Advertencia: El siguiente contenido contiene temas para adultos, incluyendo referencias a drogas y actividad sexual.
El bosque de Forks susurraba secretos antiguos mientras la luna llena se alzaba sobre las copas de los árboles. En la orilla del bosque, una figura solitaria trabajaba incansablemente en su taller, el sonido rítmico del martillo contra el metal resonando en la noche.
T/N, una mujer que aparentaba unos 20 años pero cuya verdadera edad se remontaba a tiempos inmemoriales, forjaba una intrincada pieza de metal. Sus manos, fuertes y callosas, moldeaban el material con una habilidad perfeccionada a lo largo de milenios. A pesar de su apariencia juvenil, sus ojos verdosos reflejaban la sabiduría de incontables vidas.
Nacida en el año 1580 a.C., T/N había visto el ascenso y caída de civilizaciones. Como metamorfa de pantera, poseía una naturaleza única que la diferenciaba tanto de los vampiros como de los hombres lobo. No estaba sujeta a las mismas restricciones que ellos, y su longevidad superaba incluso a la de los Vulturi.
El taller, una mezcla de fragua y carpintería, era su santuario. Aquí, en las afueras de Forks, había encontrado un lugar al que llamar hogar después de siglos de vagar. Sin embargo, la soledad era su única compañera constante. Su hermano y su tío, también metamorfos nómadas, hacía mucho que no los veía.
T/N dejó el martillo y se secó el sudor de la frente con el dorso de la mano. Miró por la ventana, observando las sombras del bosque que tan bien conocía. Cada árbol, cada sendero, guardaba un recuerdo de sus exploraciones nocturnas en su forma de pantera. Con un suspiro, apagó la forja y salió del taller. El aire fresco de la noche la recibió, llevando consigo el aroma a pino y tierra húmeda.
T/N se dirigió hacia su Harley Davidson, una belleza negra y cromada que descansaba junto a su modesta cabaña.
Mientras encendía un cigarrillo, sus pensamientos vagaron hacia los pocos habitantes de Forks con los que mantenía algún tipo de relación. Charlie Swan, el jefe de policía, era quizás el más cercano a lo que podría llamar un "amigo" aunque para ella podria ser algo mas, pero nunca llego a nada, charlie era putamente formal y respetuoso algo que le prendia de ese alfa de baja categoria. Ironía pura, considerando que sus primeros encuentros habían sido menos que amistosos. T/N sonrió con amargura al recordar sus días de rebeldía, cuando las peleas callejeras y la posesión de drogas eran su forma de pasar el tiempo, pues vivir tanto tiempo no habia mucho que hacer. Charlie había sido el primero en ver más allá de su fachada de chica problematica, ofreciéndole una oportunidad de redención en lugar de un boleto directo a la cárcel, aunque a veces no podia haver mucho.
Billy Black, por otro lado, aparente alfa al igual que Charly le llamaba la atención y más que parecía intuir que había algo diferente en ella, algo no humano. Como líder de los Quileutes, probablemente sentía la energía sobrenatural que emanaba de T/N, aunque nunca lo había mencionado directamente. El cigarrillo se consumió rápidamente entre sus dedos. T/N lo apagó contra la suela de su bota y montó en su moto. Era una noche perfecta para un paseo, y quizás, si la suerte estaba de su lado, encontraría alguna distracción en Port Angeles.
El motor rugió a la vida, y T/N se perdió en la carretera, su figura esbelta aunque un poco musculosa enfundada en una camiseta sin mangas y jeans ajustados desapareciendo en la oscuridad.
Mientras tanto, en la reserva Quileute, Sam Uley se despertó sobresaltado. Había sentido una presencia poderosa pasar cerca de los límites de su territorio. No era un vampiro, de eso estaba seguro, pero tampoco era completamente humana."T/N", murmuró para sí mismo, reconociendo la energía única de la enigmá mujer al ver que pasaba por la carretera. Sam nunca había podido descifrar qué era exactamente, pero sabía que no representaba una amenaza directa para su gente. Aun así, su naturaleza de alfa lo mantenía alerta.
En la casa de los Cullen, Alice Cullen frunció el ceño, frustrada. Había estado intentando ver el futuro, preparándose para la llegada de la hija de Charlie Swan la próxima semana, pero algo interfería con sus visiones. Una presencia borrosa, como una mancha en el paisaje de sus predicciones.
