verdades

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—¿Cómo que no está ahí? — La voz molesta de la sacerdotisa era contrastante con el estado de paz y tranquilidad que me rodeaba, personalmente me encontraba aterrada de que su actitud me pudiera meter en problemas.

Miré alrededor de mi sin ver nada más que dos sillas y una mesa pequeña, no había nadie y ni nada más en el lugar, realmente era aterrador el simple hecho de no poder ver nada alrededor —Como ya le dije joven Aqua, estoy sola en esta habitación. — Era como estar parado en la noche más oscura con solo una antorcha, solo que la luz de esta antorcha no iluminaba nada excepto el pisó, todo lo demás estaba tan oscuro como la noche.

Realmente no sabía qué pensar sobre mi situación actual, no era algo que pensé experimentar o por lo menos no tan pronto, parte de mi aun creía que debía estar en alguna clase de sueño raro pero la voz enojada viniendo desde arriba seguía negando que lo fuera. —Mmmm... Esa chica puede ser tan irresponsable a veces, está bien no hay de otra, tendrás que esperar ahí voy a curar a los demás y vuelvo en un momento. Espero que esa descuidada de Eris ya esté ahí cuando vuelva, tengo que regañarla por descuidar sus deberes. —

Así fue como me quedaba sola nuevamente esperando a la diosa de la suerte, realmente era Anti climático considerando que estaba muerta, realmente no podía llegar a términos que no hubiera nadie para guiarme a la siguiente vida.

Tantas visitas a la iglesia de Eris acompañando a la princesa Iris no habían servido para nada, tantas veces escuchar que veríamos a la diosa al final de nuestras vidas para nada, todo ese dinero que mi familia donaba para nada. Esto último era lo que realmente me dolía, sabía esa diosa cuánto le habíamos dado a través de los años, no era mucho pero seguía contando.

Estaba agradecida con la sacerdotisa de grupo de Kazuma por intentar intervenir por mi ante la diosa Eris para revivirme, aunque no sabía si eso sería de ayuda o me metería en más problemas, con su actitud de seguro sería la segunda opción pero ya estaba muerta así que no perdía mucho por intentar.

Por el momento me senté en la silla donde había aparecido al llegar a esta habitación, había pasado algún tiempo así que me estaba aburriendo de este lugar, era tan aburrido como posar para una pintura y ver al artista quedarse sin hacer nada por minutos antes de dar otra pincelada. Esperando a que el artista dijera que aún no había terminado el cuadro, tardando una eternidad e intentando cobrar más de lo acordado.

La joven Aqua me había pasado las disculpas por parte de su equipo por meterme en esta situación, realmente no tenía ningún tipo de enfado contra ellos ni siquiera con la chica llamada Megumin, cuyo nombre me parecía chistoso. así que simplemente las perdone.

Pero aparte de recordar lo sucedido realmente no tenía nada en que distraerme, siento esto último algo incómodo de hacer, no recordaba mucho pero sabía que ser alcanzada por la magia de explosión no era agradable.

Entonces fue que tuve curiosidad por la mesita enfrente de mi y no pude aguantarme, me levanté de la silla en dónde estaba para caminar hacia la pequeña mesita que estaba a un lado de la otra silla. Tuve cuidado al acercarme porque no sabía si esto era una clase de prueba, la iglesia de Eris siempre decía que la diosa nos probaba.

Si Aqua tenía razón, esa debía ser la silla de la diosa Eris, así que tenía curiosidad de qué tipos de cosas podía tener en el cajón de la mesa. Normalmente nunca intentaría hacer algo parecido pero una parte de mi aún piensa que esto es un sueño. Además la princesa Iris siempre tenía algún bocadillo o dulce escondido en su escritorio, así que me preguntaba qué era lo guardaría una diosa en el único cajón que había en la habitación.

Cuando lo abrí descubrí unas galletas de chocolate, un anillo y... ¿Relleno para brasier?

—¿Por qué tendrá estás cosas aquí? —

KONOSUBA: la ruta de YunyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora