Capitulo 12

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Lali estaba en el caos típico de una mañana de fiesta, corriendo de un lado a otro mientras vestía a sus hijos para el cumpleaños de Roma. Bautista había llegado de España hace dos días y el pequeño Bruno había estado más tranquilo desde su regreso, la preparación para el evento estaba siendo un desafío. Con su su hijo mayor en una esquina quejándose de la ropa, y Bruno jugando con sus juguetes por todo el suelo, Lali se movía rápidamente para asegurarse de que todo estuviera listo.

-¡Vamos, chicos! Necesito que se apuren un poco, el cumpleaños de Roma empieza pronto -dijo Lali con tono enérgico, mientras trataba de ajustar las zapatillas de Bautista.

Bruno, con su pequeño camisa bien puesta, se estaba entreteniendo con los bloques de construcción que había esparcido por el suelo. Lali le echó una última mirada antes de comenzar a vestirse a sí misma, queriendo estar lo más arreglada posible para el evento.

Mientras tanto, desde la entrada, se podía escuchar a Bautista hablando animadamente con su tío, sobre el regreso a su casa y su anticipación por ver a sus amigos.

-¡Listo! -exclamó Lali cuando finalmente logró que Bruno se vistiera.

Una vez lista, Lali se aseguró de que sus hijos estuvieran cómodos y no olvidara nada. Sabía que la fiesta de Roma sería un evento importante, y no solo porque Roma era la hija de su mejor amiga Candela, y su sobrina, sino porque el grupo de amigos se reuniría después del encuentro con Peter y Daniel.

Con todo preparado, Lali tomó a Bruno de la mano y, junto con Bautista, Ursula y el Chino, se dirigió hacia la casa de Candela. Mientras se acercaban al lugar, Lali no podía evitar pensar en el ambiente tenso que se había generado entre ella y Peter en los últimos días.

Lali llegó temprano a la casa de Candela, justo cuando la fiesta aún estaba en preparación. La decoración estaba en pleno proceso y el lugar tenía un aire de emoción y anticipación. Al entrar, Lali se encontró con un ambiente relativamente tranquilo.

Candela y Andrés estaban ocupados colocando los últimos detalles de la decoración. Lali, deseando ayudar, se puso manos a la obra de inmediato. El pequeño Cruz estaba dormido en su huevito, ajeno al ajetreo a su alrededor. Roma, con su vestido rosa, posaba con orgullo mientras Candela le tomaba fotos y Andrés se encargaba de asegurar los globos en su lugar.

-¡Qué lindo está todo! -comentó Lali, admirando la decoración mientras se dirigía hacia donde estaban Candela y Roma-. Estas hermosa Romita.- Abrazo a su pequeña sobrina.

-Gracias, Lali. Estaba preocupada por si todo salía bien, pero con tu ayuda, me siento mucho más tranquila -respondió Cande, claramente aliviada.

En ese momento, Roma escuchó a sus primitos gritando en el patio y, sin dudarlo, salió corriendo a jugar con ellos, dejando a Lali sola con Candela. El ambiente, que había sido tan ligero y alegre, de repente se volvió un poco más tenso.

-¿Cómo estás? -preguntó Cande, bajando la voz y observando a su amiga con preocupación.

Lali se tomó un segundo antes de responder, su mirada se desvió hacia el pastel que estaba en la mesa. -Bien, estoy bien -respondió, aunque su tono no era del todo convincente.

Candela frunció el ceño, no dejándose engañar tan fácilmente. -¿Pudiste hablar con Peter?

Lali negó con la cabeza, sus labios se tensaron en una línea recta. -No, no se dio el momento.

Candela sonrió con picardía, viendo cómo Lali se sumergía en sus pensamientos. Decidió romper la tensión con un toque de humor.

-Bueno, solo te pido que no me arruinen el cumple de la nena -dijo Candela, guiñándole un ojo mientras intentaba contener la risa.

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