salirme un poquito de la línea de este renglón... Tengo que decirle algo que no me dejaba decir el autor:
Por favor, tómese un instante, querido lector. Ponga atención a su alrededor ¿ya vio eso, lo que camina por su hombro y el hilo que lentamente lo envuelve?¿también escucha eso? Sí, ese sonido del violín. ¿Ya vio la araña que está en ese rincón? Aunque a ella no deberías prestarle tanta atención, mejor, preocúpate por ti... porque estoy a tus espaldas en esta misma habitación a la espera de que voltees para que no vuelvas a ver el sol.
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DESCRIPCIÓN DEL AUTOR: Considero que el terror es una de las experiencias más antiguas con las que se enfrentó el ser humano y lo exploro con el fin de recordar aquello que le es propio a nuestra especie, y, así, mostrar que hay algo más, algo que escapa de lo cotidiano y que todavía podemos asombrarnos dentro de este mundo aburrido y profano.