En el vasto continente del norte, el Reino de Reveire se alza como un bastión de justicia y prosperidad. Sin embargo, una anomalía mágica desencadena la aparición de grietas infernales, liberando hordas de demonios que sumergen al reino en un caos i...
Entre todas las voces que escuchaba en su cabeza, incluida la voz de su "otro yo", la voz que llamó a su nombre fue la más clara de todas, al punto en que el cuchillo se detuvo a un centímetro de la cuerda que estaba por cortar.
Su cuerpo dolía mucho, pero escuchar su antiguo nombre de alguien más, hizo que tuviera un sentimiento extraño en su pecho, su dolor dejó de aumentar.
—¡Elizabeth fue una santa, una poderosa santa que se sacrificó día y noche por el reino de Britania!
No sabía de donde venía esa voz, luego recordó en qué situación estaba.
—¿No es el tipo que luchaba por destruirte? ¿Por qué te detienes a escuchar esa mierda?
Preguntó la otra Elizabeth, mientras mostraba una cara llena de insatisfacción. Pero Eli no la escuchó, concentró su audición en la otra voz que hablaba desde afuera.
—¡Murió de la forma más injusta posible! ¡Elizabeth pensó que todos la abandonaron, pero nunca fue así!
El fuerte dolor agonizante que sentía en todo su cuerpo comenzó a bajar de forma gradual. Soltó el cuchillo y lentamente se puso de pie.
—¡Eso es mentira, nunca nadie vino a ayudarte!
Gritó la otra Elizabeth con gran ira en sus ojos y en su voz.
—¡Cuando Elizabeth murió, los dioses se enfadaron tanto, que enviaron una maldición sobre el reino de Britania! ¡Todos mostraron quemaduras y se suicidaron del dolor! ¡Pagaron sus pecados por quemar a Elizabeth, quién siempre dio lo mejor por ellos!
Al escuchar eso, las lágrimas de Eli comenzaron a caer, su visión se fue distorsionando y la otra Elizabeth desapareció de a poco, mientras que sus gritos comenzaban a escucharse cada vez menos.
Cuando Eli fue consciente de la situación, sus manos luchando contra el hielo de Elliot, quién estaba tirado en el suelo luchando por su vida. Mientras Eli estaba inconsciente, su cuerpo había liberado mucho más maná y trató de devorarse a Elliot.
Afortunadamente para él, lo que Eli hablaba en su interior, lo estaba expresando con su cuerpo físico, aunque no era consciente. Gracias a eso Elliot pudo reconocer quién era y pudo decir su nombre.
—Tu nombre, quedó escrito en el libro de registros sagrados, tu nombre y tu historia aparecen.
Eli estaba en su forma de mujer, mientras que sus ojos volvían a la normalidad, tomando el tono de verde y azul nuevamente.
—Mientes... los dioses me quitaron mi poder sagrado, si hubieran estado conmigo...
—¡Eso no es así! La razón del porqué quitaban los poderes de los santos cuando encontraban a alguien, era para que pudieran vivir una vida tranquila independiente del templo, ese poder sagrado pasaría al hijo del santo, ¡Nunca fue con una mala intención!
El maná demoniaco de Eli y el maná divino de Elliot dejaron de rechazarse. Las lágrimas de Eli caían sobre las mejillas de Elliot, mientras mostraba una expresión de profunda tristeza.
Cuando Elliot se dio cuenta que Elizabeth ya no tenía intenciones asesinas hacia él, quebró el hielo y dejó que Eli cayera sobre él, luego la abrazó con fuerza.
—Fuiste vengada Elizabeth, ¡Todos los que te traicionaron, murieron con quemaduras y dolor en la piel! ¡Todos pagaron por sus acciones, incluidos el templo y la familia real!
Eli comenzó a sentirse debilitada, la lucha de ambos sentidos la había dejado agotada mentalmente.
—Ja... ¿Cómo puedo... creer en tu palabra?
Preguntó Eli con una voz baja y suave a causa de la debilidad después del combate.
—Soy el cuarto príncipe del imperio de Altair, Altair está muy lejos del imperio de Britania, ¿Crees que, si tu nombre no fuera conocido por las santas escrituras, yo sabría quién eres?
Resopló con una leve sonrisa, luego sintipo como el cuerpo de Eli se relajaba cada vez más.
—Entiendo...
Fue la última palabra de Eli antes que se desmayara. Elliot suspiró y recordó las veces en que había visto las escrituras sobre la santa Elizabeth en los libros sagrados.
Siempre pensó que era la historia más trágica de las escrituras, una mujer que lo dio todo por su pueblo, una mujer que siempre mostraba una sonrisa gentil y ayudaba a los más heridos a cambio de nada, alguien tan amable como ella, había sido traicionada de forma injusta.
Por alguna razón, empatizaba con ella. No era solo un sentimiento que tuvo de niño, aunque crecía y sus responsabilidades aumentaban, las escrituras que tenían que ver con Elizabeth, seguían como prioridad en sus estanterías y ahora la santa caída se encontraba durmiendo en sus brazos.
—¿Podría existir una extraña conexión entre nosotros? Aunque solo te conocí por unas escrituras, siempre quise conocerte y decirte que todo estaría bien.
Elliot tenía algunas heridas superficiales, pero podía cargarla, ya que iría al castillo encima de un trozo de hielo. Mientras lo creaba, vio a un lado de él una pulsera tirada con una energía peculiar.
"Esa pulsera era la que se sacó cuando empezó el combate, cuando se la sacó es cuando se liberó mucho más poder demoniaco. Seguramente era un contenedor".
Por un momento, dejó a Eli sobre el hielo que había hecho, luego recogió la pulsera y con cuidado lo puso en la muñeca de Eli, después se subió sobre el hielo y con su mano libre la abrazó para que no cayera.
El hielo comenzó a flotar y comenzó a dirigirse hacia el castillo, ubicado en la capital de Altair.
Mientras tanto en la celda, Lewis ya se había calmado. Su cuerpo no tenía heridas, pero ya se había dado por vencido con la reja, por mucha fuerza que usaba no cedía.
—Al parecer, Eli ya está bien.
Comentó más calmado, lo que hizo que Erick también diera un suspiro de alivio. Erick también intentó ayudar a Lewis y en su desesperación, acabó con varias heridas y un talón quebrado.
—¿Estás seguro de que está bien?
Preguntó mientras se dejaba caer en el suelo, le dolía todo el cuerpo a causa de empujar y golpear la celda una y otra vez.
—Lo sé, aunque sea solo un hilo lo que nos conecta, puedo saber que está bien. Además, está usando la pulsera nuevamente.
Comentó de forma más calmada, pero Erick no se sentía calmado del todo, estaban en una celda completamente atrapados.
—Demonios, ¿Cómo diablos haremos para salir de aquí? Nunca se me ocurrió que tendrían tanta protección, debería haber sospechado con solo saber los recursos que tiene este imperio.
Suspiró bastante molesto, solo esperaba que Eli estuviera bien y que ellos tuvieran pronto una oportunidad para escapar de esa celda.
