Prólogo

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Un bebé llorón, múltiples llantos sofocados por la inconsciencia, nunca alimentado por el pecho de su madre, siempre por un biberón. Despreciado desde que llegó al mundo. Condenado a ser un niño sin amor, pronto entendió que sin importar cuan fuerte llorase y su rostro se pusiera rojo hasta casi sofocarse, jamás seria atendido por su cuidadora, su madre. Una mujer perturbada, con una carga que pensó que deseaba, hasta que se dio cuenta que no era así, para entonces era muy tarde para tomar otra decisión, lo odió desde que se lo dieron a cargar, no podía ver su rostro, tan solo ver una fracción de este la hacía querer derramar un mar de lágrimas, aun con toda su tristeza, nunca tuvo el valor para dejarlo o hacerle daño, por lo menos, no físico.

Un humano incompleto, porque la vida sin amor no tiene sentido, maldecido a siempre extrañar algo sin saber qué. Una pieza faltante.

Por siempre rondando sin rumbo, sin propósito, solo existiendo.

Amor y otros desastresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora