En las doradas puertas del cielo, cierto ángel estaba por completo nerviosa de esperar a la hija de Lucifer como se le había ordenado. No entendía la razón de por qué el cielo daba bienvenida a aquellos seres este día, pero hasta ahora Sera había liderado bien a los ángeles y querubines como para dudar de alguna de sus órdenes.
—— Lo siento, como les repito, su nombre no está en la lista. — escuchó a San pedro, quien estaba siendo firme como siempre ante quienes permitía pasar y a quienes no.
—— Yo me encargo, no te preocupes, ¿Tú eres la hija de Lucifer? — habló curiosa pero con su distintivo tono dulce.
—— ¡Así es! ¡Mi nombre es Charlie y está es Vaggie! — fruncí ligeramente mi ceño ya que ella se me hacía familiar, pero en aquél instante Sera y Emili aparecieron a llevarlas al lugar en el cuál se hospedarían durante el juicio.
Simplemente sonreí con ternura al ver lo mucho que Emily y Charlie se parecían. Las vi corriendo por allí, alejándose de mi vista así como la sonrisa en mis labios al momento justo en que escuché su voz.
—— Cariño, ¿De nuevo siguiendo a Sera por allí? Ya te dije que vuelvas a nuestros escuadrones — enredó su brazo sobre mis hombros, embriagándome con su asqueroso olor. — haces mucha falta allí. — dijo en un tono que claramente buscaba un doble sentido.
Asqueada lo empujé ganándome una mala mirada por su parte y por la de Lute, el ángel exterminador que siempre le acompañaba.
—— Adán, eres un asco, ¿Lo sabías? Si renuncié a mi cargo, fue porque no quería ver tu rostro, suficiente tiempo lo vi en el Edén como para querer hacerlo un segundo más. — me di la vuelta dispuesta a irme, abriendo un poco mis dos pares de alas para abrir vuelo, pero la voz de Lute me detuvo.
—— ¡Ja! Vamos, perra, ambas sabemos que huiste porque te daba miedo pelear con los pecadores, tú simplemente eras demasiado débil para matar.
Solté un suspiro sonoro ante las palabras de Lute; ella sí que sabía completamente el cómo sacarme de mis casillas, así que por muy poco amable que fuera, quería defenderme.
—— Claro, olvidaba que la pequeña mascota de Adán seguía aquí. A ver, quieta... ¡Ladra!
—— ¡Tú, perra de mierda! — quiso golpearme pero Adán se lo impidió, riéndose un poco de mi comentario, lo cuál la enojó aún más como ya estaba claro — buena chica. — la despeiné para luego abrir mis alas y salir en vuelo antes de que me atacara.
Tenía que llegar lo más rápido posible ante la reunión que yo tenía con Sera mientras Emily parecía enseñar cada nube del cielo a la hija de Lucifer.
Estaba preocupada ya que me habían llamado la atención un par de veces ya por el pensamiento que estaba teniendo desde mi última misión en el infierno, y es que antes de vagar aquí arriba como si nada, yo pertenecía allá con mis hermanas, donde la sangre y el sollozo de almas muriendo eran el pan que nos alimentaba y quizá era por eso que Lute era tan horrenda y poco angelical.
— Eve — me detuve, dándome la vuelta y topándome cara a cara con Raziel, quien era el encargado de las almas humanas que pronto debían ir al cielo o al infierno. — ¿Es verdad lo que todos dicen? ¿El exterminio pasará antes?
Solté un suspiro exhausta ya que esto debía ser obra de Lute, quien en el afán de hacer todo lo que Adán dijese, no le importaba perturbar la paz. Se supone que solo nosotros tres sabíamos esa verdad.
—— Me temo que sí, Ra.
—— Pero eso no puede ser, es atroz, es inhumano, es... — puse mi mano en su hombro para calmarlo.
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La caída.
FanfictionTodos conocen la historia de la caída del ángel rebelde que dio libre albedrío a la humanidad, pero nadie nunca contó la historia de aquél serafín que fue condenado por darse cuenta que el infierno y el cielo no son tan diferentes como todo mundo ha...