Al despertar, sintió algo que no había sentido en bastante tiempo, o quizás, era la primera vez lo que sentía. Felicidad. Genuina y verdadera felicidad, se sentía sumamente emocionado. Por un momento se sintió tonto, ya había tenido citas con Gerardo, pero esta se sentía distinta, más íntima. Cuando silencio la vergüenza y se permitió experimentar la tonalidad completa de sus emociones, pensó que se sentía como un niño pequeño al que están a punto de darle un regalo o llevarlo a su lugar favorito, no es como que tuviera memorias de su infancia, pero se imaginó que así se deben sentir los niños felices. No recuerda haber sido uno, feliz y niño. Como si toda su vida hubiese sido esta persona común que solo habita, sin rumbo o metas, simplemente existiendo, siendo parte de algo sin pertenecer realmente. Su vida era bastante mecánica, cuando era menor de edad estudio, aunque era su obligación nunca se sintió realmente comprometido mucho menos inspirado, su mamá nunca le insistió en que estudiase, ni siquiera le hablaba. Así que simplemente estudiaba porque los demás lo hacían, supuso que era lo normal, lo que debía hacer, seguir la corriente.
Pero entonces termino la preparatoria. Se suponía que debía escoger una carrera, debía escoger una licenciatura y universidad, prepararse para ser alguien, hacer algo importante de su vida. Realmente solo tenía que formarse como alguien útil para el trabajo. Pensó bastante, ni siquiera se pudo imaginar una licenciatura que fuese la indicada, que lo hiciera sentir motivado, mucho menos se sentía apto ni con la actitud para estudiar. Derecho, psicología, medicina. Nada. Ya que la meta era convertirse en un nuevo engranaje para reemplazar otro cuando este ya fuese demasiado viejo para funcionar, pensó que lo mejor sería adelantar el proceso y simplemente conseguir un empleo. Quizás con el tiempo y la experiencia laboral se diese cuenta qué deseaba ser. No fue así, el tiempo transcurrió y para cuando el primer año terminó, seguía sin saber qué estudiar. Y ahora todo era distinto, tenía algo porque vivir, él.
Compró unos tomates y algo de pollo, después de estar un tiempo con Gerardo se hizo una cuenta en Instagram, realmente no subía nada, solo la usaba para pasar el rato, lo primero que le aparecieron fueron unos videos que se repetían constantemente, primero eran videos chistosos, como gente cayéndose, después, conforme más veía, algunos eran de animales haciendo cosas graciosas, otros de información de famosos o eventos supuestamente relevantes, aunque le entretenían no entendía porque realmente era importante dar a conocer en un video acerca de quiénes se hacía pareja aunque uno de ellos ya tuviera pareja, también veía noticias, recetas e incluso, sus favoritos, historias sumamente dramáticas narradas por una voz robótica mientras que de fondo aparecía un videojuego, Minecraft supo cuando Gerardo le contó que era, o gente preparando slime o cortando postres de plastilina. Cuando llegaba del trabajo y no tenía nada que hacer, se ponía a ver esos videos, después de un tiempo se dio cuenta que se llamaban reels. Pero lo que realmente le gustaba era ver el perfil de Gerardo. Cuando empezó a seguirlo vio su foto de perfil, su atractiva y magnética sonrisa captaba su atención por minutos enteros cuando acercaba la foto. Veía su foto de perfil cada que revisaba el perfil, le gusta ver las publicaciones de Gerardo. Los viajes, los amigos, la comida. En ocasiones de dormía hasta tarde viendo las fotos de los viajes, eran las que más les gustaba, se imaginaba al lado de Gerardo, conociendo todos esos lugares hermosos, playas, ciudades modernas, la nieve, los bosques, los pueblos. Pero también fantaseaba hacerlo solo, poder recorrer aquellos paisajes por sí mismo, ser Gerardo. Ocupar su lugar.
Él era muy popular, se dio cuenta desde que lo conoció, lo confirmo cuando empezó a revisar su perfil. Muchas de sus fotos eran con amigos, comiendo en restaurantes, en salidas a parques o lugares que Pedro también deseaba conocer. Iba mucho a fiestas, eso no le interesaba, prefería quedarse en su cama, pero a Gerardo le gustaba, celebrando algo que Pedro no entendía del todo pero que le avergonzaba preguntar. Le gustaba ver a Gerardo tan feliz, tan libre, tan propio, lo admiraba tanto, que a veces fantaseaba lo increíble que sería vivir como él, una persona a la que todos quieren, ser visto. Él era así, era la clase de persona que todos volteaban a ver, las miradas se desviaban a él en cuanto entraba a escena, no solo por lo sumamente atractivo que era, sino por quién es, caminaba con tal confianza y seguridad, tenía una mirada firme pero cálida, amable, saludaba a todos con una genuina fraternidad. Aun con toda su grandeza, Gerardo se mantenía sencillo, era simpático. Te hacía sentir seguro, cada vez que saludaba a alguien lo hacía sentir como un verdadero amigo, sin importar que no hablasen. Es naturalmente agradable. Fue de las primeras cosas que notó en él y que le agradaron, cuando se recién se conocieron, se sentía algo nervioso, pues nunca ha sido grandioso por sus habilidades de comunicación, suele ser bastante torpe para hablar. Desventajas de su timidez. Pero desde la primera conversación, Gerardo supo cómo hablarle, como manejar la plática. Entendió que necesitaba algo de tiempo para abrirse, para hablar y mostrarle que él también podía ser agradable, solo necesitaba un poco de tiempo. Los silencios a su lado no eran incomodos. Solo de pensar en sus largas conversaciones, recostados en el pasto, en su casa, en sus citas, hizo sonreír a Pedro, se sentía ingenuo. Pensar en Gerardo lo hacía sentir eso que solo había podido leer y escuchar, las famosas mariposas, era como un nudo en su estómago, no era desagradable o incomodo, todo lo contrario, se sentía bien, cómodo, a veces, se sentía en un sueño al estar a su lado y pensar en él parecía una fantasía. Por su mente solo rondaban las memorias de las veces que sujetaban sus manos, cuando recostaban sus cabezas en el hombro del otro, cuando caminaban juntos, los besos y cuando se recostaban viéndose el uno al otro. Por ello, cuando Gerardo comenzó a subir fotos de ellos juntos y algunas historias, se sintió importante, como si se le estuviera compartiendo los reflectores, podía sentir por momentos la grandiosidad de él. Quería más.
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Amor y otros desastres
HorrorPedro es un chico solitario y apático, hasta que descubre las maravillas del amor, entonces emprenderá un viaje que le mostrará los horrores que el amor tiene por mostrar